El jueves pasado se celebró la primera Algorave local, superando toda expectativa. Luego de un par de experiencias furtivas en el bar Atom, y tras la notable performance vía streaming de AlgoBabez para el Festival Hyperlocal, la pandilla nucleada en el grupo de Facebook Livecoding Argentina –y con difusión en livecodear.github.io– tomó el Espacio Cultural Mi Casa para celebrar la comunidad global de creación de algoritmos entre open source, código compartido, error y baile.

La elección de herramientas casi siempre va ligada a la ética, con la adhesión al software abierto. Así que, corriendo mayormente en Linux, los entornos elegidos son PureData, Tidal y Sonic Pi. “Al trabajar con síntesis digital en tiempo real no estás triggereando un instrumento ya armado, sino que vas armando de cero: es muy experimental en ese sentido”, dice Gabo Chiano, usuario de Pd en una compu del plan Conectar Igualdad.

Ante ese detalle, Alejo (alias Juan Lagarcha) entiende que es una gran manera de hacerle frente a la obsolescencia programada: “Las máquinas de Conectar Igualdad venían con Windows 7 y andaban como podían, pero agarrás cualquier laptop vieja, le ponés Linux y va de una”. Él usa Sonic Pi: “Es fácil empezar a usarlo y tiene un tutorial bastante completo, aunque me molesta un poco que cuando sale una versión nueva no está demasiado probada”. Pero teniendo en cuenta que es sólo Sam Aaron el que está detrás, y casi sin financiamiento, Alejo banca. “Cuando corre, anda bárbaro.”

Otros participantes fueron la colombiana Alexandra Astrolabius, que había estado leyendo acerca de livecoding, se contactó con el grupo y el jueves perfomeó un set descollante con Pd. O Julián Puppo, que cayó creyendo que era livecoding de visuales y acabó siendo el primero del clan en abordarlas: “Estoy programando en GLSL, un lenguaje para hacer texturas en alto rendimiento”.

La sintaxis de Sonic Pi, heredera de la de Ruby, es muy plana y eso hace que sea más sencilla. “No te vas a encontrar con mil consonantes que no sabés a qué remiten o incontables paréntesis y llaves. Escribís ‘Hacé esto con esto’ y lo hace”, dice Alejo. Y Damián Silvani contrapone: “Tidal está montado sobre un paradigma funcional. Le escribís un patrón rítmico y vas creando variaciones. Y lo que termina en pantalla no es tanto una descripción de lo que suena, sino cómo se hace”.