Para el gobierno de Donald Trump, el juicio contra Lula confirma la solidez de las “instituciones democráticas” brasileñas, reportó ayer el corresponsal en Washington del diario O Globo.

La posición del Departamento de Estado difiere de la planteada por doce diputados del Partido Demócrata “profundamente preocupados ante la evidente violación de los derechos de Lula y ante lo que parece ser una persecusión judicial motivada en razones políticas”.

La carta de los congresistas, respaldada por la central sindical AFL-CIO,  fue entregada el viernes en la Embajada brasileña en Estados Unidos.

Hace diez días, el lingüista Noam Chomsky firmó el documento “Elección sin Lula es Fraude” junto a más de 170 mil intelectuales, académicos y políticos de decenas de países, en el que se denunció la parcialidad del Poder Judicial frente al ex mandatario condenado en la causa Lava Jato.

Dilma Rousseff sostiene que la comunidad internacional, salvo excepciones, observa con reparos al presidente Michel Temer. En la visión de personalidades influyentes, Brasil sufrió una “degradación” institucional de la que es prueba el “acoso judicial contra Lula”, sostiene Dilma. La ex mandataria subraya además la “insignificancia” diplomática de su sucesor, al que definió como un “servil de la Casa Blanca”.

Temer participará esta semana en el Foro Económico Mundial de Davos, informó la oficina de prensa del Planalto, que no mencionó si agradecerá a Trump, otro de los asistentes al encuentro, su comentario elogioso sobre las instituciones brasileñas .

En rigor, el guiño de Washington días antes del juzgamiento de Lula permite alguna comparación con lo planteado por el gobierno de Barack Obama en 2016, cuando un miembro de su servicio diplomático convalidó el impeachment en la OEA.

Durante la entrevista, Rousseff se refirió a los factores de poder, nacionales y extranjeros, envueltos en el golpe de 2016.

–¿Qué magnitud tuvo la injerencia extranjera en su caída?

–Yo creo que los factores determinantes de aquel proceso golpista fueron internos, pero no descarto a los extranjeros, y hoy los descarto menos que en el pasado. En ese sentido, creo que uno de los indicios de ello fueron las pinchaduras de las comunicaciones en Petrobras (por parte de la agencia norteamericana NSA) durante mi gobierno (hecho que causó la suspensión de una visita de Estado a Washington). Creo que será muy importante tratar este tema cuando se realice una investigación a fondo, con perspectiva histórica, sobre lo que pasó en 2016.

–¿Recibió llamadas de Putin y Erdogan sobre el accionar de grupos extranjeros detrás de las manifestaciones contra su gobierno?

–No recibí ninguna del presidente Putin para hablar de ese tema. Sí recibí  una llamada del presidente turco (Recep Erdogan), en la que me señaló que había semejanzas entre las manifestaciones en su país y las que estaban ocurriendo en Brasil, y él suponía que podía haber algún factor externo actuando tanto en Turquía como en Brasil.