ECONOMíA › LA ECONOMíA DE EE.UU. RETROCEDIó 6,1 POR CIENTO EN EL PRIMER TRIMESTRE

Crisis profunda y sin fondo a la vista

Con tres trimestres consecutivos en baja, la crisis estadounidense se ha convertido ya en la peor de los últimos sesenta años. Pero la Reserva Federal no pierde la esperanza. Su titular asegura que se desacelera la caída.

La economía estadounidense reconfirmó ayer su fase recesiva luego de exhibir una contracción de 6,1 por ciento en el primer trimestre del año, el tercero ininterrumpido de caída. La pérdida que acumula la actividad en ese país ya es la mayor de los últimos sesenta años y con un nuevo trimestre se convertiría en la más prolongada desde la década del ’30. Si bien el dato sobre el Producto norteamericano fue incluso peor que el esperado por los analistas, los mercados internacionales respondieron con alzas generalizadas en sus principales indicadores (ver aparte). El optimismo bursátil se sustentó en el pronóstico de la Reserva Federal. La autoridad monetaria, que conduce Ben Bernanke, auguró un ritmo más lento en la contracción de la economía y cierta estabilización de los gastos de las familias. No obstante, adelantó que la debilidad persistirá un largo tiempo y ratificó el mantenimiento de los actuales niveles en la tasa de interés.

La actividad evidenció una contracción de 6,1 por ciento durante el primer trimestre contra el último del año pasado, según los datos facilitados por el Departamento de Comercio. Los analistas preveían un retroceso de 5,1 por ciento. De esta manera, la economía exhibe el peor comportamiento semestral de los últimos 61 años. En comparación con el primer trimestre del año pasado, la economía más grande del mundo se achicó un 2,6 por ciento. Se trata de un informe preliminar, el primero de los tres cálculos que elabora el gobierno estadounidense sobre el PIB de cada trimestre.

Si la economía se contrae otra vez en el segundo trimestre, algo que es esperado por la mayoría de los analistas del mercado, la recesión que se inició en diciembre de 2007 podría convertirse en la más prolongada desde la Gran Depresión, en la década del ’30. El dato más notable del informe para el primer trimestre muestra que las compañías prácticamente pararon su inversión y se libraron de trabajadores e inventarios a un ritmo anual del 38 por ciento, con el objetivo de bajar la producción. Tal es el caso de la automotriz General Motors, que paró trece plantas en los Estados Unidos y una en México hasta julio para reducir su stock de vehículos sin vender.

Luego de conocerse el dato de actividad, el comité de política monetaria de la Fed difundió las conclusiones de su reunión. La entidad dispuso mantener la tasa de interés interbancaria de corto plazo entre el 0 y 0,25 por ciento. La Fed anticipa que “es probable que las condiciones económicas ameriten niveles excepcionalmente bajos de interés para los fondos federales por un período prolongado”. El directorio que encabeza Bernanke considera además que “una creciente flaqueza de la economía en Estados Unidos y en el exterior provocará que la inflación se mantenga baja”. De hecho, ve algunos riesgos de que persista durante algún tiempo debajo de las tasas que favorecen el crecimiento económico y la estabilización de precios a largo plazo.

“Los gastos de las familias han mostrado señales de estabilización, pero continúan limitados por las pérdidas de empleos, reducción de los ingresos de los hogares y ajuste del crédito”, señala el texto de la Fed. Pese a que las perspectivas económicas mejoraron desde la reunión de marzo, reflejando en parte una flexibilización de las condiciones en los mercados financieros, la actividad económica “probablemente se mantenga débil durante cierto tiempo”, advierte.

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El impacto de la crisis se está haciendo sentir en EE.UU. Las automotrices siguen ajustando.
 
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