Una multitudinaria movilización de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), encabezada por Abel Furlán y el local Naldo Brunelli, atravesó esta tarde las calles del centro de San Nicolás como parte del plan de lucha a raíz del conflicto con los trabajadores tercerizados de Ternium, que lleva ya más de dos semanas.

El disparador fue la negativa del Grupo Techint, dueño de la mencionada planta, a pagar los aumentos acordados por trabajadores y empresarios en paritarias y posteriormente homologados por el gobierno nacional.

Ternium es el principal empleador y motor económico del distrito y la región. En las últimas horas, debido a la presión gremial, ofreció un aumento de $150 mil mensuales, una cifra significativa para ese sector, cuyo salario apenas supera los $700 mil. Además, la empresa amenaza con cerrar definitivamente el alto horno para empezar a importar desde Brasil o China.

Ahora, el desacuerdo se traslada a dos puntos críticos: el pago de los días de huelga, que la empresa aún se resiste a realizar, y el destino de los 220 trabajadores que fueron despedidos en el devenir del conflicto. Estos pertenecen mayoritariamente a Loberaz S.A. que, según fuentes locales, suele moverse en sintonía con los intereses del sindicato. 

La empresa anunció que se desprendería de esos trabajadores a falta de tareas para asignar. La decisión apareció apenas dos semanas después del cierre definitivo de Atanor, que dejó a otros 150 nicoleños en la calle.

Con la conducción del gremio al frente, el reclamo es tanto por la restitución del contrato como por la reincorporación de los trabajadores, que hasta hoy no habían sido notificados formalmente. 

Los despidos tuvieron la intención de advertir y disciplinar al conjunto de los trabajadores tercerizados, que son más de dos mil, pero sólo lo lograron parcialmente. Unos pocos retomaron sus tareas pero fueron repudiados por el conjunto, que protagonizaron marcha por la ciudad.

La expectativa es que la movilización obligue a Techint, una vez más, a volver sobre sus pasos. Algo similar ocurrió el año pasado, cuando otra gran marcha metalúrgica en la planta de Campana puso fin a una paritaria interminable, con resultado favorable para los trabajadores. 

Tanto Furlán como Brunelli acusan al grupo ítalo argentino con sede en Luxemburgo de implementar ajuste, precarización y subcontratación, y pagar salarios por debajo de la línea de pobreza pese a los millonarios balances de la empresa. 

La consigna detrás de la cual se alinearon todos, incluyendo a los trabajadores metalúrgicos más jóvenes y combativos, que recelan de su conducción, y el sector del peronismo local referenciado en el MDF, es "en lucha por un salario justo". Uno de los enlaces entre la pata sindical y la política es María Isabel Mancini, secretaria de Género del sindicato y candidata a concejal en la lista de Fuerza Patria.

Los trabajadores de las seccionales involucradas, San Nicolás y Ramallo, fueron acompañados por sus pares de otras localidades cercanas, como Villa Constitución, donde recrudece el conflicto con Acindar, y Firmat, donde los trabajadores de la empresa de maquinaria agrícola Vassalli no cobran desde el pasado mes de abril.

Todo mal

Según Rocca viene sosteniendo en distintos foros empresarios desde fines de 2024, los principales problemas que afectan al sector son el atraso cambiario, que encarece el costo operativo en dólares, y la apertura importadora, que permite el ingreso de planchas de acero tanto de Brasil como de China.

"Con Brasil estamos 15 por ciento arriba, con una reingeniería se podría acomodar, pero con China la diferencia es 50 por ciento, así es imposible", sostuvo en noviembre de 2024. El encargado de responderle fue el jefe de gabinete, Guillermo Francos: "no va a haber una Argentina proteccionista".

El tercer punto, que hasta acá Rocca evitó mencionar, pero el sindicato explica con lujo de detalles, es la caída de la demanda. La planta históricamente abastece a la construcción, pública y privada, que está parada, a la actividad agropecuaria, que atraviesa un mal momento, y a las industrias automotriz y de línea blanca, que están en niveles mínimos. Conclusión: se produce menos y encima, se importa. 

El creciente distanciamiento de Rocca respecto del gobierno de Milei, a cuyo alumbramiento contribuyó, es uno de los motivos del último recambio en la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA). Salió Daniel Funes de Rioja y entró Martín Rapallini, CEO de Cerámica Alberdi y hombre de Rocca.