Mientras Emmanuel Macron y su esposa Brigitte Macron prometen que llevarán hasta los tribunales estadounidenses las pruebas médicas de que ella no es trans, como sostienen voceros digitales de la ultraderecha trumpista que buscan “desprestigiarla” en esos términos, la sociedad francesa suspira un “¿y a mí qué…?” colectivo. Lo cierto es que tiene otros problemas: la crisis económica y de gobernabilidad que sepultó la imagen del presidente en el punto más bajo desde su primera elección en 2017.