La médica Carla Vizzotti es infectóloga y responsable de la ampliación de un calendario de vacunación gratuita que es modelo en el mundo: incluye 19 vacunas gratuitas y obligatorias. Gracias a su trabajo al frente de la Dirección de Enfermedades Inmunoprevenibles, en la Argentina hubo una disminución de un 80 por ciento de las muertes de bebés por tos convulsa y desde 2007 no se hacen trasplantes de hígado por hepatitis A. Vizzotti fue, además, la primera representante argentina en el Comité Consultivo de Prácticas de Inmunización de la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo,y a pesar de que le habían prometido lo contrario, en noviembre el ministro de Salud Jorge Lemus decidió desvincularla por “motivos políticos”. Antes, le degradaron la dirección que encabezaba y perdió el 35 por ciento del personal. Siguió trabajando a pesar de la adversidad y, antes de que la echaran, dejó listo el calendario de 2017 en el que se incorporarán todavía más vacunas.

¿Cuál fue la situación que se vivió en el ministerio durante 2016?

Lo que pasó es que apenas se inició esta gestión hubo un cambio importante de los cuadros técnicos de varias direcciones. A medida que fue pasando tiempo, muchos trabajadores renunciaron o fueron reubicados. A los pocos directores que quedamos, como en la Dirección Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles, la Dirección de Enfermedades Transmisibles por Vectores y el Programa Nacional de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, les pidieron la renuncia o fuimos afectados con el cambio de organigrama del ministerio de mayo de este año, que tiende a una reducción de la estructura. Por ejemplo, la dirección que estaba a mi cargo bajó dos niveles y pasó a ser una dirección de línea. 

¿Qué significa?

Que tenés que dar más pasos administrativos para hacer cosas. El 20 de mayo publicaron el nuevo organigrama en el que nos bajaron de jerarquía, pero lo que no hicieron mientras yo estuve fue bajar el presupuesto. Mandamos la planificación para 2017 con todas las vacunas, más que las que estaban previstas incorporar: HPV para varones y Meningococo para empezar a vacunar en enero; neumococo para mayores de 65 años y personas con factores de riesgo, en marzo.

¿Cree que lo van a cumplir?

Mirá, están todos los equipos de vacunadores capacitados en las provincias. Todavía no se inició la distribución, pero estaba todo muy avanzado. Estimo que se tiene que cumplir, si no va a ser un problema grande. Vamos a estar atentos a ver si lo cumplen.

¿Cuál era el clima interno de trabajo?

Todos los cambios de gestión generan incertidumbre. Cuando modificaron el organigrama esa incertidumbre creció exponencialmente porque hasta agosto no hubo un marco formal, no teníamos firma porque no estaba creada la estructura a la que pasábamos a depender. Perdimos el 35% del personal: algunos se fueron por la incertidumbre y otros pidieron ser reubicados. Funcionó por el compromiso de la gente y de los técnicos, pero fueron 11 meses bien difíciles. Se pudo mantener el programa en este contexto. Se continuó con la provisión y las capacitaciones. 

¿Cómo funcionó el Ministerio de Salud en general?

Algunas provincias tuvieron que suministrar drogas de segundas líneas contra la tuberculosis. Hubo problemas con la provisión de antiretrovilares y preservativos. El ministerio funciona con un engranaje muy delicado para garantizar la provisión de insumos. Si se corta la cadena, es peligroso. El área de vacunas no tuvo problemas de insumos y pudimos ejecutar el presupuesto programado. 

¿Y políticamente? 

Fui una funcionaria técnica. Jamás tuve una bajada de línea de ninguno de los cinco ministros con los que trabajé. Nosotros elaborábamos una propuesta que luego se elevaba para su aprobación.

Pero hubo una reivindicación de su área durante el Gobierno anterior.

Adquirimos un perfil alto por el resultado de estas políticas. Se aumentó un 2 mil por ciento el presupuesto. El ex ministro Ginés González García hizo una buena gestión en medio de la crisis y Manzur utilizó esa plataforma para avanzar y generar un círculo virtuoso en la compra de vacunas, la distribución y su aplicación eficaz en todas las provincias. Se logró contar con 19 vacunas gratuitas en el calendario obligatorio. Antes estaban disponibles en el sector privado y solo accedían quienes las podían pagar. El resultado es que se reforzó la prevención, bajaron las enfermedades y por ende los costos de atención. Por supuesto que esto repercutió políticamente. Pero siempre supimos que era una función técnica, trabajamos con todas las provincias independientemente del color político. Argentina quedó en los primeros planos en vacunación en el mundo, y tiene que ver con la decisión política y con el trabajo hasta del último vacunador de alguna posta en el interior. El éxito garantiza que sea muy difícil que se pueda retroceder. 

¿Por qué la desvincularon entonces?

En las charlas que tuve con las autoridades, que no fueron muchas, yo les remarqué que mi interés era seguir trabajando en el perfil técnico con este programa. El discurso era que las áreas técnicas se iban a mantener. El ministro Lemus y su gabinete tienen la potestad de elegir quiénes deben estar al frente de los programas, y eso siempre estuvo claro. Lo que sí fue una sorpresa es que me habían ofrecido la dirección de línea y yo había aceptado, incluso había hecho el apto médico. Pero pocos días después me llamaron para avisarme que me habían desvinculado. Pregunté por qué y me dijeron que era una cuestión política. Fue una sorpresa, sobre todo por la forma.

¿Piensa que hay algún interés detrás de esta área? Son compras muy grandes de vacunas que involucran muchos intereses. 

No digo que ni que sí ni que no. Si llega a pasar algo en ese sentido, voy a ser la primera en denunciarlo. No quiero generar temor, creo que no van a faltar vacunas, están las compras en marcha y el marco legal. A priori no me consta que haya intereses detrás de esta decisión.