Estaba indecisa de ir a la avant premiere de Belén, la película que cuenta su propia historia. Finalmente quiso estar. Se vistió de fiesta y fue de incógnito con su hermana y tres amigas. “Quedé muy movilizada. Me gustó mucho. Es hermosa. Invito a toda la gente a verla”, le dijo a Página/ 12 aun conmovida, Belén, el nombre ficticio que desde 2016 protege su identidad. Pocas personas saben que ella es, en realidad, la joven tucumana que era veinteañera cuando fue denunciada en un hospital público tras sufrir un aborto espontáneo: quedó presa casi 900 días y fue condenada con la brutal e injusta acusación de haber matado a un bebé. La sentenciaron sin pruebas y en un juicio en el que sobraron prejuicios y mentiras, sin que ella tuviera una buena defensa.
Todo eso se muestra en la película estrenada el jueves, dirigida y protagoniza por Dolores Fonzi en el papel de Soledad Deza, la abogada tucumana de la Fundación Mujeres x Mujeres que se convirtió en heroína para Belén y consiguió –articulando con organizaciones de mujeres de Tucumán y del resto del país, junto con organismos de derechos humanos– impulsar un movimiento internacional que puso bajo la lupa todo el procedimiento médico y el proceso judicial. Esto, finalmente, terminó con la liberación y posterior absolución de Belén.
Hoy Belén tiene 37 años. Después de recuperar su libertad y dejar la Unidad Penitenciaria N° 4 de Tucumán, se fue de la provincia. “Tucumán me hizo daño”, afirmó. “No podía andar tranquila. Había programas de televisión que querían saber quién era yo”, recordó en una entrevista con este diario. Los medios hegemónicos en la provincia –radios, tv y prensa– la maltrataron. El Canal 8 llegó a publicar una foto del expediente de uno de los fetos que le adjudicaban haber asesinado. La llamaron asesina.
Con la cárcel perdió el trabajo que tenía en una cooperativa, en su pueblo en el interior de la provincia. Ya en libertad, no pudo conseguir un empleo estable porque le exigían certificado de antecedentes y ella tenía una condena de homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía. ¿Quién la iba a tomar? Se dedicó meses a fabricar peluches, manualidad que aprendió en el penal: con la ayuda de amigos, los vendía. Además hizo trabajos de limpieza. Finalmente se mudó al conurbano bonaerense. “Empecé desde cero, saliendo adelante”. Cuando la Corte tucumana puso fin a la ilegal prisión preventiva que le habían dictado, se reencontró con un novio de la adolescencia, que se había enterado de lo que le había pasado y la buscó. Desde entonces están juntos. Pasó por varios trabajos y ahora tiene un empleo estable.
El martes, en la avant premiere que se hizo en los cines del Shopping DOT, en el barrio porteño de Saavedra, fue la segunda vez que vio la película. La primera fue tres semanas antes, en la productora, en un grupo chiquito. “Me lloré todo” esa vez, contó a este diario. “Reviví todo de nuevo”, dijo. Pero esta semana la vio rodeada de gente con la sala llena: escuchó los elogios y la ovación que se llevó el film, su directora y el elenco. Esos aplausos también fueron para ella. “Esta segunda vez la vi con felicidad”, agregó. Su pareja –contó– aun no pudo verla: “Le cambiaron el franco y no pudo ir”.
Con la película “cerré mi libro personal”. En estos años, contó, escribió sus vivencias en cuadernos a modo de diario íntimo. No quiere tener hijos: “Con lo que pasé, quedé con miedo”.
Su papel lo interpreta la actriz tucumana Camila Pláate, la misma que hace a Felipa, encargada de cuidar a Fito cuando era un pequeño de diez años, en la serie sobre la vida de Fito Páez. “La verdad es que me sorprendió mucho. Y estoy muy feliz de que sea una actriz tucumana y que haya actrices y actores tucumanos en la película. Me encantó cómo me hizo Camila. Le di las gracias”, dijo Belén. Esta vez la que “se lloró todo” fue su hermana, quien estuvo siempre a su lado junto a su mamá en la lucha por su libertad en aquellos años donde la injusticia de un sistema médico y judicial patriarcal la llevaron a prisión. “Mi mamá está debatiéndose si va o no a verla porque es muy fuerte lo que vivió en carne propia”, contó.
–¿Qué te pareció la película? –le preguntó este diario.
–No tengo palabras para explicar todo lo que me pasa. Está muy bien contado todo lo que me pasó, lo judicial, las trabas que ponían los jueces, lo que pasé en el penal. Es hermosa.
–¿Qué pensás de todo lo que viviste en aquel momento?
–Puteo, me enojo, fue tan injusto. Siempre dije que todo iba a salir a la luz y se iba a saber la verdad.
Hoy esa verdad llegó a la pantalla grande en una gran película de Fonzi –con guión de ella y Laura Paredes, que también actúa–, producción a cargo de Leti Cristi de K&S Films y basada en el libro de Ana Correa, Somos Belén. No es una película militante ni para feministas ni sobre el aborto. Es un film con grandes actuaciones sobre las injusticias que afectan a mujeres pobres y sobre la fuerza de la organización para transformar realidades dolorosas, que parecen eternas. Y ahí tiene un rol protagónico Soledad Deza, la abogada de Belén, interpretada por Fonzi. “Sole apareció en un momento donde pensábamos que todo estaba perdido. Hizo todo a pulmón. Ella me dijo ´en cuatro a seis meses te saco´ (de prisión). Al principio no le creí y después fue así”, recordó Belén.
La película tiene toques de humor para matizar la injusticia y a la vez, la virtud de mostrar a Deza en su cotidianidad, en su rol de madre y esposa, con sus miedos. Pero a la vez revela la trastienda de una estrategia judicial para poder probar la inocencia de Belén y sacudir a un Poder Judicial que prefería mirar para otro lado. Hay escenas que no ocurrieron en la realidad: finalmente, es una ficción. Pero la mayoría del relato es, en esencia, basado en los hechos reales. Es una película esperanzadora que emociona y da ganas de volver a creer que los malos no siempre ganan.
Belén recuperó la libertad el 18 de agosto de 2016. “Cuando salí me sorprendí al ver a todas las chicas con máscaras y yo también llevaba una. Fue emocionante. Y después despertarme en lo de mi abuela y darme cuenta de que sí, que estaba afuera”, rememora. Un año después de aquel histórico día, la corte tucumana dictaría su absolución.
“Quiero agradecerte a vos –le dijo Belén a esta cronista– por estar desde siempre acompañando mi lucha. Te lo agradezco de corazón”. En este diario salió la primera entrevista que le hizo un medio nacional cuando ella estaba encarcelada en Tucumán y dijo, desde la prisión, con contundencia: “Yo no maté a nadie”. Fue la tapa de Página 12 del 1 de agosto de 2016. También Belén aprovecha esta entrevista para agradecer a otra periodista, Celina De la Rosa, quién fue la primera que escribió del caso en Tucumán y estuvo cerca de ella, y a Noelia Aisama y Luli Gramaglio que en ese momento estaban formándose en litigio en MxM y asistieron a Soledad Deza en el caso. Deza sigue peleando por los derechos de Belén a la espera de que el gobierno tucumano le garantice una vivienda como parte de una reparación, por las injusticias que sufrió.
El caso marcó un antes y un después por varias razones. En primer lugar, derribó la idea instalada de que la figura penal del aborto era letra muerta y no afectaba la vida de las mujeres, un punto central en el debate que cuatro años después desembocó en la legalización. Además, llevó al plano nacional una demanda de justicia nacida en una provincia del norte muy conservadora. Y dejó al descubierto la trama de complicidades entre saberes biomédicos, fuerzas policiales y poder judicial en la criminalización de emergencias obstétricas, poniendo la lupa sobre la violación del secreto profesional. Y mostró que la abogacía feminista -que combina formación técnica y estrategia legal con movilización social- resulta indispensable para revertir condenas patriarcales.
–¿Cómo pensás que va a recibir el público la película?
–Con el corazón. Fue una injusticia lo que me pasó. Obviamente va a haber gente a favor y en contra. Yo diría que vayan primero a verla y después la comenten.
La película es una de las cuatro preseleccionadas por la Academia Nacional del Cine que competirán por representar al país en los premios Oscar y los Goya de España. El martes se estrena en la Competencia Oficial del Festival de San Sebastián.