Desde Córdoba
En lo que fue la primera entrega de premios de cine de la Argentina realizada fuera de Buenos Aires, El jockey se convirtió en la gran ganadora de la 19º edición de los Premios Sur de la Academia de Cine, realizada el miércoles por la noche en el majestuoso Teatro Del Libertador San Martín de la Ciudad de Córdoba. Fue una gala que no escapó a la mecánica reiterativa y circular indisociable de este tipo de eventos, aunque con discursos menos incendiarios de los que se habían oído en la premiación del año pasado y un clima general más ameno, como si la consigna hubiera sido reivindicar el talento nacional y la capacidad de filmar bajo cualquier circunstancia antes que la denuncia de un estado de situación que ya es de público conocimiento.
Quizás se deba a la resignación de buena parte de un sector que durante un año y medio aprovechó cada micrófono para transmitir la incertidumbre generalizada y cuyos integrantes, como señaló este diario unos días atrás, ya comienzan a trabajar de otra cosa para parar la olla. Pero lo más probable es que esa bajada de tono discursiva esté relacionada con que la provincia mediterránea, lejos de fustigar contra el cine, lo abrazó al punto de haber financiado buena parte de los gastos de logística y producción de un evento que contó, además de con decenas de actores, actores, directores, productores y técnicos entre los invitados, con las presencias del Gobernador Martín Llaryora y del intendente de la ciudad, Daniel Passerini.
La presencia de las dos figuras más importantes del actual ecosistema político cordobés en un evento relacionado con el quehacer audiovisual está lejos de ser una excepción. Por el contrario, desde que el gobierno nacional encendió la motosierra en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, diversos Ejecutivos provinciales -ninguno perteneciente a las filas del comunismo empobrecedor- y hasta de países vecinos han intentado establecer o fortalecer lazos con la industria, a sabiendas de que con muy poco dinero del erario público pueden construir un capital simbólico invaluable y propulsar una de las usinas creativas con mayor visibilidad.
Así como el propio gobernador afirmó ante los micrófonos que aspira a que Córdoba se convierta en la “meca latinoamericana del cine” y ubicó al audiovisual a la par de otras industrias, en diciembre del año pasado su colega de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, había pasado por el Festival de Cine de Entre Ríos, en Paraná, para anunciar un programa de cash rebate para atraer rodajes. Alrededor de esa misma fecha el entonces presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, fue a la inauguración del mercado Ventana Sur –que hasta 2023 se realizaba en Buenos Aires– en Montevideo para recordar, por si hiciera falta, que el cine es un motor económico. En esa línea se inscribió la visita del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, a la ceremonia de clausura del último Bafici, cuando históricamente el funcionario de mayor rango presente era un representante del área cultural. Habrá que esperar para ver de qué manera las palabras de todos ellos se transforman en hechos.
Un jockey ganador
El palmarés del miércoles terminó con los integrantes de El jockey monopolizando el escenario del Libertador San Martín. La película de Luis Ortega hizo lo que pocas veces y tradujo todas y cada una de sus nominaciones en estatuillas. Es así que culminó la noche con once premios, incluyendo los de Mejor Film, Dirección, Guion Original, Actor protagónico para Nahuel Pérez Biscayart y Reparto para Daniel Fanego, quien repitió el logro póstumo que había conseguido en los Premios Platino. Fue justamente Ortega, en la vez número mil que subió a recoger un premio, que disparó la munición más gruesa contra la actual gestión gubernamental al reconocerle que “cumplió la promesa de recontra cagarnos a todos”. Pero rápidamente bajó un par de cambios diciendo que “todos estamos juntos en el mismo barco”.
La película más nominada de la noche, Alemania, con doce, obtuvo cuatro distinciones: Mejor Ópera Prima, Actriz de Reparto para María Ucedo y un doble reconocimiento para la joven Maite Aguilar como Actriz Revelación y Actriz protagónica. Fue una de las grandes sorpresas de la noche, ya que enfrente tenía a las experimentadas Rita Cortese e Inés Estévez. El podio de las producciones con más presencia en las ternas lo cerraba El hombre que amaba los platos voladores, con nueve, que ocupó el lugar de gran derrotada al irse con las manos vacías. Alguito mejor le fue a la notable Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, de Hernán Roselli, que llegó con seis nominaciones y se fue con una victoria en Edición.
Como Actor revelación fue reconocido Pehuén Pedre, única estatuilla para una película que mereció mejor suerte (anoche, pero también en su breve paso por la cartelera) como Simón de la montaña. También con una, la de Guion Adaptado, quedó El viento que arrasa, transposición a la pantalla grande de la novela homónima de Selva Almada, y la elegida como Mejor documental, Partió de mí un barco llevándome. La edición 2025 de los Premios Sur incluyó por primera vez dos categorías: Mejor Película Iberoamericana, que obtuvo la brasileña Aún estoy aquí, y Film Animado, en la que venció Gigantes.
Una coproducción internacional con actores de fuste y una marcada visión autoral (El jockey), una ópera prima que sabe muy bien cómo adaptar los tópicos más conocidos de los relatos madurativos del cine estadounidense (Alemania), un documental casi artesanal sobre la explotación sexual japonesa en la Segunda Guerra Mundial (Partió de mí…) y una animación infantil (Gigantes). Todo ese trayecto, y mucho más, recorre ese tanque a prueba de todo que es el cine argentino.