CULTURA › “ANTEOJITO” DEJO DE SALIR, DESPUES DE 37 AÑOS

Estamos todos hechos Trapito

El número 1925, que está en la calle, es el último de la larga historia de la revista que fundó y aún manejaba Manuel García Ferré.

La revista Anteojito, que colaboró, para bien o mal, con la formación de no menos de tres generaciones de argentinos, ha comenzado a ser historia: el número que está en la calle marca su despedida, enmarcada en una crisis económica que tiene en jaque a numerosas publicaciones periodísticas. Anteojito no pudo sobrevivir a la dura competencia de la revista Genios, que en los dos últimos años se convirtió en el peso pesado del mundo de las publicaciones infantiles que intentan acompañar el aprendizaje escolar. El proceso que finalizó con la decisión de la editorial de Manuel García Ferré suma a la crisis del sector una serie de decisiones estratégicas erróneas, entre ellas su tendencia a no renovarse graficamente, ni renovar sus discursos,
Una comparación entre Anteojito y Genios parece hablar de dos eras, separadas por un abismo: aquella seguía aferrada a códigos de comunicación de la década del ‘60, en todo caso de los tempranos ‘70, mientras ésta parece pensada para chicos del siglo XXI, que tienen acceso a la computación, o a sus códigos visuales. Pese a ese evidente desfasaje, Anteojito seguía presentándose como “la revista escolar más completa, útil y divertida”. El Instituto Verificador de Circulación le daba en octubre a Genios una venta semanal de 72.673 ejemplares, mientras la ahora extinta publicación de García Ferré sumaba 33.330 revistas cada siete días. Según el IVC, Billiken, de Atlántida, tenía por semana entonces 26.757 compradores semanales. Estas cifras bajaron en las semanas siguientes, con la crisis económica general y el fin del período escolar 2001.
Nacida justo en la mitad de los años ‘60, cuando gobernaba el radical Arturo Illia con el peronismo proscripto, pero las honrosas Fuerzas Armadas Argentinas estaban dispuestas a darle a la patria la señera presencia del general Juan Carlos Onganía, la revista de García Ferré permanecía en el siglo XXI como si el tiempo no hubiese pasado: “Anteojito”, “Trapito”, “Pí-Pío” “Hijitus”, “Cachavacha”, “Pucho”, “Neurus”, “Antifaz”, “Pelopincho y Cachirula”, “Calculín” y “Larguirucho” seguían siendo parte de su oferta permanente a los mismos chicos que miran por televisión “Pokémon”, “Evangelion” y “Las Chicas Superpoderosas”. Esa sensación de déjà vu para los mayores y de cosa de mayores para los más chicos colaboró decididamente con su ocaso. Durante su apogeo llegó a vender 200 mil ejemplares, según el mismo propietario.
García Ferré, un español que en la Guerra Civil estaba a favor de Franco, no es muy proclive a los cambios, si se tiene en cuenta que el año pasado reestrenó una versión apenas retocada de Mil intentos y un invento, de 1972, llevando a los cines 220 mil espectadores. El creador de películas del nivel de Trapito, Ico el caballlito valiente y Las alegrías de Pantriste venía envalentonado por el éxito comercial de Manuelita, que en 1999 sacudió las boleterías, tras haber recibido una serie de jugosos créditos del Instituto Nacional de Cine que dirigía Julio Mahárbiz. Como no le gusta cambiar, tampoco incluyó en marzo pasado, en las obligadas efemérides, el aniversario del Golpe de Estado de 1976, pese a que hay una ley que indica que el tema debe ser de tratamiento obligatorio en las escuelas. La Defensoría del Pueblo de La Plata inició por eso una demanda que ahora carece de sentido.

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La imagen de “Anteojito” casi no habìa evolucionado en las ùltimas tres décadas.
 
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