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Café a la turca con media luna

 Por Ariel Greco

Se viene la gran revancha. Luego del polémico partido de la primera fase, Brasil y Turquía se volverán a ver las caras, ahora por un lugar en la final. Para los brasileños es la gran chance de meterse en la definición por séptima vez en su historia. Por el contrario, los turcos van por la gloria, para definir el torneo justo ante Alemania, un rival soñado no sólo por razones futbolísticas.
El triunfo 2-1 de Brasil en la primera fase no quedó en el olvido. Tras el polémico penal que pitó el árbitro coreano Kim y que posibilitó el segundo gol brasileño a tres minutos del final, varios jugadores turcos ya marcaron sus ansias de venganza. Pese a la admiración que exhibieron por el juego de los sudamericanos, los jugadores turcos coincidieron en que no les tienen temor a sus rivales. Por el contrario, Rivaldo les recordó que Turquía llegó a la segunda fase gracias a la victoria de Brasil ante Costa Rica, ya que un empate en ese encuentro les daba el pase a los centroamericanos. Incluso Juninho calentó el ambiente, al asegurar que los turcos tenían que demostrar en la cancha todo lo que habían dicho tras el primer encuentro. En ese ambiente, la semifinal ya tiene un gran clima antes de empezar.
Pero no sólo cuenta con ese ingrediente. Con Alemania ya clasificada, una hipotética final ante Brasil tiene un gran atractivo. A pesar de ser los dos equipos con más títulos y más participaciones en el torneo, nunca en la historia de los mundiales se produjo un enfrentamiento AlemaniaBrasil. Y lo curioso es que tras la Segunda Guerra Mundial, en todas las ediciones posteriores siempre una de las dos selecciones llegó a la final, con la única excepción de la definición que disputaron Argentina-Holanda en 1978.
Sin embargo, hay otro factor que moviliza las ilusiones del equipo de Senol Gunes. Los futbolistas turcos nacidos en Alemania apenas pueden conciliar el sueño ante la posibilidad de que Turquía llegue a la final ante los de Rudi Voeller. En Alemania viven millones de turcos y un partido de estas características se convertiría en un gran acontecimiento. Además colocaría a los alemanes en contra de uno de los grupos étnicos más representados y más marginados en ese país.
Los éxitos recientes del fútbol turco guardan alguna relación directa con Alemania, ya que diferentes entrenadores alemanes han estado trabajando en Turquía y una generación de turcos nacidos en Alemania representan ahora a su país en la presente Copa. “Primero estamos pensando en la semifinal”, dijo Yildiray Basturk. “Si tenemos la oportunidad de jugar contra Alemania sería genial. Me crié allí y vivo allí. Si pudiéramos ganar sería un acontecimiento muy especial para los turcos de allí”, manifestó el volante del Bayer Leverkusen.
“Muchos de nuestros jugadores se criaron en Alemania. Yo mismo viví allí y empecé a jugar al fútbol a los cinco años”, explicó Umit Davala, que sueña con vengar décadas de racismo en ese partido. “Dos millones de inmigrantes turcos en Alemania sufrieron mucho por décadas, por ser discriminados y considerados ciudadanos de tercera categoría. También los jugadores turcos en Alemania son considerados de segunda categoría. Por eso, me gustaría demostrarles a los alemanes que el pueblo turco y sus jugadores están al mismo nivel.” Ilhan Mansiz, que marcó el gol de oro en cuartos de final contra Senegal, y el mediocampista Tayfur Havutcu son otros de los futbolistas turcos que nacieron en Alemania.

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