La literatura argentina es una galaxia textual que brilla en el paisaje del mundo. Tres escritores argentinos integran la lista de nueve finalistas de la vigésima primera edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Selva Almada, Vicente Battista y Sergio Bizzio compiten con las novelas No es un río (Literatura Random House), El simulacro de los espejos (Hugo Benjamín) y Perdidos (Interzona). Los otros seis finalistas son autores de Colombia, España, Venezuela, México y Perú.
En esta edición, según informa la Celarg (Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos), se rompió el record de participación, con un total de 474 obras postuladas provenientes de 32 países, “un incremento significativo” respecto al máximo histórico de 274 obras concursantes registrado en 2009. La ceremonia en la que se anunciará la obra ganadora será el próximo 2 de agosto en Caracas, fecha en la que se celebra el nacimiento del autor de Doña Bárbara.
El jurado de la XXI edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos está integrado por la escritora argentina Perla Suez, ganadora en 2020 con El país del diablo; el escritor guatemalteco Rafael Cuevas Molina, el escritor venezolano Juan Antonio Calzadilla, el periodista, politólogo y escritor español Fermín Goñi y el exministro de Cultura y actual presidente de Casa de las Américas, el cubano Abel Prieto. Los seis finalistas restantes son María Elvira González (Venezuela) con Voces de fondo; Jorge Rodríguez (Venezuela), autor de El mar que me regalas; Andrea Mejía (Colombia) con La sed se va con el río; Olga Merino (España), autora de La forastera; Martín Solares (México) con Cómo vi la mujer desnuda cuando entraba en el bosque; y Gabriela Wiener (Perú), autora de Huaco retrato.
La muerte inesperada de Eusebio es el fantasma con que tienen que lidiar sus amigos, Enero y El Negro en No es un río, novela con la que Almada cierra la trilogía de varones que comenzó con El viento que arrasa y continuó con Ladrilleros. Octavio, el protagonista de El simulacro de los espejos, es admitido en El Lugar como un nuevo Escogido. Las mayúsculas prevalecen en la denominación de los espacios, como la atmósfera de misterio que Battista preserva hasta el final. En Perdidos, Bizzio narra las peripecias de un grupo de conquistadores del siglo XVI que buscan la forma de salir de la selva en la que se han extraviado.
El Premio se entregó por primera vez en 1967 y lo ganó el peruano Mario Vargas Llosa con La casa verde. Desde entonces lo han obtenido el colombiano Gabriel García Márquez con Cien años de soledad (1972), el mexicano Carlos Fuentes con Terra Nostra (1977), el argentino Mempo Giardinelli con Santo oficio de la memoria (1993), el español Javier Marías con Mañana en la batalla piensa en mí (1995), el chileno Roberto Bolaño con Los detectives salvajes (1999), el español Enrique Vila-Matas con El viaje vertical (2001), el colombiano Fernando Vallejo con El desbarrancadero (2003), el argentino Ricardo Piglia por Blanco nocturno (2011), el puertorriqueño Eduardo Lalo con Simone (2013), el colombiano Pablo Montoya con Tríptico de la infamia y la argentina Perla Suez con El país del diablo, entre otros. En veinte ediciones hubo solo tres mujeres premiadas: las mexicanas Ángeles Mastretta (1997) y Elena Poniatowska (2007) y la argentina Perla Suez (2020).
El primer argentino en ganar el Rómulo Gallegos en 1987 fue Abel Posse (1934-2023) con Los perros del paraíso. Después se sumaron el chaqueño Mempo Giardinelli en 1993 con Santo oficio de la memoria; Ricardo Piglia en 2011 con Blanco nocturno y en cuarto lugar, en 2020, la primera escritora argentina en ganarlo, Perla Suez con El país del diablo. En julio del 2020 volvió a surgir una vieja polémica sobre la politización del premio. Cuando se difundió la lista de diez finalistas -entre las que estaban argentinas como Gabriela Cabezón Cámara, Gloria Peirano y Ángela Pradelli, además del salvadoreño Horacio Castellanos Moya-, el escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón (Caracas, 1981), exiliado en España desde 2015, escribió en un tuit (hoy X): “Basta ver la lista de obras concursantes para ver que el Premio Rómulo Gallegos se ha convertido en un hotel para turistas de la dictadura chavista. Ningún narrador venezolano que se respete se está presentando para esta farsa”.
Luis Perozo Cervantes, editor de Sultana del Lago, con sede en Maracaiblo, que en 2020 había enviado al concurso la novela Sin despedida, de Álvaro D’Marco, le respondió que no participaron para “apoyar a la dictadura” y aclaró que “desvirtuar el premio en nombre de quienes conducen el país es un absurdo”. “No somos cómplices ni apoyamos al gobierno criminal", aclaró entonces el editor venezolano. Publicamos una novela buena y la propusimos para que la leyera un jurado”.