CONTRATAPA

La culpa la tienen los terroristas

 Por Osvaldo Bayer

Todos los años repetimos el triste deber de exponer las estadísticas del mundo. Bastan dos para demostrar esa injusticia, o mejor dicho del régimen y del sistema que rigen el mundo. Primero, la del 11 de junio de este año de la FAO, la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación. Se titula: “Los menos están satisfechos”. Ochocientos quince millones de seres humanos padecen hambre. Al mismo tiempo, el 14 de este mes: “El armamentismo creció el año pasado en un siete por ciento”. Desde el atentado de las Torres Gemelas, las cifras se han acelerado. Menos alimentos, más armas. ¿Cuántas veces lo hemos escrito? ¿Qué hacen las democracias del mundo? ¿Qué hacen las iglesias del mundo? ¿Qué hacen las universidades del mundo? ¿Qué hacen los intelectuales del mundo?
Desde el 11 de setiembre ya sabemos todos quién es el culpable: los terroristas.
Y se buscan y se encuentran los culpables. Por ejemplo, el último ha sido un señor José Padilla a quien también se identifica con un nombre árabe. Es el demonio mismo. Fue sorprendido en Estados Unidos, según dijo la CIA, mientras preparaba los planes para hacer un atentado con “una bomba atómica sucia”. Padilla, por supuesto, un latino, con sospechoso sobrenombre árabe. Por ahí está el camino de la verdad: llegar a descubrir por fin dónde están los enemigos de la humanidad. La CIA nos ayudará a encontrarlos.
País democrático no es aquel donde todos comen todos los días sino donde las llamadas “fuerzas democráticas” están bien respaldadas para mantener el orden occidental y cristiano; esto último ya no se usa más, no es necesario, eso no se dice más, ahora se es “democrático” lisa y llanamente cuando se está contra el terrorismo internacional. Porque claro, nuestro enemigo actual no es el hambre sino el terrorismo.
Las estadísticas dicen lo contrario: los pueblos ricos les venden armas a los pueblos hambrientos. En el año 2001, Estados Unidos ha vendido armas por cuatro mil seiscientos millones de dólares, le siguen Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Holanda. Sí, sí, todos países absolutamente democráticos, cristianos y occidentales. Y el que más compra es nada menos que Eritrea, país de una pobreza que hace saltar las lágrimas al más insensible. También Burundi, Etiopía y Ruanda. O países que acaban de destriparse mutuamente, como Bosnia, Croacia y Serbia. El estudio de la Sipri señala que la sexta parte de la población mundial y la cuarta parte de los países en desarrollo viven con menos de un dólar por día. Comprar armas es quitarles el pan de la boca a esos pueblos. Y las armas las compran los políticos corruptos mojados por las coimas de los productores de armas. ¿No son ésos los terroristas? Por supuesto que no. Terrorista es un sujeto indefinido que puede ser hasta el vecino tuyo. Por eso en todos los países civilizados se están creando nuevos servicios de informaciones. En la Argentina, que en ese sentido siempre se pone a la vanguardia en adoptar lo que nos enseña Estados Unidos, las fuerzas armadas piden hacer “inteligencia interna” para vencer al terrorismo. Claro, porque ése es el peligro, no las fuerzas armadas sino, por ejemplo, los maestros, las Madres de Plaza de Mayo, los piqueteros, las asambleas populares, ahí está, allí están. Por eso nuestros representantes del poder ya están preparando todo. Buscar el abrazo militar. En el seminario organizado por el Estado Mayor Conjunto está la clave.
No faltaba ninguno: militares, marinos, aviadores, comisarios, empresarios, banqueros y los opinadores de siempre que tienen dos brazos derechos. Es decir, estaban todos los argentinos de verdad, empeñados en la lucha contra el terrorismo. Luego, en el Día de la Bandera, el Presidente sustituto estuvo con los comandantes en jefe, no con los maestros de frontera que sí hacen patria, y ya en la línea hacia dondevamos, los camiones del ejército dieron mate cocido a los muertos de hambre cordobeses y el intendente de Rosario invitó a las fuerzas armadas a mezclarse con el pueblo en un espectáculo que conmovió hasta las lágrimas a coroneles retirados, políticos con esperanzas y viejos torturadores que recordaban aquellos tiempos donde todos éramos argentinos, derechos y humanos.
Es decir, que ya los argentinos tenemos una misión para el futuro: estar atentos a la lucha contra el terrorismo. Miremos al Norte, escuchemos las conferencias de prensa de George dobleiú. Más ahora, cuando también se caen Brasil y Uruguay del mercado. Ahí también la culpa la tienen los terroristas y no el sistema egoísta y exterminador de la globalización capitalista. Pensemos en José Padilla y en su bomba atómica sucia. Y en las Torres Gemelas. Ahí está la clave, como lo dijo muy bien el gran demócrata del Norte: “Debemos cortar las raíces del terrorismo”. Por eso nuestro general Brinzoni, por eso “su brazo político” –como muy bien lo dice la crónica–, el del radical Horacio Jaunarena, ministro de Defensa de la Patria, por eso el filósofo antiterrorista, el coronel José Luis Piedra, por eso siempre allí, en el lugar de reunión, el general San Martín y Cristo crucificado.
Todo está ya listo. Mientras el ejército saldrá a dar mate cocido a los muertos de hambre en nuestras calles, sus generales se dedicarán a estudiar el terrorismo. Y todo saldrá bien. Hasta se puede pensar en un gobierno cívico-militar con un peronista-radical como presidente; el general Brinzoni, como asesor espiritual antiterrorista, y el senador Cafiero como embajador ante la Santa Sede.
Y veremos cómo poco a poco desaparecerán las carpas docentes, los piquetes, las Madres de la Plaza y los obreros que administran sus propias fábricas abandonadas por los patrones. Y llegaremos orgullosos a lo que hoy nos puede demostrar Kenia: los trabajadores tienen un horario de 66 horas por semana y ganan justo un dólar por día. Si todos hiciéramos como los trabajadores de Kenia, en la Argentina no habría hambre ni desocupación ni jubilados humillados. Hasta hace poco el primer mundo proclamaba a Kenia como el país modelo de Africa occidental. (Ahora se callan la boca, por lo menos hay todavía un poco de vergüenza.)
Pero eso sí. La guerra con Irak ya está decidida y que se vaya preparando Saddam Hussein. El Washington Post publicó el domingo pasado una noticia que nos debe tranquilizar a todos: George dobleiú Bush ha dado poder al servicio de informaciones CIA para realizar operaciones ocultas que lleven al derrocamiento de Saddam, a tomarlo prisionero y hasta a emplear, llegado el caso, “violencia mortal” contra él. Más todavía, la información señala que la CIA está autorizada a apoyar con dinero, armas, instrucción e informaciones del servicio secreto a grupos internos y externos de Irak. Y finalmente, se autorizó el envío de comandos especiales. Todo muy democrático, occidental y cristiano.
El ejército argentino, en todo este nuevo capítulo del progreso del mundo, no quiere quedarse atrás. Y pretende que se vuelva al servicio militar obligatorio.
Esto sería un insulto a quien, con su sacrificio, obligó a su eliminación: el soldado Carrasco, muerto a patadas por uniformados de ese ejército, en una actitud más que cobarde. Fue otra de las batallas ganadas por nuestro ejército después del método de desaparición de personas, por el cual se hizo famoso y seguirá siendo famoso en el mundo entero. Es interesante esta historia: el general Menéndez, comandante general en Malvinas, que se rindió con armas y bagajes ante el inglés, acaba de compararse con el mariscal alemán Von Paulus, el que luchó en la batalla de Stalingrado. Las cosas que uno ignora. Ya que estamos, el general Galtieri, ahora, podría compararse con el mariscal Rommel. Fíjese el lector, tenemos cosas tan buenas y lo ignoramos. Pero eso sí, la batallacontra el terrorismo la va a ganar el general Brinzoni y su consejero, el infaltable Jaunarena.
Contra la nueva implantación del servicio militar nos opondremos los viejos y los jóvenes argentinos hasta las últimas consecuencias. No, servir en ese ejército, nunca.
Veremos qué dicen los políticos, agachados y en cuclillas, ante los planes de organizar un país argentino militarizado y antiterrorista a la George dobleiú Busch. El pueblo ya se pronunció este 20 de junio, en la calle.

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