DEPORTES › ESCASO DE FUTBOL, EMPATO SIN GOLES ANTE LANUS EN LA BOMBONERA

Sin Tevez, Boca no es cosa seria

El equipo con variantes que presentó Carlos Bianchi es el primero que no logra la victoria en este Apertura.

 Por Facundo Martínez

Un delantero que no puede parar la pelota y no advierte que debe salir de la posición fuera de juego; otro que corre, por ahí engancha y luego se cae y, para colmo, ejecuta mal los tiros de esquina; un volante de creación que casi no crea y encima participa poco del juego; un volante central que no puede ser salida, de tan impreciso: ésas fueron las variantes del Boca que presentó ayer Carlos Bianchi para enfrentar a Lanús. ¿El resultado? Un empate sin goles para un partido tan feo y aburrido que sólo de recordarlo hace daño y la sensación de que, sin Carlos Tevez y el brasileño Iarley, Boca se desacelera, pierde el cambio de ritmo y se vuelve absolutamente previsible para cualquier rival.
Hay que decirlo: la situación más clara de gol –de Boca pero también de Lanús–, el pelotazo, remate, rebote, cabezazo, que más cerca pasó de alguno de los arcos lo hizo a más de un metro, cuando no fueron cinco, diez, quince o más, mucho más. Porque los que llegaron a las manos de los arqueros, Abbondanzieri y Flores, fueron el producto de remates frontales desde poco menos de la mitad del campo de juego, todos atajables, o algún centro fácil, controlable.
Ejemplos: la primera fue para Lanús, ¡a los 31 minutos!, un remate de Mannara que pasó a dos metros del travesaño; a los 32, un cabezazo de Ribonetto, que pasó cerca, a un metro, del ángulo derecho del arquero de Boca; y, a los 35 y 45, dos remates frontales de Villarreal y Clemente Rodríguez, que fueron a parar a la tribuna de socios, por encima del cerco perimetral. Y en el complemento, a los 70, un cabezazo de Barijho, tras un centro de Cángele –ingresó por Donnet y fue de lo mejorcito–, que pasó también lejos del arco; un remate de Salomón, a los 77, también desviado; y, a los 80, un centro de Estévez para un remate de Barijho, de volea pero desastrozo, que se fue alto, a un costado, a la segunda bandeja.
Hasta el árbitro, Horacio Elizondo, se contagió del partido y no cobró un clarísimo penal de Pelletieri sobre Cángele –en lo que era el mejor avance de los locales, en un contraataque–, quizá la única oportunidad que tenía Boca de abrir el marcador. Eso sí, Elizondo sacó nueve amarillas, la mayoría por repetición de faltas: “Por esa, esa, esa y esa”, explicaba.
Por el lado de Lanús, el empate puede festejarse –hasta ayer todos los que enfrentaron al puntero habían perdido–, siempre que no se recuerde que, en este Apertura, los granates todavía no conocen la victoria. Mientras que, en lo inmediato, a Boca el resultado tampoco lo perjudica.
Los que sí se complicaron ayer fueron Barijho y Estévez, y en menor medida el colombiano Vargas, que apareció de a ratos y mezcló buenas con malas, aunque no desentonó en la desafinación general. Barijho: lento, impreciso y desconcentrado a más no poder, desperdició su chance tras un año y diez meses de ausencia en la primera de Boca. Estevez, seguramente, tendrá el domingo ante Talleres una nueva oportunidad, aunque le quedará un margen menor como para repetir su flojísima actuación de ayer.

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