“Señoras y señores… el juicio ha concluido”. Con esa frase, el presidente del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata dio por terminada una etapa que llevó casi cuatro años y que involucró a cientos de personas en la búsqueda de justicia. La escena tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Centro (Unicen), en Tandil, ante más de 200 personas. Fue allí donde se leyó la sentencia del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Tandil, Olavarría, Azul y otras ciudades durante la última dictadura militar.
El juicio “La Huerta” fue un proceso histórico. Investigó delitos cometidos en el centro de la provincia de Buenos Aires, en una zona controlada por la Subzona militar 12. Tandil, Azul, Olavarría, Las Flores y otras localidades formaron parte del circuito represivo durante la dictadura. El juicio tomó su nombre de uno de los centros clandestinos de detención más emblemáticos de esa subzona llamado La Huerta, ubicado en Tandil, donde funcionó un espacio de secuestros, torturas y desapariciones contra personas perseguidas por motivos políticos.
Este centro fue solo uno de los 14 que operaron en ese entramado territorial del aparato represivo. También se juzgaron hechos ocurridos en Monte Peloni, la Base Aérea de Tandil, comisarías locales y unidades penales de Azul y Sierra Chica.
El proceso judicial se inició el 25 de febrero de 2022 y se desarrolló durante más de tres años en el Tribunal Oral Federal N.º 1 de Mar del Plata. En total, se investigaron 191 casos de víctimas del terrorismo de Estado y se imputó a 35 personas por delitos como secuestros, tormentos y homicidios.
La sentencia fue clara en sus números con ocho represores condenados, cuatro de ellos a prisión perpetua, y 27 absueltos, entre ellos un civil. La resolución del fallo fue posible gracias a la insistencia de la comunidad local, que impulsó que se realizara en esa ciudad como reconocimiento a su rol como epicentro de los hechos juzgados. Se trató también de una forma de construir memoria activa.
Durante el juicio se escucharon más de 213 testimonios. Fueron relatos de sobrevivientes, familiares y testigos que reconstruyeron las historias de persecución, secuestro, tortura y desaparición sufridas durante la dictadura. Muchos de esos relatos fueron compartidos por primera vez. “Antes tenía miedo de hablar, pero guardé ese recuerdo en mi memoria”, dijo uno de los testigos durante su declaración. Además, las audiencias incluyeron inspecciones oculares en los centros clandestinos, comisarías y unidades militares donde ocurrieron los hechos.
El acompañamiento de la comunidad no se limitó a los tribunales. También hubo actividades culturales, educativas y eventos de memoria como el Festival por la Verdad y la Justicia, que buscaron mantener viva la discusión pública sobre los delitos juzgados.
Los condenados y la indignación por las absoluciones
En cuanto a las condenas, los sentenciados a prisión perpetua fueron Osvaldo Héctor Repetto, Alejandro Guillermo Duret, Román Valdecantos y Héctor Martínez Salgado.
Los cuatro restantes condenados por el Tribunal Oral Federal N.º 1 de Mar del Plata fueron Martín Carlos Luzuriaga, integrante de la plana mayor de las áreas militares 121, 123, 124 y 125, quien recibió una pena de 10 años y medio de prisión por privación ilegal de la libertad agravada e imposición de tormentos agravada. Jorge Roberto Casares, también miembro de esa plana mayor, fue condenado a 6 años por violación agravada. Luis Ernesto Benítez, del área de Sanidad del Ejército, recibió una condena de 6 años y 9 meses por tormentos agravados, mientras que José Luis Álvarez, perteneciente al Ejército, fue condenado a 5 años de prisión por el mismo delito, aunque quedó en libertad.
En todos estos casos, las penas impuestas fueron significativamente menores a las solicitadas por la fiscalía, que en varios de ellos había pedido prisión perpetua. Las sentencias reflejan así una diferencia notoria entre la acusación y el fallo final, cuya determinación generó reacciones dispares entre las partes involucradas y el público presente en el juicio, según pudo saber este medio.
Los absueltos fueron Gustavo José Cáceres, Luis Ignacio Gómez Centurión, Raúl Andrés Ara, Ricardo Edmundo Arce, Daniel Alfredo Ceresoli, Mariano Edgardo Viviani, Julio César Tula, Héctor Rubén Rinaldi, Héctor Alberto Mangudo y Alberto Joaquín Monge.
El Tribunal también definió condenas sentencias absolutorias para los casos de Julio Méndez, Horacio Ricardo Barriola, Eduardo Augusto Samyn, Jorge Aníbal Tolosa, Fernando Ferrer, Juan Manuel Miller, Néstor Omar Vapore, Juan Manuel Durante, Guillermo Prieto y José María Bruzzone.
Miguel Ángel Buezas, Enrique Vitale, Pedro Jorge Cinalli, Francisco Oscar Sarmiento, Raúl Omar Carlucho, Norberto Luis Ferreras y Pedro Juan Aguirre completan el listado de los 27.
El Juicio “La Huerta” marcó un hito en la historia judicial de la región. No solo por la magnitud de los casos abordados, sino también por la participación social que lo acompañó durante todo el proceso. La lectura de la sentencia en Tandil fue un momento cargado de simbolismo y emoción. Víctimas, familiares, estudiantes, organizaciones sociales y habitantes de la ciudad se congregaron en el Aula Magna para presenciar un acto que, aunque esperado, no dejó de ser impactante.
Sin embargo, no todos salieron conformes. El fallo dejó un sabor amargo para quienes esperaban una justicia más completa. Ocho condenas por lo hecho sobre 191 víctimas no alcanzó para cerrar las heridas. La sentencia fue recibida como un paso importante, pero también como un recordatorio de todo lo que aún falta.
El juicio terminó, sí. Pero en Tandil y en toda la Subzona 12, la memoria sigue. Y con ella, la exigencia de justicia completa. Y no por reiterado dejó de ser conmovedor el momento en que, a la voz de “pañuelos”, hombres y mujeres levantaron ese trozo de tela blanco que ya es símbolo de lucha, de memoria, de una historia que se niega al olvido.

