DEPORTES › LA AFA NO RECONOCERA EL CONTRATO EN DOLARES QUE TENIA CON EL ENTRENADOR

A lo mejor, a Bielsa le pagan con bonos

La historia secreta del conflicto: el técnico y Julio Grondona se reunieron en Stuttgart tras el amistoso con Alemania, pero no hay solución a la vista. La deuda no se saldará en divisas, pero el entrenador no renunciará por respeto a los jugadores.

 Por Gustavo Veiga

La historia tiene un final tan abierto como imprevisible, acaso similar al desenlace de la crisis endémica que soporta el país. Marcelo Bielsa pretende que la AFA le respete un contrato pactado en dólares y que regularice los pagos que ya acumulan un atraso de siete meses. La deuda asciende a 490.000 dólares en “concepto de prima”, según señaló a Página/12 un hombre muy afín a Julio Grondona, quien admitió no atreverse a predecir cómo terminará la relación entre el presidente de la AFA y el entrenador, hoy más próxima al lenguaje de los gestos que a las bondades de un diálogo cordial. En rigor, el vínculo jamás fue fluido. El dato más ilustrativo es que el técnico de la selección nacional recién visitó el edificio de la AFA, en condición de tal, el pasado 7 de marzo. Y sólo cuando la demora se extendió a seis meses en el cobro de sus haberes, pautados a razón de 70.000 dólares cada uno. La tirantez entre las partes causó tal zozobra que, en la noche del miércoles, un cable de la agencia EFE anticipó la posibilidad de que el entrenador abandonaría el cargo. Esa contingencia quedó en principio descartada, pero las razones que originaron el conflicto de intereses le provocaron un considerable daño al vínculo entre Bielsa y sus empleadores. El dato no es menor y revela un grado de deterioro al que ni siquiera escapa la AFA, que recibe un porcentaje importante de sus ingresos en divisas.
El hermetismo por el que transita la relación del director técnico con la prensa, más que abonar las especulaciones sobre su malestar, contribuye a que apenas se escuche una sola campana, la de los dirigentes. Desde el entorno de Bielsa se deslizaron básicamente dos palabras para describir la situación: harto y maltrato. Con el primer término, uno de sus colaboradores definió su estado de ánimo y con el restante se calificó la actitud que han tenido los directivos de la AFA. Grondona, en la ciudad alemana de Stuttgart, le confió a un enviado especial del diario Clarín que seguramente deberían renegociar el contrato y, además, confesó que no había conversado con Bielsa en lo que va de 2002 porque, según él, no tuvo tiempo.
El presidente de la AFA y el entrenador recién se reunieron después del partido entre los seleccionados de Argentina y Alemania, y no llegaron a ningún acuerdo. La pesificación compulsiva del contrato no fue aceptada y las negociaciones continuarán desarrollándose al nivel de representantes: el tesorero Héctor Domínguez, por parte de la AFA, y el contador de Bielsa. “Lo peor que le puede pasar a un negociador es no sentirse legitimado. Así me sentí yo cuando dialogué con el técnico, que no está dispuesto a modificar su postura. La situación torna imposible la pretensión de Bielsa de cobrar el contrato en dólares”, comentó la fuente, uno de los hombres con más peso en la casa del fútbol que prefirió mantenerse en el anonimato.
En la asociación que preside Grondona esgrimen que el país cambió sustancialmente después del 20 de diciembre. El cimbronazo que significó la devaluación, la pesificación de los ingresos que la AFA percibía en dólares de sus sponsors y las pérdidas que ocasionó la caída de los contratos televisivos por partidos del seleccionado que dejaron de ser emitidos por el sistema codificado, debido a una ley que fijó su transmisión por TV abierta, pérdidas estimadas en 1.500.000 dólares, son las principales razones que exponen los dirigentes. “Ocurrió algo catastrófico y la ley nos otorga la posibilidad de pesificar el contrato”, dijo, a modo de sentencia, uno de los abogados que asesora a Grondona.
Bielsa, en cambio, se hastió de las promesas incumplidas. De que le pospusieran una y otra vez los pagos, de que la deuda creciera geométricamente. Sus espasmódicos diálogos con los principales directivos de la AFA siempre discurrieron sobre aspectos tácticos y técnicos del juego. De otros temas, según sostienen en el entorno del presidente, “es muy difícil conversar con él. Cuesta mantener una charla con Bielsa que no pase por esos parámetros”.
Ante semejante descalabro en la relación, no es descabellado hacer un enfoque. La proximidad del Mundial colocó al entrenador en un dilema respecto a sus principios. Es muy posible que haya analizado la alternativa de dar un paso al costado, pero el costo que hubiera acarreado una decisión de ese tipo habría sido muy alto. “Se queda por respeto a los jugadores –deslizó uno de sus allegados–. No está muerto por la plata. Si, en cambio, le hubiesen querido imponer a un jugador, se iba seguro”, agregó un director técnico que lo conoce muy bien desde su etapa en Newell’s.
Es curioso. Pero tanto los dirigentes cercanos a Grondona como los colaboradores o amigos de Bielsa no quieren quedar expuestos ante la prensa. Sus comentarios sobre las diferencias contractuales y la deuda que existe con el técnico son acompañados por un pedido subrayado de reservar la fuente. Parecería que fuera tabú discurrir sobre las condiciones económicas en que se desempeña un hombre público como el rosarino que, además, es el entrenador de la selección nacional y no el de un club. Ahora bien, ¿por qué este conflicto incubado durante meses explotó a poco más de un mes del Mundial? ¿Sucedió sólo porque trascendió el intento de convertir en pesos los dólares que había acordado el técnico cuando firmó su contrato? ¿Bielsa acaso no comprende que el país ya no es el mismo o son los dirigentes quienes intentan exponerlo ante una sociedad sensibilizada por las grandes sumas que ganan unos pocos?
Quizás una combinación de esos factores haya contribuido al desenlace que podría tener esta historia. El Mundial está a la vuelta de la esquina, los jugadores del seleccionado ya arreglaron los premios que recibirán por participar en el torneo (ver aparte) y el conductor del grupo, como todo indicaría, recién se irá cuando finalice la experiencia de Corea y Japón. Si el problema se salió de su cauce es porque los dirigentes no respetaron lo firmado, porque la economía nacional entró en combustión acelerada a partir de diciembre último y porque Bielsa también toleró demasiado una situación irregular que lo perjudicaba.
La moraleja que arroja esta puja de intereses se asimila a lo que el fallecido Dante Panzeri escribió en el comienzo del capítulo “Origen de una inflación”, que pertenece a una de sus obras vitales, Burguesía y gangsterismo en el deporte. Allí, el periodista sostenía: “Muchos son los problemas de difícil solución por escasez de dineros. El del fútbol es quizás el único en el que las soluciones son difíciles por abundancia de dinero”.
Las diferencias entre la AFA y su técnico principal no son sólo de procedimientos. Con el dólar disparado por encima de los tres pesos, tampoco son una cuestión de monedas.

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Marcelo Bielsa, el entrenador de la Selección Argentina, al que le deben medio millón de dólares.
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