DEPORTES › BIANCHI DEJO ATRAS LA INCERTIDUMBRE Y MIRA A CHILE

Boca regresó feliz y tranquilo

Boca ya está de regreso en Buenos Aires. Ayer a las siete de la tarde llegó a la lluvia de Ezeiza una delegación satisfecha. Todos, pero sobre todo el entrenador. El triunfo ante Paysandú, por 4 a 2, en la caldera del Mangueirao, le permitió a Carlos Bianchi confirmar que ya encontró el equipo para la fase siguiente. Por eso ya comenzó a pensar en los chilenos del aguerrido Cobreloa, al que enfrentará el miércoles en el desierto de Calama, por los cuartos de final de la Copa Libertadores.
La confirmación de que volver a la fuentes le daría resultado la tuvo Bianchi cuando decidió retornar al su esquema de 4-4-2 y dejar de lado el siempre permeable –para su estilo– 3-4-3, sistema que no le dio los resultados esperados. “Cuando hicimos el reconocimiento del campo de juego, vi que la cancha tenía dimensiones considerables, por lo que si Boca jugaba con tres en el fondo podría tener problemas si es que Paysandú actuaba de contraataque”, explicó Carlos Bianchi. Así fue como resolvió el ingreso del juvenil Jerez, como lateral derecho y le sumó a Burdisso, Schiavi y Crosa, experimentados para completar el fondo.
“En el mediocampo no tenía dudas, había que ir con todo el potencial”, siguió el técnico de Boca y por eso no dudó en colocar a Battaglia, Cascini, Cagna y Delgado, como contenedores y abastecedores de juego para Guillermo y Tévez. Precisamente Barros Schelotto jugó –como Carlos Tévez– un gran partido y con su actuación pareció terminar con cualquier polémica respecto de cuándo y cuánto puede y debe jugar: fue figura y goleador ante Colón y Paysandú en los dos partidos claves de la recuperación boquense. Encontrado el equipo, Bianchi tuvo además una buena noticia suplementaria, ya que Ezequiel González, que se había desgarrado en la pierna derecha el 30 de marzo frente a Gimnasia, ya está plenamente recuperado –en Brasil realizó un trabajo especial– y estará listo para el partido del miércoles en Calama ante Cobreloa.
El equipo chileno en la primera fase dejó en el camino a Gimnasia y Alianza Lima e ingresó junto con Olimpia al tramo siguiente, superando a los Pumas de la UNAM, de México. Ahora viene Boca, que ya lo derrotó por la Copa en el 2001 por un doble 1-0.

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Bianchi con la pilcha de técnico en la mano y la alegría por dentro.
En menos de una semana el panorama cambió en los dos frentes.
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