Con la aprobación de construir rascacielos en el área central y en corredores del primero y segundo anillo perimetral, persiste la incógnita sobre el impacto de esta modificación urbanística en los barrios a los que la norma alcanza, tales como Pichincha y Abasto, por citar los más cercanos al centro. “Si bien la tipología es mejor que lo que había, advertíamos desde antes que esta normativa se plantea también al interior de algunas áreas de tejido, y significa dinamitar algunos barrios de Rosario, es expulsar a los vecinos y a los comercios históricos que hay”, alertó la concejala María Fernanda Gigliani, respecto de lo que implica la modificación al Código Urbano que el Concejo Municipal sancionó la semana pasada.