CONTRATAPA

Miasmas del pantano

Por Juan Gelman

Algunos “halcones-gallina” no parecen contentos con la forma en que W. Bush está guerreando en Irak. Hay motivos: la insurgencia recrudece y el director de los servicios de espionaje iraquíes, general Mohamed Abdullah Shahwani, considera que incluye a más de 200.000 personas entre guerrilleros de tiempo completo, combatientes de tiempo parcial y simpatizantes que les proporcionan inteligencia, logística y techo. Los cálculos del Pentágono, optimistas o negadores, dicen que sólo son 20.000 (AFP, 3-1-05). Pero quién puede con la testarudez de los hechos. EE.UU. perdió 348 hombres durante el último cuatrimestre del año pasado, más que en cualquier otro lapso similar desde la invasión de marzo del 2003. Un 25 por ciento del total oficial de 10.000 norteamericanos heridos desde entonces se registró en el mismo cuatrimestre. El ritmo de los ataques contra los ocupantes se elevó de unos 1400 en septiembre (47 por día) a 1600 en octubre (53 por día) y a 1950 en noviembre (65 por día). En los mismos meses de 2003 fueron 649, 896 y 864, respectivamente (AP, 30-1204).
No faltan otros motivos. A los problemas de reclutamiento que hoy padecen las fuerzas armadas y la reserva estadounidense se suma una deserción en aumento. Se estima en 5500 el número de efectivos que abandonaron las filas para no combatir en Irak. Algunos se refugian en Canadá, como en los viejos tiempos de la guerra de Vietnam, y para ayudarlos han vuelto a entrar en funcionamiento los viejos canales subterráneos de evasión. Uno de esos refugiados es Jeremy Hinzman, quien firmó contrato para servir cuatro años en el ejército, fue enviado a Afganistán y empezó a tomar conciencia de que se había equivocado de carrera cuando marcaba el paso en un pelotón de reclutas que cantaban “Entrénate para matar, matar queremos” (The Daily Telegraph, 9-1-05). Los 55.000 que desertaron durante la guerra de Vietnam fueron amnistiados por Jimmy Carter a fines de los años ’70. Estos otros, quién sabe.
Hay más motivos todavía. Varias naciones de Europa retiraron sus tropas de Irak y la llamada “coalición” de fuerzas ocupantes se deshace a ritmo creciente: unos 15 países de la formación inicial “han reducido sus tropas aunque fueran relativamente pequeñas, anunciaron recortes o las retiraron, a pesar del poderío cada vez mayor de la insurgencia” (Los Angeles Times, 5-1-05). Además de España, Hungría completó la evacuación de sus 300 hombres el mes pasado; en noviembre, el primer ministro (socialista) Ferenc Gyurcsany había solicitado que esas tropas permanecieran en Irak hasta dos meses después de las elecciones iraquíes previstas para el 30 de enero, pero la Cámara de Diputados vetó esa demanda (AFP, 12-12-04). El ministro de Defensa polaco, Jerzy Szmajdzinski, anunció la retirada en febrero próximo de 700 de los 2400 efectivos que su país aportó a la coalición (Warsaw Business Journal, 15-12-04); pareciera que Polonia –cuyo contingente en Irak es el cuarto en importancia después de los de Gran Bretaña, Corea del Sur e Italia–, como miembro flamante de la Unión Europea intenta acercarse a Francia y Alemania, que se opusieron a la guerra y no enviaron tropas a Irak. El ministro de Relaciones Exteriores de Lituania, Antanas Valionis, habló de retirar el batallón lituano al término de las elecciones iraquíes, corrigiendo a su ministro de Defensa (Sinjua, 7-1-05). Los Países Bajos –cuyo gobierno es uno de los aliados firmes de EE.UU. en Europa– harán lo mismo a fines de marzo; sus 1350 militares en Irak están descontentos con la paga (Algemeen Dagblad, 7-105). Es verdad que la “Coalition of the Willing”, dado que la ONU no autorizó la invasión a Irak, fue inventada por la Casa Blanca para legitimar la agresión. Difícilmente Colin Powell habrá creído que integrantes como Tonga o Palau agregarían algo a la empresa bélica.
Bush hijo declara con insistencia que las elecciones del 30 –melladas por la abstención sunita y por bombas que seguramente alimentan otras abstenciones– serán la panacea democrática que los iraquíes necesitan. Piensa lo contrario un gran amigo de Bush padre y ex asesor de seguridad nacional, Brent Scowcroft: para él, esos comicios “no serán una transformación prometedora y tienen un gran potencial de agravamiento del conflicto”, que podría desembocar en una guerra civil. Lo que ocurre en Irak, agregó, suscita el interrogante fundamental de “si nos vamos ya” y urgió a Bush que subrayara a los gobiernos europeos que EE.UU. solo no puede afrontar la situación y les preguntara qué pasaría si las tropas estadounidenses se retiraran ahora (The New York Times, 10-1-05). “En pocas palabras –señala el periódico– (Scowcroft) ha sugerido que Bush convoque el espectro del fracaso en Irak si no hay una presencia extranjera importante.” Pero en los pasillos de la Casa Blanca, del Pentágono y del Congreso hay quienes discuten acerca de cuándo y cómo las tropas norteamericanas podrían retirarse de Irak, aunque el propio W. ha reconocido –y es evidente– que las fuerzas de seguridad iraquíes que EE.UU. entrena, diezmadas por los ataques suicidas y probablemente infiltradas por la insurgencia, no están en condiciones de garantizar la estabilidad democrática del país democráticamente invadido.
Un informe de diciembre elaborado por la Junta de Ciencias de la Defensa (DSB por sus siglas en inglés), el grupo asesor clave del Pentágono, cuestiona explícitamente las afirmaciones de Donald Rumsfeld anteriores a la invasión, según las cuales EE.UU. iba a reducir rápidamente la presencia de sus tropas en Irak una vez derrocado Saddam Hussein (www.acq.osd.mil/dsh/ reports/2004-12-DSB_SS_Report_Final.pdf). De las conclusiones del informe de 220 páginas se desprende que Washington necesitaría medio millón de efectivos para derrotar a la insurgencia, mantener la paz interior y llevar a cabo las tareas de reconstrucción del país. ¿De dónde saldrán esas tropas, para no hablar de los 4500 millones de dólares mensuales que la ocupación le cuesta ya al erario norteamericano? Es obvio que de Europa no vendrán. Ni de Palau o Tonga. Claro que no hace falta ayuda ajena para hundirse cada vez más en el pantano iraquí, como EE.UU. se está hundiendo.

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