La empresa de capitales brasileños Coteminas comunicó ayer el despido de 52 obreros y obreras textiles de su planta de La Banda, Santiago del Estero. Se suman a las 26 cesantías del mes de enero. Así, la empresa se desprendió de casi el 10 por ciento del personal de la fábrica, todos del sector de producción de sábanas, afectadas por las importaciones provenientes de Asia. El año pasado, Coteminas ya había echado a 70 personas. A pesar de que se trata de una sola empresa, la magnitud de los despidos hace que se sienta la reducción de trabajo en la ciudad.

“Los despidos son del sector de sábanas. Dicen que no hay ventas, que sobra mucha gente. Aparentemente quieren cerrar ese sector. Ahora son 52 los que echaron entre costureras, encargados y obreros. Mañana (por hoy) estaremos presentando una denuncia en la Secretaría de Trabajo para que analicen informes sobre la empresa”, indicó a este diario Carlos Santillán, secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT) en Santiago.

Coteminas es una de las empresas más importantes de la ciudad de La Banda. Su planta cuenta con unos 800 empleados y produce sábanas y toallas. La fabricación de toallas abarca desde el hilado hasta la confección final, mientras que la tela de la sábana proviene de Brasil y en la Argentina se realiza el proceso de corte y costura. Santiago del Estero cuenta con un polo textil gracias a la cercanía de la producción algodonera. “Es una fuente de trabajo para la ciudad y se notan los despidos. No tenemos opción, no hay textiles de ese tamaño y los talleres de 50 a 70 personas tampoco la están pasando bien”, describió Santillán.

Los 52 despidos en Coteminas se suman a las 26 cesantías de finales de enero y a otros 70 desa- fectados el año pasado. En noviembre de 2017, Companhia de Tecidos Norte Das Minas (Coteminas) había impuesto una reducción de dos días (viernes y sábado) a la tarea semanal que cumplen sus 200 operarios, con una merma de alrededor del 30 por ciento del sueldo.

Coteminas se instaló en el país en 2004 a partir de la compra de la empresa Grafa, para concentrar la producción de toallas. En 2014, la empresa informaba que “luego de otra fuerte inversión en la fábrica de Santiago del Estero que termina de convertirla en un centro productivo modelo, se da inicio a la confección de sábanas”.

“El conflicto laboral empezó cuando se abrió la importación en el área textil y se concentra en el sector de sábanas. La caída de las ventas se pudo solventar, pero ya el año pasado hubo un impacto fuerte sobre los trabajadores”, agregó Santillán. Según los microdatos que proporciona el Indec a los que tuvo acceso este diario, la importación de ropa de cama ascendió a casi 2 millones de kilos el año pasado, lo que representa un incremento del 28 por ciento con respecto a la cantidad importada a lo largo de 2016. A su vez, las cantidades adquiridas desde el exterior en 2016 supusieron una suba del 82,7 por ciento en relación a 2015. En suma, el avance bianual es del 135 por ciento. Al mismo tiempo, la venta de productos textiles (excluyendo indumentaria) cayó un 7,6 por ciento en 2016 frente a 2015 y un 2,2 por ciento adicional por sobre 2016. En el sector sostienen que el principal problema es la baja del consumo interno.

La industria textil cayó un 6,7 por ciento en 2017 según los datos oficiales. La producción de hilados de algodón bajó un 10,5 por ciento, mientras que tejidos lo hizo en un 5,1 por ciento. Esas bajas se montan sobre un desempeño muy pobre durante 2016. El sector textil en 2016 se achicó un 4,3 por ciento en relación a 2015 a raíz de la caída de hilados de algodón (-9,8) y tejidos (-1,3). El sector textil emplea a más de 400 mil personas en toda la cadena de valor de los cuales, según la Fundación ProTejer, se perdieron unos 25 mil puestos de trabajo en la gestión Cambiemos.