La hegemonía liberal está finalizando. La misma ocupaba un lugar central en la articulación entre el Capitalismo y la Democracia.

En los nuevos emperadores las apariencias democráticas y la racionalidad económica correspondiente van perdiendo su importancia. Se acabó la mano invisible y las ficciones de felicidad sostenidas en el Mercado. De allí el horror de algunos liberales de derechas frente a las ultraderechas tanto en América Latina como en Europa. Son pocos ejemplos circunstanciales pero testimonian del declive del Liberalismo, tanto en su agenda cultural como en su racionalidad económica.

Los neo emperadores se reparten el mundo y todos sus recursos por áreas de influencia. Cada potencia puede intervenir y saquear las riquezas de su zona. Es un nuevo tipo de imperialismo donde las multinacionales tienen un papel secundario, funcionan como el instrumento de una agenda construida de un modo permanente con amenazas. Corporaciones, mega millonarios, invasiones militares desencadenadas o en estado de latencia marcan el desesperado humor mundial. La efectiva auto aniquilación de los seres humanos así como la extinción del planeta ya no cuentan para los neo emperadores. De estos ne oemperadores, Trump es el principal pero no el único.

En este punto, el lugar de Europa y América Latina no es tan distinto como lo fue históricamente. En ambos continentes, aunque de distintas maneras, aún prosigue la pregunta sobre si la Democracia guarda aún alguna posibilidad operativa. Los neo emperadores a su vez tienen a sus sometidos que acompañan el circo de un modo payasesco.

¿Que ha ocurrido en el mundo y sus poblaciones para haber llegado a un poder impregnado de desvaríos y caos y una pura voluntad de poder nihilista?

¿Fueron exclusivamente las condiciones materiales las que produjeron está epidemia de amnesia histórica? En ultima instancia, como afirmaba Marx, puede ser que esa sea la respuesta. Pero no se debe dejar de incluir en la respuesta la violenta deshistorización que la Técnica y el Capital han producido en el corazón del sujeto.

La determinación del sujeto no procede solo de la economía, también los discursos y sus inercias históricas juegan un papel determinante.