DEPORTES › EL CONJUNTO DE LA RIBERA DERROTO 3-0 A CUCUTA Y SE CLASIFICO PARA LA DEFINICION DE LA COPA LIBERTADORES

Boca no se nubló y llegó otra vez a la final

En un partido dramático, con una niebla que por momentos no dejaba ver nada, el equipo de Miguel Russo se impuso con tantos de Riquelme, de tiro libre, Palermo y Battaglia, para llegar a su quinta final de América desde el 2000. Ahora espera a Gremio de Porto Alegre, el próximo jueves en la Bombonera.

 Por Ariel Greco

Boca volvió a una final de América, la quinta desde el 2000. Con el invalorable aporte de sus históricos, el equipo de Miguel Russo se sacó de encima al Cúcuta con un 3-0 emocionante, en un partido con miles de condimentos que le otorgaron un gran dramatismo a su desarollo, con la niebla como vedette durante buena parte del juego. Juan Román Riquelme, con un soberbio tiro libre al final del primer tiempo; Martín Palermo, con un cabezazo en el momento de menos visibilidad; y Sebastián Battaglia, por la misma vía tras un corner de Riquelme, marcaron los tantos boquenses.

El arranque de Boca resultó furioso, aunque también peligroso. Es que el conjunto argentino salió a buscar el resultado que necesitaba con muchas ganas, con una presión asfixiante y con la línea de fondo parada en la mitad de la cancha, con pocos jugadores para cubrir mucho terreno. Entonces, se dieron las dos situaciones previsibles: por un lado recuperó rápido la pelota y ahogó a su rival contra su arco, generando chances de gol. Pero al mismo tiempo quedó al filo en el fondo, con ocasiones que los colombianos no supieron definir, sobre todo Pajoy, que se dejó comer por Morel en la chance más clara de ese arranque.

Lo concreto es que el esfuerzo de Boca en ese pasaje no tuvo el premio merecido gracias a la tarea de Zapata, que tuvo un par de intervenciones memorables. Primero le tapó con los pies un zurdazo a Riquelme desde el borde del área chica y, tras el rebote en el travesaño, le contuvo un cabezazo a Palacio. Y también le ganó un mano a mano al delantero, luego de una gran habilitación del conductor boquense.

De a poco, el fuego con el que salió Boca se fue apagando. La ansiedad empezó a ganarle a sus jugadores, por lo que la principal vía de ataque se sintetizó en pelotazos frontales para la búsqueda de Palermo. Y esa idea, muy pronto se convirtió en el mejor negocio para los visitantes, que con su buen trato de pelota y la velocidad de sus atacantes encontraron el respiro que necesitaban para pasar sin demasiados sobresaltos el resto de la primera etapa.

Sin embargo, el primer golpe de efecto de la noche llegó desde los pies de Riquelme. Y de manera literal: en un tiro libre frontal, con un chanfle al ángulo de Zapata, empezó a abrir un partido que a esa altura pintaba complicado. Además, el golpe fue anímico. Por más que había hecho un muy buen primer tiempo, Cúcuta se dio cuenta que apenas le quedaba un tanto de ventaja. Entonces, ya el juego pasó más por lo emocional que por lo pensado. Mientras la niebla entraba en escena hasta obligar a parar el partido durante seis minutos, a Boca se le despejaba el panorama.

Porque Palermo empujaba al equipo y a la hinchada, Riquelme aportaba su claridad y Ledesma le daba una mano bárbara. Boca llegaba por todos los flancos y convertía en figura a Zapata.

A esa altura, al partido había que imaginarlo: no se veía nada. Entonces, no es difícil hacerlo. Centro al área, un defensor que despeja mal y la aparición fantasmal de Palermo para convertir de cabeza por el segundo palo. Y si no se veía, tampoco se jugaba. Amparado en la permisividad del árbitro Silvera, Boca enfrió el partido. Además, encontró un poco más de crédito con el gol de Battaglia de cabeza tras un corner a medida de Riquelme. Sin embargo, debió sufrir hasta el final, ya que un gol de Cúcuta mandaba la definición a los penales. Y los colombianos tuvieron su chance concreta, en esa maniobra que Caranta tocó pelota y pierna de Pajoy en el mano a mano, ya cuando la Bombonera era una fiesta. No era para menos, en un partido inolvidable, Boca volvía a una final de América.

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Boca festeja el gol de Palermo, la figura del encuentro. Era el segundo, el de la clasificación.
Imagen: Rolando Andrade
 
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