Un artista del mundo flotante
Con bajo perfil, como asomando detrás de Murakami y por encima de los hombros de toda la brillante generación brit de Rushdie, Amis, McEwan y compañía, Kazuo Ishiguro se acaba de alzar con el Premio Nobel de Literatura. Quizás por haber nacido en Nagasaki, de donde emigró a los cinco años, se insistió mucho en su posible inserción nipona en la geopolítica literaria. Pero lo suyo fue una manera de resolver la interna abierta en los 80 por la revista Granta. Breve historia de un Nobel tan merecido como menos controvertido de lo que sugirieron los medios y las redes sociales por estos días.