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Lo único que consigue Duhalde del FMI es hablar por teléfono

El Presidente Eduardo Duhalde se comunicó ayer con Horst Koehler y, como no podía ser de otra manera, el director gerente del FMI le detalló la agenda de reclamos. La alternativa de no pagar con reservas los próximos vencimientos está tensando la negociación.

El Gobierno confirmó ayer, por distintas medios, que no pagará con las reservas del Banco Central el vencimiento de octubre de 800 millones de dólares con el Banco Mundial. Pero desde Washington volvieron a lanzar misiles. El titular del Fondo, Horst Koehler, dijo que el gobierno argentino debe “tomar decisiones difíciles” y aseguró que Argentina se había quedado “a mitad de camino” con las reformas. Luego se comunicó telefónicamente con el Presidente Eduardo Duhalde y, según diversas fuentes, reclamó por el listado de condiciones que exige el Fondo antes de firmar un acuerdo: la necesidad de terminar con los amparos judiciales, lograr consenso político alrededor del pacto, eliminar las monedas provinciales, y neutralizar las amenazas de la Corte Suprema de marcha atrás con la pesificación, entre otras.
Más aún, Koehler advirtió que “si un país no está no está comprometido a trabajar con la comunidad internacional, debemos estar preparados para decir ‘no’ a su petición de ayuda financiera”. El propio ministro Roberto Lavagna admitió que Koehler había pedido la comunicación debido a “la preocupación por los impactos que la situación argentina genera” en Washington. Cuando le preguntaron al ministro por los pedidos efectuados por titular del Fondo a Duhalde, Lavagna contestó: “son los de siempre”.
A nivel público continuaron los cruces que inauguró el martes la número dos del Fondo, Anne Krueger, al advertir que si Argentina caía en default con los organismos internacionales sufriría severos “castigos económicos”. Krueger, además, sugirió al gobierno de Duhalde pagar con las reservas del Banco Central los próximos vencimientos con el Banco Mundial, que no se pueden prorrogar. “Si pagan con las reservas, entonces no sufrirían los castigos económicos”, aseguró.
Con esas declaraciones, la influyente economista respondió a las señales que, extraoficialmente, el ministro Roberto Lavagna envió a Washington en las últimas semanas, respecto de que no pagaría con las reservas más vencimientos con los organismos internacionales. Como es sabido, el 15 de octubre próximo el Gobierno debe pagarle al Banco Mundial unos 800 millones de dólares que, por ahora, no hay forma legal de refinanciar sin que se haya cerrado antes un acuerdo global con el Fondo Monetario. Ayer, Lavagna relativizó la polémica y se limitó a decir que las relaciones con el FMI atraviesa “idas y vueltas propias de una negociación”. También le restó importancia a la comunicación presidencial con Koehler: “Es muy común que el director del Fondo pida una conversación con el presidente de un país. Tiene que ver con la cierta preocupación por los impactos que la situación argentina genera”, explicó.
La cautela del ministro se debe que el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen prosiguió con las negociaciones telefónicas con el indio Anoop Sing, jefe del Departamento Occidental del FMI, en busca de alguna ingeniería legal o financiera que permita a Argentina no caer en default con los organismos internacional sin desembolsar, al mismo tiempo, los preciados dólares de las reservas.
En cambio, importantes funcionarios del ala política –desde el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasoff, hasta el canciller Carlos Ruckauf– dejaron en claro que el Gobierno ya tomó la decisión de no pagar. En realidad, la mayoría de los economistas se manifestó contraria a utilizar las reservas, que se encuentran en un nivel crítico de 9500 millones de dólares, aún a riesgo de caer en default con los organismos internacionales. Pero el hecho que terminó de convencer a la Rosada de la necesidad de salir a contestar las declaraciones de Anne Krueger fueron los dichos del ex presidente del Banco Central, Mario Blejer. El ex funcionario del Fondo Monetario, de excelentes vínculos con la burocracia de Washington, aseguró que sería “muy peligroso” pagar con las reservas los próximos vencimientos, porque dejaría al Gobierno casi sin instrumentos para controlar una futura escalada del dólar y, si el tipo de cambio se disparaba, podría desembocarse en una crisis hiperinflacionaria. Está claro que Washington pretende seguir manteniendo el lazo apretado sobre el cuello de la administración duhaldista. En esa misma línea, Claudio Loser, quien estuvo hasta este año a cargo del caso argentino en el organismo, deslindó toda responsabilidad del Fondo en la crisis. Afirmó que el problema de Argentina fue que “no aplicó a cabalidad los consejos del FMI”. Pero concedió que a la “mala gestión” se le sumó algo de “mala suerte”.

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Horst Koehler, número uno del FMI, habló por teléfono con Eduardo Duhalde, luego de criticar a Argentina.
 
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