Intensamente. Ese es el título de una gran película, pero también puede asociarse con la manera de expresar el arte que tiene la gran Soledad Villamil. Venía de actuar mucho en cine, luego llegó su participación en la serie sobre la tragedia de Cromañón y hace unos meses se la puede ver en Netflix en la miniserie Atrapados: una producción audiovisual de mucha calidad en la que la actriz de El secreto de sus ojos interpreta a una periodista que investiga un caso de abuso sexual que le transformará no solo su manera de entender la profesión, sino también su vida personal. Pero hacía mucho que Soledad Villamil no cantaba en público. Y ya era una necesidad. Se hizo carne el deseo. Este sábado 5 y el 12 de julio a las 20 se subirá al escenario del Torquato Tasso (Defensa 1575) para ofrecer un repertorio variado de sus cuatro discos: Soledad Villamil canta, Morir de amor, Canción de viaje y Ni antes ni después.  Lo mismo hará los domingos 20 y 27 de julio a las 19.30.

"La verdad es que hacía mucho, prácticamente desde la pandemia, salvo algunos shows muy aislados que hice estos años, pero es mucho tiempo sin subirme al escenario a cantar, así que estoy recontra feliz y entusiasmada y con ganas", reconoce Villamil, exultante y radiante, en la entrevista con Página/12. En cuanto al repertorio de los shows anticipa que "es un popurrí de canciones entre los diferentes discos". "Estamos ahí ensayando y encontrando nuevas versiones y también buscando, capaz que cambiando también entre show y show. Tenemos muchas canciones para hacer, así que vamos a ir viendo cómo las administramos", agrega.

-Venías actuando mucho en cine. Hace poco en la serie Cromañón, ahora Atrapados. ¿Hasta qué punto cantar es un cable a tierra que te permite largar la adrenalina propia de los rodajes?

-Totalmente. Es un cambio de frecuencia con respecto a lo que significa filmar. Exactamente, es como un tiempo más pausado, como que aparece otro espacio para la búsqueda, para expresarme de otra manera. También muy importante para mí es recuperar el contacto con el público en vivo, la cuestión de subir al escenario y que esté el público ahí. Ese encuentro que se da cada show, cada noche, es hermoso y es completamente diferente a la situación del audiovisual, donde no está esa parte, ese ida y vuelta con el público.

-Y El Tasso ya es como tu segundo hogar, ¿no?

-Sí. De hecho, ya hacía varias veces que queríamos poder hacer un ciclo, que ellos me llamaban, que yo estaba filmando, y era muy difícil hacer coincidir las agendas. Y apenas se abrió este espacio, nos mandamos. Y la verdad es que canto allí desde hace muchos años. Empecé allá por el 2007 a hacer ciclos en el Torquato Tasso con el primer disco que salió ahí en noviembre de ese año, y empecé a hacer ciclos todos los veranos y después a hacer un ciclo en verano y otro en invierno. Y fue como una constante; más allá de hacer giras y shows en otros lugares, es como que en El Tasso siempre había uno o dos ciclos por año regularmente. Así que es un lugar que quiero mucho y donde me siento muy cómoda, donde también se da esa intimidad con el público que tiene como un tamaño, una escala perfecta.

-Yendo un poco para atrás, ¿el punto de partida para subirte al escenario como cantante fue el espectáculo teatral Glorias Porteñas, donde interpretabas a una cancionista que cantaba milongas y tangos?

-Esa fue la primera vez que me subí al escenario a cantar.

-¿Y qué significó editar al tiempo de eso Soledad Villamil Canta?

-Un poco desde el título tenía que ver con que ya no estaba "escondida" detrás de un personaje, como era en Glorias Porteñas, sino que subía yo bajo mi nombre y sin personaje a hacer un repertorio que había elegido y que no tenía un contexto teatral, sino que era: "Bueno, acá estoy yo y quiero cantar, y doy un poquito un paso hacia ese lugar más netamente musical ya sin lo teatral". De todas maneras, lo teatral siempre está, primero porque mi condición de actriz me condena (risas), porque siempre tengo como una visión de la interpretación y de las canciones que tienen como ese ángulo también de lo teatral. Y también todas las intervenciones que voy haciendo entre canción y canción, contando cosas, interactuando también con el público, como que eso es parte. Pero ese primer disco fue como decir "Bueno, voy a cantar y no necesito más excusas que decir 'Quiero cantar y quiero armar este repertorio y voy a subir a cantar'".

-Con Morir de amor ganaste el Premio Gardel y fue disco de oro con más de 20 mil copias vendidas. ¿Ese disco fue clave para encontrar definitivamente tu lugar como cantante y seguir en comunión con el público?

-Sí. En ese disco hubo como un encuentro muy especial que se venía dando. Fue un momento del recorrido muy importante, donde también me abrí yo a grabar otros géneros. También ahí me mandé a hacer otros géneros musicales, ya que venía muy en el ámbito del tango y un poco la canción criolla. Y ahí introduje otros géneros, grabé un bolero, grabé una copla española y un par de temas propios también. Entonces, fue también un paso fundamental para grabar ese disco.

-Y Ni antes ni después tiene varias particularidades: fue grabado en vivo, llegó tras cinco años desde Canción de viaje y contenía once temas nuevos que llevaban tu firma. Ya habías presentado canciones tuyas, pero en este disco fue con mayor énfasis. ¿Fue el disco que mostró tu crecimiento como compositora?

-Sí, la verdad es que yo venía con ese ejercicio, escribiendo canciones. Como decías, había grabado algunas. Y en ese disco fue un poco como decir: "A ver, ¿qué pasa si hago un disco ya no de versiones de canciones de otros, sino todo de canciones propias?". Fue poder probar un poco también ese registro. Y me abrió todo un camino que continúa, un camino nuevo que tiene que ver con eso, más con las canciones propias. Pero también ahora los shows me permiten ir alternando canciones de un disco o de otro, hacer canciones mías, hacer versiones. Eso me da mucha variedad y riqueza a la hora de elegir los repertorios de los shows.

Con Juan Minujín en Atrapados.
 

 

-En Ni antes ni después le dedicabas un tema a Irene, tu personaje de El secreto de sus ojos. ¿Cómo surgió la idea de dedicarle una canción a un personaje ficticio?

-Yo tenía una música que había escrito y que todavía no tenía letra. Y cuando empecé a escribir la letra me apareció la imagen de un tren, empecé a escribir sobre la idea de un tren que se iba. Y, de repente, dije: "Ah, estoy escribiendo sobre la escena de la despedida de El secreto de tus ojos." Eso me llevó a pensar en el personaje. Es un personaje que tiene toda una vivencia interna de lo que le pasa, de la que no puede hablar. Es como ponerle voz a sus sentimientos y a lo que en la película tiene que callarse o no puede decir. Decirlo en una canción.

-Vos dijiste: "Es raro lo que pasa con los personajes que una hace, porque son como otros yo momentáneos, pero que quedan en uno". ¿Tal vez por eso también "Un tema para Irene"?

-Totalmente. Mirá, no me acordaba que había dicho eso, pero estoy de acuerdo (risas). Sí, porque los personajes tienen eso. Uno les presta el cuerpo, les presta no solo el cuerpo físico y expresivo y toda la gestualidad, sino también las emociones. Y todo lo que el personaje transita en una película, en una obra de teatro o en una serie son  registros que quedan en el cuerpo de una. Quedan en el cuerpo porque uno justamente le hizo lugar en el cuerpo a esas emociones y a esos personajes, esos seres, esas psicologías, que son momentáneos, pero que dejan ese registro en una. A mí cada personaje, de alguna manera y, en alguna cosa puntual, en alguna escena o en algún texto o en algo, me hace sentir y pensar cosas que a mí, Soledad, sola, no se me ocurriría, o no sentiría.

-¿Por eso que decís pensás que cada canción es como una pequeña película?

-Sí, las canciones tienen esa magia de poder contar en unos muy pocos minutos ese pequeño cuento, esa pequeña historia, ese relato hipercondensado que te mete en un mundo, que es como una mini película, Por eso las canciones que a uno lo marcan en la vida, las canciones que te gustan o las canciones que, por algún motivo te conmueven, son como relatos en los que entraste, en los que tu corazón entró y se fue como a otro tiempo y lugar.

-Ya que hablas de que te conmueven, a la hora de inspirarte en una canción, ¿el objetivo es que te tiene que conmover primero a vos misma?

-Sí, para mí para elegir una canción es fundamental eso, que me conmueva. Más allá de que a veces las canciones también son canciones mías, me considero sobre todo intérprete, y siento que para que otro se conmueva escuchando, yo me tengo que conmover también. Es como hacer de puente entre la canción y el que escucha, como si fuera pulsar una cuerda que tiene que vibrar para que el sonido salga. Algo me tiene que conmover a mí, me tiene que emocionar y, entonces, yo puedo ser el puente para que esa emoción pase por mí y llegue al que escucha o al que ve.

-¿Y cómo es el proceso creativo para conmover? ¿De qué depende? ¿De un momento especial?

-Uff, si uno pudiera tenerlo claro o ser consciente de qué es lo que ocurre, creo que sería  a veces, menos enroscado en los procesos. Siento que es como entrar en una y que, de repente, algo se vaya armando, pero es mitad consciente y mitad inconsciente. Obvio que hay cosas que te conmueven o situaciones. A veces, ves algo, leés algo o escuchás algo y eso inspira. A mí me inspira mucho lo que leo, lo que escucho, lo que veo, lo que hacen otras artistas, otros artistas. Pero cómo aparece la idea es bastante un misterio para mí.

-Bueno, hablemos de Atrapados. ¿Imaginabas que iba a tener la repercusión que está teniendo?

-Yo intuía cuando leí los guiones, cuando me acercaron el proyecto y leí la propuesta, que era muy power, que estaba muy bien y que estaba muy bien escrita. Lo leí y dije "Como espectadora me interesa que se haga". Pero todo lo que pasó superó las expectativas de todos los que participamos, fue espectacular el recibimiento y no solo acá, sino en todo el mundo, tiene todavía un reconocimiento muy grande y la verdad es que nos pone muy felices.

-Tu personaje tiene dos características fundamentales para ser periodista: la curiosidad y la intuición. ¿Cómo fue el trabajo para crear a esta periodista?

-Es eso: curiosidad e intuición. Y en el caso de Ema Garay mucho riesgo. Ella se pone muy en riesgo. Fue un trabajo de muchos meses, de trabajo con el guión, con los autores, con los directores. Después, también investigué un poco, fuimos a reuniones de redacción. Fue un trabajo intenso de varios meses de entrar en el mundo del periodismo y también de esta periodista en particular, ¿no? Es una característica sobre todo del periodismo de investigación que empieza a ser más importante que la vida misma. Un caso a ella la toma por completo, además se involucra demasiado, y descuida inclusive sus vínculos y la relación con su hijo. Pero hay algo de la pasión y, sobre todo, yo siento en este personaje la búsqueda de la verdad y que se pueda saber qué ocurrió y que puede haber algún tipo de justicia, y no va a parar hasta conseguirlo.

-Atrapados también permite una reflexión sobre los adolescentes y el uso de las redes sociales. ¿Se te acercaron padres comentándote algo al respecto?

-Sí, muchísimos. Mucha gente me comentó, inclusive más de un padre o una madre me comentaron que, después de ver la serie, la volvieron a ver con sus hijos, como para también abrir una conversación sobre el tema porque un poco lo que la serie muestra es parte de la realidad que vivimos: empiezan  a haber mundos aislados de los adolescentes o los jóvenes por un lado, y de los adultos por el otro, como mundos que no se tocan y que no interactúan. Empiezan a producirse esas distancias que después entran los peligros que están detrás de una pantalla de la cual no sabemos nada. Entonces el poder conversar, el poder abrir una conversación y acercar al mundo de los adolescentes y de los adultos me parece muy importante. Y eso creo que la serie lo generó y lo genera porque ya van varias personas que me dijeron: "Che, la vi y después le dije a mi hija o a mi hijo 'Sentémonos que quiero que veamos esto juntos'", como para poder también charlar y conversar.

-¿Hay suficiente conciencia de problemas graves como el grooming y el acoso virtual por parte del mundo adulto?

-No, porque empieza a pasar un poco como pasa en general con el mundo virtual, tanto entre jóvenes, adolescentes, pero en los adultos también: cada uno vive referenciándose en su propia burbuja virtual, como que empezamos a tener nuestra burbuja virtual en la que nos enteramos y escuchamos un poco siempre lo mismo y siempre lo que queremos escuchar o ver porque el algoritmo, con muchísimas comillas, ya nos conoce. Entonces nos presenta un poco siempre el mismo universo. Y ese universo es uno para mí, otro para mi hija, otro para un amigo, y eso hace que empecemos a vivir en burbujas virtuales que no están conectadas entre sí. Entonces, yo puedo saber mucho de lo que a mí el algoritmo me muestra, pero no sé nada de lo que el algoritmo le muestra a otra persona.

(Imagen: Guadalupe Lombardo)
 

 

Resistir a la violencia estatal

Consultada acerca de cómo ve esta etapa violenta desde el poder que está viviendo el país y si cree que eso se traspasa a la sociedad, Soledad Villamil no duda: "Sí, lamentablemente, sí". "Es un momento horrible, horrible, horrible. Es un momento agobiante esto de la violencia ejercida desde el poder, ejercida desde el propio Estado. Por momentos tiene unas remembranzas a épocas muy oscuras de la Argentina y la persecución a periodistas, todo lo que se vio en estos últimos días, el caso de Julia Mengolini. A mí me producen un dolor y una impotencia muy grande y sí siento que permea mucho a la sociedad y tenemos que estar muy atentos y tratar de generar todos los lazos de comunidad y de solidaridad y conciencia. Y saber que hoy es con una persona, mañana es con otra, o con un sector, o es con la salud, o con los científicos, o es con los artistas, como nos ha pasado. Es muy desafiante lo que toca, es muy desafiante porque, además, a mí me agobia, me entristece, por momentos me siento muy impotente y después uno resurge y aparecen los espacios en donde hablar y en donde también expresarse", explica.

"Para mí poder subir un escenario a cantar, no porque vaya necesariamente a cantar canciones que hablen de nada en particular, pero ya es un acto político, ya estar todos juntos en un lugar y hacer canciones y que haya un público, una comunicación y un espacio que nos saque de la violencia y del agobio de la noticia y de la agresión permanente, me parece que son espacios que se necesitan y que tenemos que cuidar. Ya que no están siendo cuidados desde otros ámbitos, los tenemos que cuidar mucho entre nosotros y nos tenemos que cuidar mucho entre nosotros y nosotras", concluye la actriz y cantante.