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El entrenador del campeón tiene casi lista la renuncia

Américo Gallego está cumpliendo con Independiente una campaña peor que la que realizó cuando asumió, antes del título, y si Colón le gana esta noche, el técnico preferiría alejarse.

Hace ya varias fechas que Américo Gallego tocó, a su particular criterio, el techo. Ahora, el técnico de Independiente ya planea a cortísima distancia del piso, al punto que el dato más significativo de la semana de Independiente no son los siete cambios que el equipo tendrá esta noche para jugar contra Colón en Santa Fe, sino los ocho puntos que separan al actual campeón del fútbol argentino de la zona de promoción. Allegados al entrenador aseguran que, si Independiente pierde hoy, Gallego ensayará el adiós.
Y aunque no hay por qué creer que esa distancia –apenas tres partidos perdidos– va a desaparecer a corto plazo, ya que además hay cuatro equipos entre Independiente y la auténtica zona roja –son Central, Olimpo, Lanús y Banfield–, ese detalle no parece atenuar la mirada crítica instalada sobre la tarea de Gallego, que no acierta con la formación ideal. Como está cumpliendo con una campaña aún peor que la que hizo apenas llegado al club (en el Clausura 2002 dirigió siete partidos y sacó 5 puntos, tres más que los 2 que Independiente lleva cosechados en seis fechas del Clausura 2003) no son pocos los que piensan –incluido el propio Gallego– que el ciclo podría acabarse a corto plazo.
Mientras el presidente Andrés Ducatenzeiler aseguró, antes de la derrota ante Vélez, que quería que Gallego se quedase una temporada más al frente del equipo, Daniel Grinbank, el auténtico hombre fuerte de esta conducción, calificó de “horrorosa” a la pretemporada del equipo, y se opone a que se le renueve la confianza.
A Gallego, que después de las derrotas está yendo a ver a un analista, ni siquiera le queda el recurso de argumentar que el plantel se está armando, como le quedaba a mano en aquellos primeros partidos en que dirigió a Independiente, antes de iniciar la campaña victoriosa del torneo anterior. Es que ahora dispone de los mismos jugadores que salieron campeones, y si varios de ellos están atravesando una floja temporada, la motivación también es responsabilidad del entrenador. “Más que el rendimiento, me preocupan los resultados –ha dicho recientemente Gallego–. Sin resultados, nadie puede tener continuidad”.
El partido de esta noche, entonces, puede ser clave en dos aspectos. Independiente no ha ganado uno solo de los seis partidos que jugó en este torneo (solo ha reunido el 11,11 por ciento de los puntos en disputa, contra el 75,43 por ciento de la campaña campeona y el 23,88 por ciento en los siete partidos del Clausura 2002) sino porque este mismo equipo de Colón fue goleado 7-1 en Avellaneda en el último torneo. Gallego, dicen, no soportaría perder esta noche en Santa Fe con un equipo al que humillaron hace menos de seis meses.
Es curioso que el técnico campeón vea amenazada su continuidad con jugado apenas un tercio de un torneo que resulta magnánimo con los entrenadores, a juzgar por las estadísticas. Si los últimos campeonatos venían devorándose en promedio un técnico cada dos fechas, y en el Apertura 2002 la cifra creció uno cada 1,72 fechas (11 entrenadores depuestos en 19 fechas), solo dos entrenadores perdieron su puesto en las seis fechas que se llevan disputadas en este Clausura 2003. Carlos Babington (Huracán) y Sergio Batista (Talleres) sostienen el ritmo de un entrenador despedido cada tres fechas.

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Américo Gallego no pierde la sonrisa ni con esta campaña.
 
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