La Bolsa de Nueva York sufrió ayer un notable retroceso, al derrumbarse su principal indicador, el Dow Jones, un 4,15 por ciento al cierre de la jornada. Es la segunda caída de importancia en la semana, tras el “lunes negro” con el que Wall Street recibió al flamante titular de la Reserva Federal, Jerome Power. En el comienzo de la semana, la excusa para la baja fueron los índices de de- sempleo, que señalaron una recuperación de puestos de trabajo por encima de lo esperado, lo que fue interpretado entre los especuladores bursátiles como una palanca para elevar la inflación. Ayer, el argumento de los analistas fue que se esperaba que los datos del presupuesto federal, que sería aprobado a última hora del jueves, iba a arrojar un déficit superior al inicialmente estimado. La caída de la bolsa neoyorquina, que empezó a manifestarse desde temprano, se trasladó a todos los mercados latinoamericanos (desde México a Buenos Aires) y existía temor que la repercusión en las plazas europeas, esta mañana, desatara un “viernes negro” para las finanzas mundiales. Por el momento, Jay Powell eludió hacer declaraciones que pudieran interpretarse como un golpe de timón en la estrategia de la autoridad monetaria. Sigue vigente la intención de la FED de elevar paulatinamente la tasa de interés de referencia, en tres veces a lo largo del presente año.

 La aceleración de la caída de las cotizaciones en Nueva York quedó reflejada en este dato: media hora antes del cierre, el índice industrial Dow Jones perdía 2,94 por ciento, un porcentaje que en pocos minutos superó el 4 por ciento y hundió las esperanzas de un freno al desmoronamiento bursátil. En verdad, la tendencia declinante se había iniciado en las operaciones de las bolsas europeas, que promediaron un retroceso del 2 por ciento, revirtiendo la débil recuperación de las jornadas previas. En tanto que en Wall Street, los inversores volvieron a marcar su preferencia por la compra de bonos del Tesoro como refugio ante la volatilidad y la incertidumbre internacional.

 Tras una jornada con altibajos, pero siempre en el terreno negativo, el índice Dow Jones cerró con una pérdida de 4,15 por ciento, el índice Standard & Poor´s (S&P) 500 cayó 3,75 por ciento y el Nasdaq, de los papeles tecnológicos, retrocedió un 3,90 por ciento. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos confirmó que las peticiones semanales por desempleo se redujeron, lo cual volvió a poner en alerta a los inversores sobre la posibilidad de que el gobierno adopte nuevas medidas antiinflacionarias. El flamante titular de la Reserva Federal, elegido por el presidente Donald Trump para reemplazar a Janet Yellen, no dio ninguna señal de que vaya a modificar la política de mediano plazo trazada por su antecesora, pese a lo cual la reacción del mercado fue como si lo hubiera hecho. 

 En Europa, las acciones también fueron golpeadas por olas de ventas en la hora final de negociaciones bursátiles y el índice Eurofirst 300 finalizó con una baja del 1,2 por ciento, llevando sus pérdidas de esta semana al 3,1 por ciento. El índice FTSE de la Bolsa de Londres finalizó la jornada con una caída del 1,49 por ciento, en tanto que el índice CAC 40 de la Bolsa de París perdió 1,98 por ciento y el DAX de la Bolsa de Frankfurt cedió 2,62 por ciento. En España, el IBEX 35 cayó 2,21 por ciento, en tanto que en Zurich el descenso alcanzó a 2,36 por ciento.

El interrogante que se plantea el mercado es si Jay Powell modificará su postura de continuidad de los planes de Yellen frente al segundo embate en una semana con los que lo recibió Wall Street. Lo cierto es que estos retrocesos no pasan de ser correcciones a la fuerte valorización que beneficiaron a los títulos de empresas durante los meses previos, siempre que estos derrumbes no sigan repitiéndose. Los analistas coinciden en que lo ocurrido esta semana “todavía” no puede ser calificado de “fuga”.  

 Mark Spindel, director de inversiones de Potomac River Capital, resumió esa sensación. “La corrección no fue para nada lo suficientemente abrupta como para golpear la economía real. Es cierto que tenemos un nuevo presidente en la Fed y muchas vacantes en el banco central, por lo que hay incertidumbre en los mercados sobre cuál será su reacción. Pero la economía es sólida, finalmente se aceleró el crecimiento de los salarios y el desempleo va camino a estar por debajo de 4 por ciento: lo peor que podría hacer Jay Powell sería reaccionar frente a esto y dejarse llevar por dos días de volatilidad del mercado”, agregó.