La Reserva Federal de Estados Unidos considera que una suba en las tasas de interés de referencia no afectará la incipiente reactivación de la economía norteamericana. La FED ratificó ayer la posibilidad que la entidad continúe con sus ajustes en los tipos de interés. Después de las últimas subas registradas los bonos del Tesoro a diez años se encuentran entre 1,25 y 1,50 por ciento anual. Un incremento significativo en esos valores implica mayores costos de financiamiento para los países como Argentina que dependen del endeudamiento externo para sostener sus programas económicos. A la suba en el precio que debería pagar el país para renovar sus pasivos se sumaría en ese escenario una menor disponibilidad de flujos hacia las economías emergentes. 

Los directivos de la FED previeron en diciembre que las tasas de referencia subirían, por lo menos, tres veces en 2018. Las perspectivas son las mismas que había a comienzos de año y no hubo cambios en el ritmo previsto para los aumentos. Los registros del último encuentro de las autoridades de la entidad reafirman la trayectoria ascendente. “La mayoría de los participantes estimó que la mejora en las perspectivas para el crecimiento económico aumenta la probabilidad de que será apropiado sostener la política gradual (de aumento de las tasas de interés)”, sostiene el texto difundido ayer desde Washington DC. Jerome Powell, el nuevo banquero central, debutará ante el organismo encargado de definir movimientos de la tasa de interés el próximo 20 de marzo.

A lo largo de los primeros dos meses de 2018, el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años, la referencia para el mercado global, se ubicaron en torno a 2,9 por ciento anual. La mejora en la rentabilidad convierte a Estados Unidos en una aspiradora de fondos de inversores que buscan calidad y seguridad en sus colocaciones financieras. Por eso el impacto de una suba en las tasas de interés es doble. Incrementa el costo que debe pagar Argentina pero al mismo tiempo retacea fondos, ya que las colocaciones norteamericanas recuperan atractivo. Frente a ese posible escenario, la desregulación de los movimientos de capitales incrementa la vulnerabilidad de la economía local.