Permiso. En este rato de palabras quiero hacer una pausa para suspender el vértigo de las inevitables rutinas.
Qué macanuda la palabra Ojalá, a la hora de los augurios. Nos viene del árabe y significa “y quiera Dios”. En este rato la utilizaré para proponer brindis reflexivos.
Permiso, intentaré reflexionar en medio de una alegría peligrosa. Porque puede derivar en euforia y ya sabemos que la euforia es depresión al revés.
¿Puede uno valerse del reportaje para salvar una amistad trizada? Yo lo “usé” y alcé una amistad cuatro años interrumpida por mi encono.
Vendrá el tiempo en el que la edad de las personas se medirá por la cantidad de mundiales que gozó y/o agonizó. Ni Dios se salva de los mundiales.