ECONOMíA › CARLOS CHEPPI, SECRETARIO DE AGRICULTURA, HABLA SOBRE LA DIRIGENCIA DEL CAMPO

“Su lógica es que todo está mal”

Encargado de hablar con el empresariado agrario, dice que la principal dificultad no son los números sino “sus proyectos políticos emparentados con la oposición”. Las retenciones, la leche y la defensa de Guillermo Moreno.

 Por Roberto Navarro

En entrevista exclusiva con PáginaI12, la primera que brinda a un medio gráfico, el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, que se ha mostrado negociador con el sector del campo en conflicto, no se priva de señalar que algunos dirigentes de las entidades empresarias agropecuarias defienden sus intereses políticos en vez de a sus representados: los productores. Aseguró que, por ahora, el Gobierno no piensa presentar un nuevo proyecto de modificación de las retenciones a la exportación de granos. Y aseguró que trabaja sin problemas con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Es más, dijo que es muy inteligente y que estudia muy bien los temas en que se involucra. Con respecto a la negociación sobre el precio de corte de la leche que se llevará a cabo esta semana, señaló que es “una locura” el valor que están reclamando los tamberos. Cheppi llega a su despacho para realizar el reportaje luego de haber mantenido una reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Guillermo Moreno y el titular de la Oncca, Ricardo Echegaray. Para evitar cruces y cortocircuitos entre ellos, que en las últimas semanas se registraron varios, en ese encuentro terminaron de demarcar sus áreas de influencia.

–¿Es difícil negociar con la dirigencia del campo?

–Sí, pero por razones ajenas a lo técnico. Tiene que ver con las personas. Uno está negociando con dirigentes que tienen proyectos políticos emparentados con la oposición. Son opositores; no quieren acordar. Su lógica es que todo está mal. Es una lógica opositora. En el caso de Alfredo De Angeli, que acaba de decir que están peor que en marzo, se observa ese comportamiento claramente.

–Entones, ¿cómo se negocia?

–Es muy complicado. Yo creo que una parte de los dirigentes hoy está planteando problemas muy asociados a sus intereses políticos. A veces hasta a cuestiones internas de sus propias asociaciones. Me parece que se ha mezclado todo. En estos cuatro meses de conflicto que pasaron todo se empezó a politizar. En realidad no me parece mal si hay un proyecto alternativo que se discuta. Pero sí me parece deshonesto que no se explicite el modelo que se quiere. Y el tema es que dejan de representar al campo para priorizar su proyecto político. Quedó claro que cuando el proyecto de retenciones móviles con sus modificaciones no pasó en el Senado los pequeños productores terminaron peor que si hubiera salido la ley, y ellos festejaron. También esto es consecuencia de cómo se fue desarrollando todo el debate. A muchos productores que conozco les decía: “Miren que cualquier gremialista que se precie de tal, al final, toma lo que le dan”.

–Usted está vinculado al sector desde hace 20 años. Con esa experiencia en la temática agropecuaria, ¿cómo entiende la unión de la Federación Agraria y la Sociedad Rural?

–A mí no me llama tanto la atención que a veces un supuesto pequeño o mediano productor de los que representa la Federación Agraria –estamos hablando de productores que facturan 1 millón o 500 mil dólares y que además, si son propietarios de tierra, tienen un capital muy importante– hoy comparta los mismos intereses con un gran pool de siembra. Son gente que mueve mucho dinero, que gana mucho dinero, ya no son pobres. Y no lo digo como si fuera malo, al contrario. Son un sector que dinamiza la economía, que reinvierte, que ha mandado a sus hijos a estudiar y esos hijos hoy han puesto a nuestro campo a la cabeza de la competitividad agraria internacional. Lo que pasa es que quizá ya no se los pueda calificar como pequeños productores.

–¿Quiénes son hoy los pequeños productores?

–Los que tienen 10, 20 o 30 hectáreas. Y esos no estuvieron representados en el conflicto agrario. Para ellos se formó la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, que va a trabajar específicamente con este sector.

–¿Se debería haber invitado a los representantes de esos pequeños productores a la negociación por las retenciones?

–Lo que pasa es que todavía no terminan de organizarse. Pero el Foro de la Agricultura Familiar va camino a atender esa cuestión. Hay más de 600 organizaciones. Hemos podido articular todo lo que estamos trabajando para juntar a ese grupo de productores. Para que trabajen, para que se pueda presentar ese debate ante la sociedad. Estamos discutiendo con ellos y con las provincias. Ese sector es muy grande y también tiene dificultades muy serias: muchos problemas de marginalidad. Por eso existe una decisión política de ayudar a que esa organización exista. En mi historia laboral he trabajado y he podido estudiar sobre el tema de desarrollo rural y en ese contexto también fui coordinador en los noventa del programa Cambio Rural. Yo trabajaba con medianos productores. Y en un posgrado que hice hace unos años trabajé sobre estos temas. En realidad no hay ningún proceso de organización de productores –y cuando son más chicos menos todavía– sin decisión política.

–¿Cuál es la idea del plan de retenciones de Cheppi?

–No hay plan de retenciones de Cheppi. Lo que hay que buscar en algún momento es un acuerdo para definir de dónde van a salir los recursos si queremos compensar o segmentar los valores de referencia de las retenciones. Tiene que haber un acuerdo. Después de lo que pasó en el Congreso y todo lo demás hoy siguen dando vuelta una serie de proyectos. Nosotros hoy por hoy no vamos a hacer una propuesta sobre ese tema. Podemos tener ideas pero no lo vamos a implementar.

–¿No había dicho el Gobierno que si no se cambiaba el sistema se venía la sojización del campo?

–No, es que en realidad uno puede jugar también con los costos: por ejemplo, estamos bajando el precio de la urea. El país puede producir más fertilizantes a menores precios y esto le va a dar más rentabilidad al maíz y el trigo.

–Es muy poca la relevancia del precio de los fertilizantes en el costo total.

–Es cierto. Pero, por ahora, el Gobierno no va a presentar un nuevo proyecto de retenciones, porque no están dadas las condiciones políticas.

–Si se diera el contexto político, ¿cuál sería su plan?

–Para decirlo de manera simple, diferenciar fuertemente a la soja y el girasol del maíz y el trigo, subiendo las retenciones de los dos primeros y bajando en la misma proporción a los segundos.

–Por qué cree que no se pudo sancionar la 125?

–Por la escalada que generó el conflicto y todas las presiones que empezó a haber, y quizá porque cuando la ley se modifica en el Congreso se empiezan a generar algunos problemas. Pienso que se politizó tremendamente la cuestión. Se empezó a discutir otro tema, casi pasó a ser una anécdota la 125. Se empezó a discutir el modelo, sin ninguna duda. Creo que hoy una buena parte de la protesta que empieza a percibirse está mucho más politizada todavía, si no no se puede entender que toda la serie de iniciativas que estamos realizando no sean valoradas. Nadie puede decir que no estamos haciendo nada. Hay una predisposición a negar todo lo que ofrece el Gobierno y correr el arco constantemente.

–¿Piensa que habría que cambiar la ley de arrendamiento que se mandó al Congreso?

–Sí, de hecho estamos trabajando con la Comisión de Agricultura para revisarla. Creo que la ley tal cual estaba, con las modificaciones que se le habían hecho, era una ley tremendamente compleja, muy difícil de controlar y aplicar y que también, como en este país federal las provincias tienen que adherir o no a esa ley, en la medida en que sale una norma que sea muy compleja, nadie va a adherir. Por eso estamos trabajando para tratar de flexibilizarla y hacer todo lo que haga falta para hacer la mejor ley. Pero tampoco sólo con esa ley se va a resolver la cuestión del arrendamiento. También creo que hay que avanzar en el planteo de todo el sistema. Ahí la Oncca y la AFIP están trabajando como organismos de control y de cobro de impuestos. La evasión es una realidad que sigue estando y está presente en todas las cadenas del sector. Entonces hay una mezcla de cosas que llevan a que los costos en algunos casos sean difíciles de precisar e inclusive de generar políticas.

–Siempre se habla de sumarles valor agregado a las exportaciones argentinas. ¿Cómo se hace?

–Debemos incentivar mediante la política fiscal y de oferta de créditos públicos a las cadenas de aves, de cerdos, de carne, de leche. Cada vez tenemos que exportar menos granos y tenemos que hacer que esos granos los consuman nuestros animales. Y vender al exterior esos animales. En el caso de las aves ya está sucediendo ese proceso. Es impresionante el crecimiento. Tenemos un espacio espectacular de crecimiento en la cadena de cerdos. Hay que seguir trabajando con sistemas de créditos para que vengan inversiones. También estamos trabajando ahora para resolver el problema del ternero macho holando-argentino de los tambos. Estamos perdiendo ahí casi 500 mil terneros. Es mucha carne. Y es relativamente sencillo generar un modelito para salvar esa situación. Hay mucha posibilidad de aumentar las exportaciones de estos productos.

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