El dólar cerró ayer en el máximo de 20,61 pesos, al incrementarse 9 centavos. El tipo de cambio mayorista marcó una suba de 11 centavos y se ubicó en 20,36 pesos, lo cual también fue un record en el precio de la divisa con la que operan los exportadores, importadores y entidades financieras. El Banco Central, a diferencia del lunes, no intervino en la plaza. Las presiones sobre el billete verde volvieron a la city y economistas del mercado empiezan a alertar nuevamente sobre un posible impacto en los precios de bienes y servicios. En el primer trimestre del año, la tasa de inflación acumularía cerca del 7 por ciento. Se trata de una cifra que es casi la mitad de lo que el Gobierno espera de inflación para todo el año. 

La autoridad monetaria había intervenido en la plaza cambiara anteayer para evitar que la cotización del dólar siguiera en alza. Salió a vender en el mercado 30 millones de dólares y bajó dos centavos la cotización, al ubicarla en 20,52 pesos. Ayer la entidad a cargo de Federico Sturzenegger decidió no participar y la respuesta del mercado no se hizo esperar: el dólar registró un nuevo record. Entre los inversores hay una idea de que llegó el momento de dolarizar parte de las carteras y cubrirse de riesgos. La inflación fue muy alta en los últimos meses, el rojo de la cuenta corriente se ubica en los niveles más altos en décadas y la deuda acumulada en Lebac sigue por arriba del billón de pesos. En las reuniones de negocios de la city ya se habla de cuál es la probabilidad de una fuerte devaluación y cada vez hay más coincidencia que no es despreciable esa instancia.

La suba del dólar se concentró a partir de la segunda mitad de la jornada. Hubo compras importantes que se prolongaron hasta el final de la rueda, lo que adelanta que el mercado abrirá hoy con nuevas presiones alcista. Uno de los interrogantes de los operadores es si el Central volverá a intervenir en la plaza. Pocos le creen a la entidad y saben que la decisión vendrá directamente del Poder Ejecutivo. La principal preocupación es que el avance de la divisa acreciente el malestar de la población de los últimos meses, por las subas de los servicios públicos y los productos de consumo masivo. 

Las reservas internacionales cerraron en 62.454 millones de dólares, con una suba de 747 millones. El Central tiene una cantidad de reservas importantes, las cuales podrían ser usadas para frenar una escalada de la divisa. Pero cuando se observa la composición de ese stock de divisas la situación no parece tan fácil para el organismo. La mayoría de esos dólares no son genuinos, es decir no se acumularon por el ingreso neto de exportaciones ni por la entrada de inversiones extranjeras directas. Esos billetes se generaron por la colocación de deudas. Esto, según economistas de diferentes corrientes, genera una importante dependencia. El país queda vulnerable al humor de los inversores internacionales. Si dejan de prestarle a la Argentina, el Central se queda sin herramientas para intervenir en el mercado cambiario. 

La autoridad monetaria ya había perdido a principio de este año otro instrumento para controlar la cotización. El Poder Ejecutivo comenzó a decidir cuál es la tasa de interés de referencia y la consigna fue que el Central la vaya reduciendo en forma gradual a lo largo de este año. En los niveles actuales, en los que la Lebac de largo plazo arroja rendimientos de 25,05 por ciento, el mercado prefiere dolarizar carteras y genera presiones sobre el tipo de cambio. Así la entidad a cargo de Sturzenegger quedó sin margen para subir la tasa y mantener andando la bicicleta financiera. En las últimas licitaciones de letras el organismo monetario mostró su dificultad para sostener el endeudamiento con Lebac. Los inversores decidieron no renovar unos 80 mil millones de pesos y parte se destinaron a comprar divisas. El Ministerio de Finanzas ya empezó a ofrecer bonos atados a la inflación para intentar convencer al mercado de quedarse en pesos.