El cine de Gustavo Postiglione está ocurriendo, siempre. Los proyectos se suman, superponen, aparecen por dentro de lo que hace y también de modos sorprendentes. Valen los ejemplos que conjuga esta nota. Por un lado, el rodaje de Singapur, su nuevo largometraje con protagónico de Julieta Cardinali; por el otro, una remake israelí de El asadito. Como se lee. La película más emblemática del director rosarino está a punto de cobrar sobrevida en otra tierra.

Lo más reciente del director fue su participación en Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo, en donde su cortometraje Vidas privadas contó con la participación de Julieta Cardinali y Gastón Pauls. "En una de las escenas de la película, durante uno de los textos de Julieta, yo hice un chiste, algo así como 'qué bien que te sale sin hablar', y ella me dice que le encantaría hacer una película así, sin hablar. A partir de ahí, comenzamos a discutir, a pensarlo, y surgió una idea. A los dos nos interesaba experimentar algo distinto dentro del cine, que no tuviese nada que ver con lo que estábamos haciendo en ese momento. Le mostré algunas referencias y, así como en un juego, nos empezamos a enganchar", le explica Gustavo Postiglione a Rosario/12.

El Asadito es un éxito que siempre puede verse en televisión.

"Por otro lado, me compré una cámara con la que puedo trabajar casi solo, así que empezamos a trabajar la idea de un personaje que se harta de todo y quiere ir para otro lado. A partir de un mensaje que recibe empieza a buscar algo que no sabemos de qué se trata, y comienza a mezclarse un poco la historia de su personaje, que de alguna forma es una actriz. Es decir, es un personaje al que alguien está pensando. Ese alguien sería un escritor, o un director. A partir de ahí, jugamos con algo que a mí me gusta: el cine dentro del cine, la ficción dentro de la ficción. Le pusimos de título Singapur como referencia a ese lugar donde querer ir y nunca llegar. La comenzamos a hacer de golpe, con ella viniendo para acá, yo yendo a Buenos Aires, sin ningún tipo de plata de por medio, solamente con las ganas de hacerlo, con gente que nos fue ayudando, entre actores y técnicos. Quisimos despojarnos de toda la cosa que habitualmente tienen las películas, y hacerlo con total libertad, sin importar qué pasaba, como tirarse a la pileta", agrega el director.

‑-Entiendo que al guión lo manejaste a partir de nociones a resolver en el rodaje...

‑-A casi todas las últimas películas las había escrito diálogo por diálogo, texto por texto, y acá quise empezar a trabajar sobre un concepto que no tuviese la necesidad de tener todo preestablecido. Dejamos que vaya surgiendo, que aparezcan cosas nuevas, con la idea de corrernos de lo habitual y ver qué pasa. Concretamente, es un experimento, y con una muy buena actriz. Es una mezcla que no se da muy a menudo: la de alguien que trabaja en el cine industrial, por tomarlo de alguna forma, o que está en ese tipo de espacios, y que se juega por algo de estas características. Salvando las distancias, son proyectos que me acercan más a algunos experimentos a lo Terrence Malick, a algunas cosas de Godard, en donde lo que está dando vueltas se termina de armar en el montaje.

"Singapur es un experimento, y con una muy buena actriz. Es una mezcla que no se da muy a menudo".

‑-En qué estado está el rodaje.

‑-Está casi todo filmado, me tengo que poner a editar, y luego de eso seguramente falten algunas cositas que agregar. La película va a tener gran parte de voz en off, con varios textos ya escritos que formaron parte del incio de la película. Son textos que de alguna manera sirvieron para empezar a filmar, sin ser específicamente un guión.

‑-Pareciera como si Cardinali oficiara de musa, ¿es así?

‑-Creo que la musa es una excusa de la historia de la literatura, de las artes plásticas, pero no sé si funciona siempre de la misma manera. A veces están ahí, donde están el personaje o la actriz, pero a veces las musas están afuera, en otro lado, y buscás a la persona que la interprete. Creo que acá hubo una buena combinación de ganas de hacer algo. Después, ver actuar a alguien que sabe lo que hace y lo resuelve bien es un placer. En ese sentido, hay que saber diferenciar, porque sino parece demasiado superficial. Creo que lo importante tiene que ver con los contenidos que vos querés contar, y cuando alguien se juega desde ese lugar está bueno aprovecharlo. Lo importante es el compromiso de los dos en el laburo. No descarto esa cuestión, si querés más literaria o romántica de que las musas inspiran, pero también pongo los pies sobre la tierra, y lo que tiene que ver con esto es más que nada el laburo.

"No sé cuántas películas tienen una remake fuera del país, habla de cómo lo que uno hace se extiende".

-‑¿Se filma una remake de El asadito?

-‑Se filma en marzo, en Israel. Es una especie de versión israelí‑argentina. El director, Víctor Brown, hace como treinta años que vive allá, y hace unos años me había contactado para una coproducción, a partir de un convenio del Incaa con Israel. Eso quedó pendiente. Resulta que ahora me llamó para preguntarme si permitía una nueva versión de El asadito. Y sí, no me opuse. Luego de que la película fue hecha, deja de ser tuya, y si alguien quiere hacer algo con ella, me parece que está bueno que se vuelva sobre cosas hechas, a partir de nuevas miradas. Además, habrá una retrospectiva de mi obra. Quieren que viaje, así que el 5 de marzo voy a dar una charla en la Cinemateca de Tel Aviv con la proyección de Brisas heladas, a la que van a subtitular al hebreo. De por sí, ya me parece bastante interesante esto de hacer una remake o nueva versión, como quieran llamarle, de una película argentina de estas características, y más en un lugar tan alejado. Es una rareza. No sé cuántas películas tienen una remake por fuera del país, pero más allá de eso, es algo de por sí atractivo, habla un poco de cómo lo que uno hace se extiende a través del tiempo y las fronteras.

‑-¿Tenés idea acerca de cómo va a ser ese nuevo guión?

‑-Creo que la situación sucede a partir de un grupo de argentinos que vive allá, una especie de asociación argentina‑israelí. El único del reparto original que permanece es Tito Gómez, los demás son actores argentinos que realmente están viviendo allá.

‑-Es algo bastante inesperado.

‑-Es una película que siempre me da sorpresas, la pasan por televisión casi 20 veces por año, y en diferentes lugares. A veces las obras te exceden, se transforman en otra cosa. Imaginate lo excitado que está Tito Gómez, jamás en su vida hubiese pensado algo así, tantos años después, y justamente con una película que está a punto de cumplir sus veinte años.