ECONOMíA › LOS DIRIGENTES RURALES RECIBIERON CON SATISFACCION LA CONVOCATORIA

El diálogo empieza en la Rosada

Cristina Fernández de Kirchner recibirá mañana al mediodía en la Casa de Gobierno a las cuatro entidades del campo.

 Por Fernando Krakowiak

Luciano Miguens, de la Sociedad Rural, participó ayer en una misa ofrecida por el cardenal Bergoglio.

Cristina Fernández de Kirchner recibirá mañana al mediodía en la Casa Rosada a los representantes de las cuatro entidades del campo. La convocatoria la efectuó ayer por la tarde el secretario general de la presidencia, Oscar Parrilli, en respuesta al pedido de audiencia que realizaron los ruralistas el martes. Será el primer encuentro que mantendrán las partes desde que se levantó el lockout agropecuario. Anoche, todavía no estaba decidido si iba a participar el ministro de Economía, Martín Lousteau, porque hoy tenía previsto viajar a la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional que se realizará en Washington.

Los dirigentes recibieron con satisfacción la convocatoria presidencial. “Me parece una buena señal. Ojalá podamos hablar de cómo vamos a desarrollar una propuesta que atienda los reclamos que hemos tenido en estas jornadas de protesta”, aseguró Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural, quien ayer participó en una misa “por la patria”, ofrecida por el cardenal Jorge Bergoglio. Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria, también se mostró conforme: “Es muy positivo el gesto de la Presidenta. Era una medida que estaban esperando los productores”, sostuvo.

En los últimos días, algunas de las entidades dejaron trascender que “las bases” estaban impacientes y que si no había una señal oficial la tregua peligraría. “Si no hay avances concretos en las próximas horas, no hay por qué esperar treinta días para volver a la medida de fuerza”, señaló el martes el titular de Carbap, Pedro Apaolaza, poniéndole un claro ultimátum al Poder Ejecutivo. Ahora se supone que la convocatoria oficial va a descomprimir la tensión, al menos momentaneamente.

Las entidades aspiran a poner en debate el conjunto de la política agropecuaria. Piden una rebaja de las retenciones, la eliminación del mecanismo de movilidad que establece el porcentaje de la alícuota, la liberación gradual de las exportaciones y mayores incentivos de precios para la ganadería y la lechería, entre otros reclamos. Sin embargo, desde el Ejecutivo se niegan a que el diseño de las políticas públicas para el sector quede en manos de los propios productores. Lo máximo que ofrecen es garantizarles la rentabilidad a todas las explotaciones agropecuarias a través de compensaciones y reintegros.

Esas dos posiciones se revelaron irreconciliables cada vez que las partes se sentaron a negociar, desde mayo de 2003 hasta la actualidad. Uno de los momentos de máxima tensión se vivió el pasado 28 de marzo, cuando el jefe de gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Martín Lousteau, recibieron a los dirigentes rurales durante una precaria tregua anunciada en medio del lockout. En esa ocasión, los productores se retiraron de la Casa Rosada pasada la medianoche, luego de cinco horas y media de reunión, denunciando que los habían convocado a una farsa, pues no había propuestas concretas para ellos. Al otro día retomaron la medida de fuerza y los cortes de ruta.

Mañana se espera un encuentro más tranquilo porque la anfitriona será la propia presidenta, lo que hace prever una reunión eminentemente política para dar por iniciada la mesa de diálogo. Será la primera vez que Cristina Kirchner y los productores se vean cara a cara, pues durante el conflicto los dirigentes del agro se limitaron a ver los discursos presidenciales por televisión.

Todo indica que en el encuentro no se discutirán detalles sobre las medidas anunciadas porque anoche ni siquiera estaba confirmada la presencia de Lousteau. Sin embargo, distintas fuentes afirman que la cordialidad que pueda verse mañana no durará mucho. Hasta el momento, el Ejecutivo se ha mostrado más hermético que de costumbre. De hecho, el anuncio de la reunión con las entidades sorprendió hasta a los propios ministros y secretarios, pero algunos signos permiten prever que no dará marcha atrás con los lineamientos centrales de su política.

En la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) se designó a Ricardo Echegaray, un pingüino que tiene buena relación con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y línea directa con el ex presidente Néstor Kirchner. La intención oficial es alinear la Oncca y la secretaría de Comercio con la AFIP para redoblar los controles sobre el sector. Las fuentes consultadas por este diario afirmaron que el desplazamiento de Alberto Abad también terminó siendo funcional a esta movida, pues el nuevo titular de la AFIP, Carlos Fernández, es un hombre que construyó un fuerte vínculo con Néstor Kirchner cuando se hizo cargo de la secretaría de Hacienda, en reemplazo de Carlos Mosse, y se muestra más predispuesto a obedecer las directivas oficiales sin hacer juego propio.

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