Desde Lima

Alberto Fujimori, ahora de 79 años, era un desconocido ingeniero agrónomo cuando en las elecciones presidenciales de 1990 derrotó, con un discurso contra el neoliberalismo, al escritor Mario Vargas Llosa, candidato de una coalición de derecha. En abril de 1992, Fujimori cerró el Congreso, intervino el Poder Judicial, la Fiscalía y tomó todo el poder en sus manos, gobernando en alianza con los militares. Impuso un gobierno autoritario con una dura política económica neoliberal. Paralelamente, puso en marcha un extendido clientelismo. En noviembre del año 2000 huyó del país cuando su régimen autoritario se desmoronaba en medio de escándalos de corrupción y violaciones a los derechos humanos. Se fugó a Japón para eludir la justicia. Pero en noviembre de 2005 viajó sorpresivamente a Chile, fue detenido y extraditado al Perú en septiembre de 2007. Sometido a juicio, fue condenado, en abril de 2009, a 25 años por “asesinato con alevosía” y “secuestro agravado”, calificados por el tribunal como delitos de lesa humanidad. Tiene otras sentencias por corrupción.

Con Fujimori llegó al poder Vladimiro Montesinos, un oscuro capitán retirado del ejército vinculado al narcotráfico, quien se convirtió en el monje negro de su gobierno, su todopoderoso asesor y jefe de facto de los servicios de inteligencia y las fuerzas armadas. Bajo las órdenes de Fujimori, Montesinos organizó con miembros del ejército un escuadrón de la muerte, el llamado grupo Colina, que por órdenes y con la protección del gobierno cometió múltiples asesinatos. 

En noviembre de 1991, el grupo Colina ingresó a una modesta vivienda de la zona conocida como Barrios Altos, en el centro de Lima, donde había una fiesta de vendedores ambulantes, y acribilló a sus asistentes. Mató a quince personas, incluido un niño de ocho años. Luego miembros de Colina dirían que los servicios de inteligencia sospechaban que los ambulantes estaban ligados al grupo armado maoísta Sendero Luminoso, pero eso ha sido descartado. 

En julio de 1992, militares armados del grupo Colina ingresaron a la Universidad La Cantuta, en las afueras de Lima, secuestraron a nueve estudiantes y un profesor. Luego los ejecutaron, quemaron sus cuerpos y los enterraron. Las tumbas clandestinas fueron encontradas luego. Los fujimoristas acusaron, sin base alguna, a los universitarios de ser simpatizantes de Sendero. 

Estos dos casos se convirtieron en emblemáticos de las violaciones a los derechos humanos. Por los 25 asesinatos cometidos en Barrios Altos y La Cantuta, que son una parte mínima de los crímenes cometidos por Colina, y por los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer, Fujimori fue condenado por un tribunal, en un juicio calificado como ejemplar, a 25 años de prisión. Fue encontrado culpable de ser autor mediato de esos crímenes. 

También tiene otras cuatro sentencias por casos de corrupción, que incluyen, entre otros, los sobornos pagados a congresistas y medios de comunicación para que respalden su régimen. Se estima que durante la década que gobernó Fujimori el desfalco al Estado bordeó los seis mil millones de dólares.  

En junio de este año, la Corte Suprema de Chile aprobó la ampliación de la extradición para que Fujimori pueda ser juzgado como autor mediato por otro crimen del grupo Colina: el asesinato de seis personas. También se amplió la extradición para que pueda ser procesado por otro caso de corrupción. Estos dos juicios estaban en fase inicial y han quedado detenidos porque además del indulto, el presidente Kuczynski también le concedió al ex dictador el derecho de gracia, que anula los procesos judiciales en marcha. Fujimori nunca ha expresado arrepentimiento por los crímenes cometidos bajo sus órdenes durante su gobierno.