PáginaI12 En Brasil

Desde Brasilia

“Mañana (por hoy) estoy yendo a Porto Alegre para agradecer la solidaridad del pueblo”, anunció Luiz Inácio Lula da Silva ayer por la noche, durante un encuentro con sindicalistas en San Pablo, con lo cual puso fin a una serie de especulaciones sobre su participación en el evento que precederá al juzgamiento del miércoles.

Se espera que el dos veces mandatario sea el principal orador en un acto a celebrarse hoy en la Esquina Democrática, en el centro de la ciudad que esta semana dominará la agenda política nacional.

La presencia del popular Lula en Porto Alegre eclipsó a Brasilia, donde el presidente Michel Temer, que esta semana participa en el Foro Económico de Davos, se debate entre un alto rechazo popular y su incapacidad de disciplinar las diversas facciones que forman su gobierno.

En Porto Alegre, posiblemente la capital más politizada de Brasil, se inició una serie de actividades contra la eventual condena de Lula que  será juzgado por tres camaristas de una de las salas del Tribunal Regional Federal 4 (TRF-4). Esta corte analizará la sentencia del juez Sergio Moro, mentor de Lava Jato, para quien Lula fue sobornado por la constructora OAS con un departamento.

Detrás de un pasacalles con la consigna “Elecciones sin Lula son fraude” ayer por la mañana marcharon la titular del Partido de los Trabajadores, Gleisy Hoffmann, y el líder de los campesinos Sin Tierra, João Pedro Stédile. La movilización comenzó cerca del Puente Guaíba, en la periferia de la ciudad.

“No es Lula quien está en el banco de los reos sino el Poder Judicial, no hay dudas de que él será candidato”, garantizó Stédile. El ex mandatario se ubica en primer lugar en todas las encuestas, con un 35 por ciento de intención de votos, de cara a la elección presidencial de octubre. Si la sentencia de Moro es ratificada, el ex mandatario deberá ser inhabilitado por la Justicia Electoral. 

“Estamos aquí porque este miércoles se jugará parte del destino” de la democracia, sumó Gleisy Hoffmann.

“Espero que los camaristas sean imparciales, Moro presentó una condena sin bases jurídicas, sin pruebas, sin delito, no podemos reconocerla como tampoco vamos a reconocer si hay una confirmación del TRF-4” reforzó la petista.

La sesión del TRF-4 será transmitida en vivo por las redes sociales lo que permitirá asistir al probable duelo argumental entre Joao Pedro Gebran, relator del caso, y los abogados de Lula, Cristiano y Valeska Zanin.

Gebran no esconde su afiliación a la “doctrina Moro”, tanto que el año pasado declaró durante una visita a Argentina que es posible condenar a alguien sin que haya pruebas robustas en su contra.

Cristiano Zanin se ubica en las antípodas doctrinarias de Gebran: denunció una “Warfare” (guerra judicial) contra Lula y la semana pasada presentó más evidencias de que el departamento que se le imputa no es propiedad de Lula, sino de la constructora OAS. Una evidencia poco menos que lapidaria.  

“Quieren proscribirlo pero no lo permitiremos, si la Globo quiere ganarle a Lula que ponga su candidato y dispute las elecciones” de octubre, desafió Hoffmann.

Mientras se desconcentraba la movilización del PT y el MST un reportero de la cadena de radios Globo ignoraba el hecho y destacaba que la ciudad se preparaba para recibir colectivos con opositores a Lula quienes prometieron organizar un acto para festejar su condena.

Ante el escamoteo informativo de ese grupo periodístico varios partidos y movimientos sociales montaron coberturas propias, a través de las redes sociales, sobre las actividades previas al enjuiciamiento.

La conmoción de una eventual condena repercutió en Río de Janeiro, donde la sede principal de Globo fue ocupada por miembros del Levante Popular de la Juventud.

La causa judicial y la impasse político brasileño están en la mira de la prensa internacional que enviará decenas de cronistas al sur del país donde se espera que haya un ocupación prácticamente total de los hoteles.

A principios de la década pasada Porto Alegre fue la cuna del Foro Social Mundial, cuando era gobernada por un alcalde petista, Tarso Genro.

Pero tanto la capital como la provincia Rio Grando do Sul dejaron de ser petistas: ahora son administradas por los derechistas Partido de la Socialdemocracia Brasileña, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y el Partido Movimiento Democrático Brasileño, de Temer, respectivamente.

Ayer la ciudad parecía haberse reencontrado con la dinámica del Foro antiglobalización: grupos de jóvenes acampados, debates de juristas sobre la “lawfare” y colectivos arribando con militantes llegados de otras provincias.

Sin embargo, esa efervescencia dominada por las banderas rojas contrastaba con el despliegue de policías provinciales reforzadas con efectivos federales.  

No se permitirá ninguna protesta a un kilómetro a la redonda del palacio judicial.

La intendencia llegó a solicitar el envío de las Fuerzas Armadas, pedido que no fue aceptado por el gobierno federal que sí autorizó el accionar de la Agencia Brasileña de Inteligencia.

La movilización que posiblemente convocará a miles de activistas fue caracterizada como un problema de seguridad por las autoridades repitiendo el planteo observado en otras concentraciones, la más recordada de ellas en mayo del año pasado cuando Temer ordenó desplazar las Fuerzas Armadas para garantizar la “ley y el orden” durante un acto en Brasilia contra las reformas laboral y previsional.