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Tras 36 horas detenido, Desábato fue liberado y pudo volver al país

Los dirigentes de Quilmes pagaron la fianza y el defensor recuperó la libertad ayer por la tarde. De inmediato voló para Argentina.

El defensor de Quilmes Leandro Desábato, involucrado en San Pablo en una causa de injurias agravadas por expresiones racistas, fue liberado ayer luego del pago de la fianza que le impuso la Justicia de Brasil y, tras reunirse con el resto de la delegación del equipo bonaerense, emprendió su regreso a Buenos Aires, adonde tenía previsto arribar cerca de la medianoche junto a otros jugadores que integrarían el equipo el próximo domingo ante River por la novena fecha del Clausura; el resto del equipo viajaba anoche.
Luego de pasar 36 horas detenido en la comisaria 13ª de San Pablo por haberle dicho “negro de m...” al delantero del San Pablo Grafite, quien realizó la denuncia a la Justicia ordinaria que provocó la detención del jugador quilmeño al término del partido entre ambos equipos por la Copa Libertadores, Desabáto abandonó la dependencia policial en medio de un clima bastante hostil, con un grupo de hinchas del San Pablo que intentaron golpearlo cuando abordaba un automóvil.
La liberación se produjo tras el pago de 4000 dólares de fianza, con la condición de que el jugador en caso de ser citado concurra nuevamente ante los oficiales de la Justicia paulista. “No había necesidad de detenerlo en público, en el medio del estadio y de haberlo mantenido dos días en prisión”, dijo el defensor brasileño de Desábato, Carlos Mendez.
Para evitar que Desábato se enfrentara con los integrantes de distintas organizaciones no gubernamentales que se apostaron en la puerta del Hotel Hyatt, donde se encontraba el resto de la delegación, los dirigentes de Quilmes hicieron ingresar al defensor por la puerta trasera del mismo. “El jugador se encuentra destruido, por haber sido presentado en imágenes a todo el mundo siendo conducido esposado y por haber estado dos días durmiendo en un calabozo”, expresó el vicepresidente del club argentino, José Luis Meiszner.
El dirigente señaló que “nadie puede justificar” el tema de un insulto, pero consideró que “todo ocurrió en un país muy preocupado por el crecimiento demográfico de la raza negra en un tema detrás del cual se mueve una cantidad importante de intereses políticos y económicos. Aquí necesitaban encarcelar a un futbolista blanco en pos de estos intereses y nos tocó a nosotros”, agregó el dirigente.
Las repercusiones del caso Desábato alcanzaron niveles de Estado, tanto en Brasil como en Argentina. Además de gestiones de tipo diplomático, hubo distintos pronunciamientos como el del ministro del Interior, Aníbal Fernández, reconocido hincha de Quilmes. “Fueron expresiones –las de Desábato– que son comunes en un estadio cuando hay fricción y semejante nivel de adrenalina. Hay una historia de ser el decano del fútbol argentino y haber tenido jugadores de cualquier raza, credo y de cualquier religión y siempre muy bien acogidos”, amplió el funcionario.
Aunque se habló de postergación, en un principio, el próximo domingo Quilmes se enfrentará a River por el Clausura, aunque no podrá contar con Desábato, expulsado en la última fecha frente a Instituto de Córdoba.

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Leandro Desábato, en el momento de ser liberado.
 
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