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Boca y River se burlan de la AFA sin ser sancionados

Ambos clubes transgreden el reglamento de selecciones al decidir no ceder a Carlos Tevez y a Fernando Cavenaghi para el Mundial Sub-20. La entidad madre mira hacia otro lado.

 Por Gustavo Veiga

Estamos ante el advenimiento de un nuevo descubrimiento científico. Los reglamentos del fútbol argentino serían biodegradables: entran en descomposición al mínimo contacto con aquellos seres vivos (en un sentido literal y metafórico) llamados dirigentes. Esta vez son los que profanarán normas aprobadas por unanimidad el 19 de mayo de 1999, sugeridas por el técnico José Pekerman, triple campeón mundial y guía indiscutido para nuestros jugadores jóvenes. Repetirán una experiencia similar a la que se vivió hace cuatro años y medio, cuando los convocados desconvocados fueron Pablo Aimar y César La Paglia, entre otros. Hoy, en la Selección Juvenil Sub-20 ocurre lo mismo con sus dos máximas estrellas: Carlos Tevez y Fernando Cavenaghi. Pero el Mundial no se disputará en Nigeria y sí en Emiratos Arabes, ni aquél se postergó como éste por la guerra de depredación que Estados Unidos emprendió contra Irak. Lo que se sabe es cómo finalizó aquella participación argentina en el país más populoso del Africa: con los pibes goleados 4-1 por México y eliminados en octavos de final.
Hoy se reúne el Comité Ejecutivo de la AFA y, se supone que allí, diez días antes del plazo definitivo para elevarle la lista a la FIFA, Boca, River y, acaso San Lorenzo, responderán oficialmente si ceden o no a sus futbolistas. Posibles títulos internacionales o de cabotaje, dinero, mucho dinero y, sobre todo ellos, precoces profesionales zarandeados por sus clubes sin derecho a ser escuchados, componen una trama donde, por enésima vez, se pulveriza la credibilidad de quienes dirigen y los compromisos asumidos vuelven a ser pisoteados.
La reglamentación de selecciones juveniles es (¿era?) clara, y a los efectos de su cumplimiento considera oficiales los torneos “organizados por la FIFA y la Confederación Sudamericana de Fútbol”. Se trata de la misma que, en su punto 4, sostiene: “Todo jugador con edad para participar en torneos juveniles oficiales debidamente designado y convocado que sin causa justificada no concurra a cualquier citación dispuesta por el director técnico de dicha selección o por la autoridad u organismo competente de la AFA, para entrenamientos, concentraciones, cotejos concertados, prácticas, etc., quedará automáticamente inhabilitado para integrar equipos de cualquier categoría y de cualquier club por todo el lapso de tiempo que perduren las actividades y partidos del seleccionado para el cual había sido citado, y será sometido al pronunciamiento final y sanciones correspondientes por parte del organismo disciplinario que corresponda”.
Hugo Tocalli, el sucesor de Pekerman, acaba de convocar para jugar en Emiratos Arabes a Tevez y a Cavenaghi, pero resulta que, por distintos motivos, no irán al Mundial. El primero porque Boca disputará con el Milan la final Intercontinental el 14 de diciembre en Tokio y el pibe de River porque su equipo aún tiene chances de acceder a las instancias decisivas de la Copa Sudamericana, pero además porque estaría saturado de fútbol y si viaja con el juvenil vería pasar de largo sus vacaciones por segunda vez consecutiva. No las tuvo este año porque disputó el torneo Sudamericano de Uruguay y tampoco las tendría en el 2004 si es convocado para el Preolímpico de Chile clasificatorio para los Juegos de Atenas, que empieza el 7 de enero.
Ahora bien, ¿cómo son pasibles de sanciones los jugadores –el reglamento así lo dice– si los dirigentes ponen las trabas y ellos solamente las piernas? Semejante desaguisado sería resuelto, una vez más, por un procedimiento corriente en nuestro fútbol: se borrará con el codo lo que se escribió con la mano. O sea, lo que redactó Pekerman, hoy en España y dedicado a otros menesteres. “Si hubiera que cambiar el reglamento, se hará. Este tema debería tratarse especialmente en el Comité Ejecutivo para modificarlo”, le admitió a Página/12 uno de los más altos directivos de la AFA. De este razonamiento se desprenden dos hechos: uno obvio, como que las autoridades del fútbol argentino ceden con facilidad a las presiones de los clubes poderosos y otro inadmisible y que consiste en desandar el camino transitado por Pekerman hasta que abandonó la AFA. Los responsables de dictar y hacer cumplir las normas que los rigen miran para otro lado. Tocalli, el entrenador del plantel que afrontará un Mundial sin gozar de las prerrogativas que sí tienen colegas como Carlos Bianchi o Manuel Pellegrini, fue tan claro como su antecesor. En un reportaje que acaba de concederle a la revista de los periodistas acreditados en AFA, comentó: “Todos los clubes quieren tener jugadores en la Selección. Todos. Pero cuando llega la hora de cederlos, hay contratiempos. Nosotros somos complacientes, entendemos a los clubes y tratamos de ponernos de acuerdo con los técnicos, porque creo que la Selección les da importancia en el mundo, y no están dando esa colaboración necesaria”.
Lo lamentable es que la situación se reitere, más allá de las causales invocadas para no ceder a Tevez o a Cavenaghi. El 25 de marzo de 1999, viajaba primero hacia Francia la delegación argentina que luego disputaría el Mundial Sub-20 en Nigeria. La integraba una mayoría de juveniles hoy consolidada en equipos argentinos o del exterior: Costanzo, Gabriel Milito, Cambiasso, Daniel Montenegro, Saja, Farías, Insúa, Galletti, Fernando Crosa, Roldán, Juan Fernández, Duscher, Sixto Peralta, Rivarola, Villarreal, Grabinski, Zubeldía y Flores Coronel. Sin embargo, Pablo Aimar, Javier Saviola y César La Paglia no jugaron el Mundial porque River –en el caso de los dos primeros– y Boca se negaron a cederlos.
En una entrevista que le realizó Página/12 a propósito de aquellos problemas, Pekerman sostenía: “La preponderancia que tomaron los juveniles es nueva. Pero no debemos dar pasos atrás, necesitamos replantearnos cómo estamos hoy. Ya retrocedimos por no haber podido cumplir con el proyecto de este grupo que estaba planificado cuatro años antes. Nos superó la realidad de nuestro fútbol...”. Fue en ese contexto que el ex director general de selecciones nacionales exigió las rectificaciones, aprobadas posteriormente por el Comité Ejecutivo de la AFA. Las mismas que ahora se borrarán de un plumazo.
Para el Mundial, que comenzará el 27 de noviembre, fueron convocados, además de Tevez y Cavenaghi, Ferreira y Mascherano (River), Eberto, Cangele y Joel Barbosa (Boca), Carrusca y Sosa (Estudiantes), Rodríguez, García, Bottinelli, Zabaleta y Montillo (San Lorenzo), Fernández (Newell’s), Rivas (Independiente), Herrera (Central) Romero (Lanús), Mariano Barbosa (Banfield), más Biglia y Colace, de Argentinos, el único club del ascenso con representantes en la Selección Sub-20. El viernes 14 debe ser presentada la nómina definitiva de 20 futbolistas y no prosperará ninguna alquimia parecida a la que permitió que Nicolás Burdisso comenzara a jugar el Mundial del 2001 más tarde, porque antes había viajado a México para disputar la primera final de la Copa Libertadores contra el Cruz Azul de ese país.
Con tino, Tocalli se niega a compartir con Boca el irresistible fútbol de Tevez, ahora lesionado. O juega en los Emiratos Arabes o va a Japón. El pibe de Fuerte Apache se convirtió en el jamón de un sandwich que prepararon los dirigentes. Tan poco serio como seguir sosteniendo el viejo slogan que sostenía: “La Selección es de todos”. ¿De quiénes?

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Carlos Tevez, Hugo Tocalli y Fernando Cavenaghi, en los días felices del predio de Ezeiza.
 
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