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Cuando anunciaron que David Nalbandian era el ganador del Olimpia de Oro, su bello rostro apenas si acusó el impacto, pero luego hizo conocer su descontento. “Díganme si algunos de esos dos (por Nalbandian y Emanuel Ginobili, el otro gran candidato a ganar el Oro anual del Círculo de Periodistas Deportivos) es el mejor del mundo en su disciplina.” Luciana Aymar, la mejor jugadora del hockey sobre césped del mundo, elegida este año por tercera vez en su carrera, no pudo disimular su espíritu competitivo. Tanto que ya anunció que la selección argentina femenina de hockey sobre césped, Las Leonas, está en condiciones de ganar el título mundial el año que viene en Madrid. “Estamos en condiciones de ir por el oro”, aseguró.
Pese a la discusión, fue, sin duda, la deportista del 2005, aunque la rosarina reconoce que antes que a ella, el deporte le debe un reconocimiento a la tenista Paola Suárez, múltiple ganadora de torneos de Grand Slam en dobles con la española Virginia Ruano Pascual y que ya anunció su retiro. “Admiro a Paola, una deportista inmensa. Ella se merece un homenaje.”
Con más de 200 partidos en la Selección, Aymar acapara títulos deportivos y afectos por su calidad en los campos de juego y su sencillez y amabilidad en la vida privada. Es común que la llamen “Maradona”, porque con el palo y la bola gambetea como Diego lo hizo en la jugada previa al segundo gol que marcó frente a Inglaterra en el Mundial de México de 1986. Pero, en cambio, Lucha, como la llaman más a menudo, no se siente cómoda frente a las cámaras de la televisión y los micrófonos, situación que ha logrado controlar con el transcurso de los años, sin que ello le permita aún evitar el rubor ante un elogio.
Como en 2001 y 2004, volvió a ser elegida la mejor jugadora del mundo por la Federación Internacional de Hockey. “Que me hayan elegido nuevamente como la mejor es un gran orgullo –aseguró–, porque lo más importante de esta elección es que la hacen los rivales y los entrenadores de todo el mundo.”
Nacida en Rosario en agosto de 1977, es hincha de Newell’s y una apasionada por los deportes, como protagonista o espectadora. En su niñez tomó clases de danza, practicó la natación y fue jugadora de tenis en categorías infantiles, pero a los 18 años se decidió por el hockey porque era amiga de la mayoría de las jugadoras del equipo juvenil del club Fisherton de Rosario.
Su ascenso en esta disciplina resultó notable en poco tiempo y pasó al Jockey Club rosarino, tras lo cual fue convocada para jugar en la denominada selección del Litoral, combinado regional de Santa Fe. Más tarde asomó en la selección nacional juvenil y de inmediato en la absoluta, en la que demostró su habilidad e inteligencia como armadora del equipo.
Se sintió frustrada cuando quedó fuera de la convocatoria para competir en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, pero al recordar el hecho comenta que “de todas maneras no fue injusto”. Pocos meses después se convirtió en líder del equipo albiceleste.
Su debut en los grandes torneos fue en el Mundial de Holanda, en 1998, en el que Argentina alcanzó el cuarto puesto. Tocó el cielo con las manos en los Juegos de Sydney 2000, cuando el equipo dirigido por Sergio Vigil logró la medalla de plata y dos años más tarde, también en territorio australiano, se proclamó campeona mundial con Las Leonas.
Estuvo a punto de emigrar a Europa como consecuencia de varios ofrecimientos, pero se sintió aliviada cuando pasó a ser el eje de un proyecto deportivo como jugadora de Quilmes, que la contrató a fines de 2004. “En Argentina tengo a mi familia, a mi novio, a mis amigos, y está bueno que haya surgido esta oportunidad. Me encanta mi país”, comentó.