Toda crisis social tiene un impacto innegable en la vida de los ciudadanos implicados; las estadísticas indican que en estos escenarios crece el estrés y aumentan las enfermedades (físicas o mentales). Algo de eso explora En cada lugar del mundo, en este instante, obra escrita y dirigida por Martín Mir que ya desde el título sitúa al espectador en un presente vertiginoso y pone en diálogo lo general y lo particular.

La acción transcurre en diciembre de 2001. Un matrimonio en crisis se toma vacaciones para recomponer el vínculo, pero el auto tiene una avería y quedan varados en un pueblito de mala muerte, donde se ven obligados a pasar la noche. La escena comienza con Nelson (Damián Smajo) mostrándole un cuarto a la pareja: ella (Manuela Fernández Vivian) es una actriz de TV y él (Lucas Delgado) es un empresario de la carne. Cada uno arrastra sus propios fantasmas hasta ese paraje.

La incomodidad es evidente: la mujer no quiere estar ahí, el marido se la pasa vigilando su coche por la ventana y Nelson entra a cada rato para ver si necesitan algo. Este personaje es inoportuno, un poco atrevido, bastante chismoso, y desde sus ojos el público espía la escena. Con pocos elementos se cuenta mucho: un cuarto de hotel con olor a Glade, sábanas viejas y un baño que queda oportunamente fuera de plano.

La dirección de Mir es precisa y encuentra el registro justo para narrar el conflicto de estos personajes con el 2001 como telón de fondo; los actores dosifican el ritmo y las intensidades para hacer avanzar la acción a través del humor y la tensión. La transición de climas es notable porque una risa se puede apagar de pronto ante una revelación inesperada. La economía de la pieza permite que cada decisión brille: los gestos, los aromas, los objetos y la forma en la que los personajes ocupan el espacio, todo es importante a la hora de entender de dónde vienen y adónde podrían ir estas criaturas.

*Puede verse los viernes a las 20 en Vera Vera Teatro (Vera 108). Entradas por Alternativa Teatral.