No estuvo inspirado por la mona de Tarzán ni el guepardo ni mucho menos por la Amazona de los Thundercats. Chita surgió durante el proceso de búsqueda de una identidad propia. “Cuando tenía que elegir mi nombre artístico, vivía en Londres y allá costaba pronunciar ‘Panchi’, que era como me llamaban mis amigas, pero sí podían decir ‘Chita’”, explica Francisca Gil, una cantautora de 21 años que acaba de poner en circulación en las plataformas digitales su EP debut, Bring Me Down, que la convierte en la figura del nü jazz en el nuevo indie argentino.

“Me parece importante hacerme cargo de querer establecer un punto de inflexión en el jazz que se hace acá”, se envalentona la novel artista en una terraza en el barrio de Palermo. “Apunto hacia la modernidad. Por ahora me siento identificada con eso. Yo no hago jazz para el nicho. Quiero que le llegue a mi generación y también a las masas. Me copa esta manera de entender el género porque tiene algo más relajado.”

Si bien el proyecto surgió formalmente en 2016, el camino para llegar hasta esta instancia fue más largo. “Viene de muy chica, porque mi viejo toca el saxo y siempre en casa se escuchó a Charlie Parker, Duke Ellington y Dizzy Gillespie”, recuerda Chita. “Cuando empecé a componer, me costaba entrarle a ese enfoque, pero me seguía gustando.” Probó con otros géneros pero nunca pudo desarraigarse del jazz. Aunque consiguió encontrar un punto medio entre el pasado y el futuro.

“Al hacer mis temas, venía escuchando neosoul, que tiene esa mezcla de materiales orgánicos con cosas medio electrónicas. The Internet fue una influencia muy grande, así como Amy Winehouse.” Una estadía corta en Londres, hace dos años, terminó de allanar el camino. “Estudié composición en una universidad y conocí a gente que estaba en la misma. Tenía tres canciones y comencé a mandar mi Soundcloud a varios pubs para tocar. Allá es mucho más frío el ambiente y la vara está muy alta”, reseña.

En un viaje de visita a Buenos Aires, la recibió no sólo a su familia, a la que tanto extrañaba, sino también la revolución musical que cocinaba el indie argentino. “Eso no existía antes de irme”, afirma. “Si antes no percibía que pudiera seguir un camino en la música, el trabajo de Usted Señálemelo, Francisca y los Exploradores y Luca Bocci me animaron para regresar.”

Durante ese ínterin, esta artista que tiene entre sus oráculos a Miles Davis y Thundercats (pupilo de Flying Lotus) craneó el repertorio de Bring Me Down. “Le puse quinta y volví con la intención de sacar mis temas como fuera.” De las cuatro canciones del EP, que se mueve entre la cadencia del reggae, la oscuridad del dubstep y el identikit jazzero, dos son en inglés y dos en español.

“Muchas de ellas resultaron de una historia turbulenta con un ex novio, y eso inspiró el desamor. Por ahora estoy con ese enfoque”, reconoce. Pero su personalidad se fortaleció. “No quise imitar a nadie. Tampoco conversé con los ortodoxos sobre lo que hago. Si alguno tiene ganas de hacerme una devolución, lo invito a ver qué tiene para decirme.”

* Miércoles 21/3 a las 21 en La Tangente, Honduras 5317.