“Lo peor que le ocurrió a nuestro grupo fue en una celda de la comisaría 4ª. Éramos 8 detenidas en un calabozo. El inodoro estaba dentro de la celda. En un momento entró un policía y una de las chicas estaba orinando. Este policía salió inmediatamente y le dijo a otro: ‘Esperá para entrar, que hay una chica haciendo pis’. El otro policía entró y se paró al lado de la pared bajita sobre la que estaba apoyado el inodoro. Apoyó una carpeta sobre la pared bajita y se quedó mirando cómo orinaba nuestra compañera. Cuando nos trasladaron a la alcaldía de la Comuna 4 en Parque Patricios, a algunas nos desnudaron, nos hicieron poner en cuclillas y nos revisaron. Para esa altura estábamos tan cansadas que ya ni pensaba en lo vejatorio de este procedimiento. Era ‘bueno, lo que sea. No voy a protestar porque no nos van a dejar ir más. Nos hicieron dejarles los corpiños y los cordones de las zapatillas. Las paredes de las celdas estaban llenas de mierda, los colchones tenían olor a pis, no nos dieron papel higiénico ni agua. Se burlaban de nuestras familias y les decían que nos iban a dar las cuatro comidas y que las celdas estaban climatizadas”.

Natalia Milduberger (27) fue una de las tres detenidas de Bisexuales Feministas. Este es su testimonio de lo ocurrido en los calabozos de las fuerzas policiales porteñas. Y lo que relata es un caso muy claro de abuso sexual.  Aparte de las demás vejaciones.

El juez Osvaldo Rappa sobreseyó a lxsdetenidxs luego de la marcha del 8 de Marzo pasado porque entendió que la policía detuvo a personas al voleo, por el solo hecho de participar de una marcha o de pasar por las calles en las que la marcha ocurría. No hay una sola evidencia en los videos de que hayan participado en disturbios. La fiscalía no apeló el dictamen. Las detenidas de Bisexuales Feministas cuentan con el patrocinio letrado del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

Ahora queda pendiente la causa por violencia institucional en la que las detenidas el 8 de Marzo son querellantes. En esa causa se intenta dilucidar hasta dónde llegaba la cadena de mando cuando se dio la orden de detener a estxs personas después de la manifestación, cuando se veía que no estaban haciendo nada que ameritara su detención.

A Natalia y a sus compañeras de Bisexuales Feministas las detuvieron en una pizzería de la calle Perú, dos horas después de la desconcentración de la marcha. “Nos iba marcando un policía de civil y, una vez marcadas, nos levantaban lxs policías uniformadxs, sin identificación ni insignias de rango. El policía de civil me dijo ‘negra de mierda’ y me puso contra un puesto de flores en Perú y Avenida de Mayo, me esposó y me entregó a una mujer y un hombre uniformadxs. La oficial me cruzó la tonfa en los brazos y me llevaba arreándome, lastimándome. Yo estaba toda doblada y me obligó a caminar así hasta el camión celular, que estaba en la Catedral. Le dije: ‘No me cruces los brazos que me voy a caer al piso’. La policía me contestó: ‘Callate. Si te caés, te arrastro y listo’”.