Teléfono negro 2 - 6 puntos 

Black Phone 2, Estados Unidos, 2025 

Dirección: Scott Derrickson 

Guion: C. Robert Cargill y Scott Derrickson 

Duración: 114 minutos 

Intérpretes: Mason Thames, Madelaine McGraw, Jeremy Davis, Miguel Mora, Arianna Rivas, Demián Bichir, Ethan Hawke. 

Disponible exclusivamente en salas.

Como es usual en la era de las secuelas, la llegada a los cines de Teléfono negro 2 no es una sorpresa, sino la consecuencia previsible de una industria cada vez menos dispuesta a correr riesgos. Que en el fondo sería lo de menos, porque nadie le puede reprochar a los empresarios su obsesión por minimizar las variables estadísticas del fracaso. Pero el cine es una disciplina mestiza en la que los genes industriales se funden con los del arte. Y si la decisión de reducir la cuota de riesgo fortalece la mitad industrial del ADN cinematográfico, convirtiéndola en el gen dominante, al mismo tiempo relega al arte al papel de gen recesivo. Esta secuela pone en evidencia ese desbalance.

Aunque no le faltan ideas y hasta traslada con éxito a la pantalla algunas de ellas, Teléfono negro 2 no esta a la altura de lo que su primera parte dejó planteado. La película retoma la vida de sus protagonistas cuatro años después, en 1982, cuando Finn, ahora con 17 años, se ha convertido en el pibe duro de la escuela al que todos le temen. La experiencia de haber sido secuestrado por un asesino serial de niños y haber sobrevivido a la experiencia gracias a un fenómeno paranormal no fue gratuita. Lo mismo ocurre con su hermana menor, Gwen, quien ayudó a salvarlo gracias al don de sus sueños clarividentes.

Si la primera parte narraba en tiempo presente el evento traumático que los hermanos atravesaban, la segunda puede ser vista como la puesta en escena de lo que se conoce como estrés postraumático. Es decir, las secuelas psicológicas que marcan y obstruyen la vida de las víctimas, obligándolas a revisitar internamente las situaciones que les dieron origen. Por eso entre los aciertos de Teléfono negro 2 se encuentra el dispositivo estético diseñado para dramatizar los sueños de Gwen, creando atmósferas genuinamente oníricas. Aunque algo de eso ya estaba presente en la original, aquí el recurso obtiene un desarrollo más exhaustivo, abriendo toda una subtrama que aporta nuevos elementos al combo.

O no tan nuevos. Porque toda esa línea del relato le debe mucho a la saga Pesadilla, en especial a la película original, hito en la filmografía del maestro del terror Wes Craven, estrenada en 1984. Otro acierto es el uso criterioso de canciones emblemáticas de Pink Floyd dentro de la banda sonora: si en la primera era “On the Run”, intermedio electrónico de El lado oscuro de la Luna, acá es “Another Brick in the Wall” la que aporta su espíritu sombrío a un momento clave del relato. Pero al llegar al tramo final Teléfono negro 2 ya agotó sus mejores ideas, como si de golpe tomara conciencia de su identidad de película clase B, pero malinterpretara lo que eso significa. Entonces apuesta por la desmesura y pierde, un caso típico en el que menos hubiera sido más.