En su última jornada en Chile, Francisco respaldó al obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima, declarado culpable por el Vaticano, y aseguró que las acusaciones en su contra “son calumnias”. A poco de despegar hacia Perú, y en medio del malestar que había despertado la presencia de Barros en la “Misa por la Paz”, el Papa respaldó al obispo trasandino, ganándose el repudio de las víctimas de Karadima y de un sector de la Iglesia que exigía la renuncia del obispo.  

"El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, voy a hablar, ¿está claro?", manifestó el pontífice ante varios periodistas en Iquique, donde hoy celebró la tercera y última misa de su gira por Chile. Sus declaraciones llegan un día después de que él mismo pidiera perdón por los abusos cometidos por miembros de la Iglesia chilena, aunque su ruego dejó un gusto agridulce porque Barros lo pudo escuchar en primera fila. 

Este era uno de los temas más sensibles de su visita a Chile, porque el obispo de la ciudad de Osorno, nombrado por el propio Francisco en 2015, está cuestionado por haber callado los abusos repetidos del sacerdote Karadima, conocido como formador de obispos en Chile y a quien el Vaticano acusó por pederastia y condenó en 2011 a “retirarse a una vida de oración y penitencia”. El repudio generalizado contra el nombramiento de Barros inclusive llegó al Congreso, donde 51 diputados pidieron, sin éxito, anular su designación, en un país en el cual 80 miembros de la Iglesia están acusados de abusos sexuales, según una lista publicada por la ONG estadounidense Bishop Accountability.

La organización Laicos de Osorno, que agrupa a fieles católicos que exigen la renuncia del obispo de esa diócesis del sur de Chile, lamentaron hoy el respaldo del Papa a Barros y señaló las contradicciones que marcaron la presencia de Francisco en tierra trasandina. "Por un lado, el Papa demuestra indolencia y falta de tino. Pero no nos sorprende. Mantiene el status quo. Queda demostrado que la presencia de Barros en las misas no era una obstinación, sino una mera voluntad del Papa", denunció Juan Carlos Claret, vocero de la organización, al diario La Tercera.

Antes de partir a Perú, el Papa agradeció a los "hermanos argentinos" que lo acompañaron durante su visita a Chile. "Gracias a mis hermanos argentinos que me acompañaron en Temuco, en Santiago y acá, en Iquique", exclamó Francisco tras la celebración de la última misa en suelo chileno, en el campo Lobito.