El Congreso de Chile inició este martes el trámite del proyecto de ley de eutanasia, luego de que la Comisión de Salud del Senado, donde se encontraba estancado desde diciembre de 2024, diera luz verde para que la Cámara Alta comience a debatir la propuesta.

"Estamos muy complacidos de que se haya aprobado la idea de legislar, porque los chilenos estamos preparados para entregar un debate responsable y serio respecto al tema de la eutanasia", dijo la ministra de Salud, Ximena Aguilera, quien agregó que espera que el proyecto se apruebe en la recta final de este Gobierno, en marzo del próximo año.

El proyecto actual, basado en la fusión de cuatro iniciativas parlamentarias presentadas entre 2011 y 2018, establece que toda persona que quiera solicitar la muerte asistida debe ser mayor de 18 años, estar "consciente y lúcida", tener una enfermedad "grave e incurable" o estar en estado "terminal" –lo que tendrá que definir el Ministerio de Salud bajo unos criterios concretos– y que esto provoque sufrimiento de forma "persistente, intolerable y sin alivio posible".

El diagnóstico del paciente deberá ser confirmado por dos médicos especialistas y, además, deberá ser complementado por un psiquiatra que acredite que la persona está mentalmente apta para tomar esta decisión.

Una comisión técnica se encargará de evaluar cada caso, se regulará la objeción de conciencia y se fijará una norma para resguardar el derecho al arrepentimiento en cualquier momento.

El proyecto se encontraba estancado en la Comisión de Salud desde diciembre de 2024, pero durante la cuenta pública al Congreso del año pasado el presidente chileno, Gabriel Boric, anunció públicamente su voluntad de agilizar la tramitación. Sin embargo, según la prensa local, la "urgencia" al proyecto ha sido quitada y renovada en más de 30 ocasiones por el Gobierno, sin avances sustantivos.

La discusión parlamentaria se prevé compleja porque el oficialismo no tiene mayoría en el Congreso, la derecha rechaza la propuesta –votó en contra en la Comisión de Salud– y el peso podría recaer en los apoyos de los democristianos.

En el país sudamericano ha habido casos de alta connotación pública relacionados con la "muerte digna" como la de la adolescente Valentina Maureira, que en 2014 le pidió a la expresidenta Michelle Bachelet que le autorizara la eutanasia para terminar con el sufrimiento que le provocaba la fibrosis quística que padecía.

También la del doctor Manuel Almeyda Medina, un exacadémico afectado por varias enfermedades que envió una carta al Colegio Médico para que se legislara sobre el tema.

En Latinoamérica solo dos países –Colombia y Ecuador– han legislado respecto a la muerte asistida, siempre con discusiones complejas por estar en juego principios valóricos. Según varias encuestas, en Chile hay un consenso de más de la mitad de la población para que exista una ley que regule la eutanasia.