La utilización de la capacidad instalada industrial alcanzó en noviembre a 69,2 por ciento, lo que representa un avance de 0,8 puntos porcentuales frente al 68,4 por ciento registrado en el mismo período del año anterior. El dato difundido por el Indec fue el más elevado para los últimos dos años pero todavía no logró recuperar los guarismos observados antes del recambio presidencial. El último dato disponible para 2015 corresponde a octubre cuando el índice alcanzó al 71,4 por ciento y marcó el máximo nivel para ese año. El apagón estadístico posterior impide una comparación directa con noviembre de ese año. A lo largo de los primeros once meses de 2017, la mejora en el uso de la capacidad industrial estuvo impulsada por la reactivación en la obra pública, la construcción y la fabricación de maquinaria agrícola, que traccionaron sobre el grado de utilización en las industrias metálicas básicas y el bloque de minerales no metálicos,  superando el 80 por ciento. En sintonía con el pobre desempeño sectorial como consecuencia de la apertura comercial y la caída de la demanda interna, los niveles más bajos de utilización se observaron en los rubros textil, producción de plástico e industria automotriz, que oscilaron entre 55 y 61 por ciento.  

El incremento en el indicador de utilización de la capacidad instalada es el correlato para el crecimiento de 3,5 por ciento en la actividad fabril en el anteúltimo mes de 2017. La manufactura acumuló en once meses un avance del 1,9 por ciento en relación a la debacle de 2016. La mejora del EMI impulsada por la obra pública, las ventas de autos a Brasil, la producción de maquinaria agrícola y algunos segmentos de línea blanca no compensó las pérdidas en el período enero-noviembre de 2016, cuando la industria cayó un 4,9 por ciento frente a 2015.

Entre las industrias metálicas básicas, donde se alcanzó un grado del 83,1 por ciento, la mejora está asociada, según el Indec, al desempeño en los rubros de la construcción, maquinaria agrícola, desarrollos energéticos y segmentos de la fabricación de línea blanca. La utilización de la capacidad instalada en el bloque de productos minerales no metálicos alcanzó un 80,6 por ciento y también estuvo impulsada por la construcción tanto de obras públicas como privadas que estimularon, por ejemplo, la demanda de cemento y de otros materiales. Durante noviembre, el resto de los bloques que se desempeñaron por encima del promedio general fueron papel y cartón donde se alcanzó un nivel de utilización del 82,7 por ciento, refinación del petróleo que llegó a 79 por ciento, sustancias y productos químicos con un 71 por ciento y productos del tabaco al marcar 70,5 por ciento.

Fuera del impulso proveniente de la obra pública y la construcción existe un listado de rubros sensibles que todavía exhiben una situación complicada como el textil, donde la apertura importadora y la baja en el poder adquisitivo de los salarios afectan el dinamismo de las ventas. Durante noviembre las industrias del sector alcanzaron una utilización de la capacidad instalada del 60,9 por ciento. El registro es mejor que el observado el mismo mes de 2016 cuando, alcanzó un 58,8 por ciento, aunque está significativamente por debajo de último registro para 2015 que asciende a 75,6 por ciento. En tanto, en la industria automotriz la utilización de la capacidad instalada llegó al 55,0 por ciento mientras que en el último registro previo a la llegada de Cambiemos a la Casa Rosada marcó un 44,0 por ciento.