ECONOMíA

Tres mosqueteros al rescate de Argentina

El FMI, Banco Mundial y BID difundieron un inédito comunicado tripartito en apoyo a Argentina, comprometiendo asistencia financiera. Claudio Loser, del Fondo, viene al país para conocer los últimos detalles del plan, que si no hay contratiempos se conocería el sábado.

Jorge Remes Lenicov comenzó la cuenta regresiva de la presentación del plan económico. De aquí al sábado, nuevo día fijado por el Gobierno para el gran anuncio, el hecho más relevante es la llegada a Buenos Aires de un alto funcionario del Fondo Monetario Internacional, quien examinará las medidas diseñadas en el Palacio de Hacienda. Mientras Carlos Ruckauf negocia con el gobierno de Estados Unidos, Claudio Loser, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, arribará mañana para discutir los aspectos técnicos y políticos del plan. En ese marco, el comunicado tripartito –FMI, BM y BID– de apoyo a la Argentina es una señal alentadora para el gobierno de Eduardo Duhalde.
Loser es un funcionario con poder real para negociar, por lo que su presencia anticipa que habrá definiciones importantes. Por lo pronto, en un inusual comunicado conjunto, el FMI, el Banco Mundial y el BID expresaron ayer su voluntad de ayudar a la Argentina, incluso con “asistencia financiera”. El BM y el BID indicaron que están dispuestos a “acelerar” el desembolso de 2000 millones de dólares de préstamos ya pactados “para hacer frente a las necesidades sociales más apremiantes”. Es un anuncio que puede darle una gran bocanada de oxígeno al Gobierno para responder a la creciente protesta social. El BID precisó que prevé “invertir recursos disponibles para mejorar las condiciones de vida de los segmentos sociales más vulnerables”, con subsidios para “madres solteras desocupadas, becas escolares y suministro de medicamentos”. Se destinarían 1000 millones de dólares, mientras el BM aportaría un paquete similar para ayuda social.
Las autoridades de los tres organismos, Horst Köhler, James Wolfensohn y Enrique Iglesias se reunieron en Washington para tratar el caso argentino, que en este momento ocupa el centro de la atención mundial. “Dentro de nuestro mandato, estamos listos para el diálogo, la asistencia técnica y también para el apoyo financiero”, aseveró Köhler, despejando la duda sobre si habrá o no envío de dólares contantes y sonantes.
Sin embargo, Köhler agregó que “claramente, existe la necesidad de un plan amplio y coherente para superar la crisis económica y social” y que hasta ahora “hubo por parte del gobierno señales confusas para los inversores y para el pueblo argentino”. Pero el número uno del FMI parece más flexible que la semana pasada, ya que habló de asistencia financiera y dijo que “debemos estar conscientes de que no todo puede remediarse en unas cuantas semanas”.
Remes Lenicov está trabajando contra reloj para terminar el plan integral que reclama el FMI. Algunos miembros del equipo económico dudan que pueda estar listo para el sábado y especulan con que habrá que esperar hasta el próximo lunes. Uno de los motivos de la demora sería el poco tiempo que tendrá Loser para analizar tantos temas y para congeniar en tantas definiciones políticas. Una de ellas es la de la pesificación. Si bien en Economía están convencidos de que créditos y depósitos pactados en dólares deben pasarse a pesos a la paridad de 1,40, admiten que la decisión final es de Duhalde, quien recibe la presión de industriales y banqueros para que los préstamos se pesifiquen uno a uno (ver nota aparte).
El Fondo participa de la confección del plan desde el principio. El viceministro de Economía, Jorge Todesca, sostuvo que a raíz de ello “se ha ido ganando en confianza”. Además de la pesificación, se discutirá con Loser sobre la política monetaria, el presupuesto y la reestructuración de la deuda. Todesca entregó las siguientes definiciones sobre el proyecto de presupuesto, cuya aprobación resulta vital para conseguir el auxilio financiero:
PBI. La caída de la actividad económica se estima para el año en 4,9 por ciento, con una previsión inflacionaria –medida con el promedio de precios mayoristas y minoristas– del 15 por ciento. La contracción económica sería incluso superior a la del año pasado, que rondaría el 4por ciento. “El Gobierno supone que estaríamos recuperando el crecimiento el año que viene”, admitió el funcionario.
Aguinaldo. “Está incluido el pago del aguinaldo a estatales, pero todos los pagos dependen de la recaudación”, advirtió, dejando abierta la puerta para cancelar la liquidación del sueldo anual complementario. Lo mismo dijo respecto al Fondo de Incentivo Docente, cuyo pago estaría incluido en la pauta de gastos, pero se efectivizará siempre y cuando los ingresos fiscales lo permitan.
Déficit fiscal. “Estamos trabajando en una reducción muy fuerte del déficit respecto a los valores del año pasado”, anticipó el viceministro. En Hacienda se manejan con una proyección de déficit de entre 3500 y 4000 millones de pesos. “Estamos afinando números”, indicó Todesca. El ajuste estará en torno a los 8000 millones de pesos, incluyendo el ahorro por la renegociación de la deuda. El Estado se financiará en alrededor de 1000 millones con venta de Letras de Tesorería a las AFJP, y con el préstamo que pueda recibir de los organismos internacionales.
Emisión. Será de entre 3000 y 3500 millones de pesos. La salida de la Convertibilidad le devolvió al Banco Central la facultad de emisión, pero en Economía quieren ser prudentes para no desatar una carrera inflacionaria o una dispara del precio del dólar.
Impuestos. “No estamos pidiendo al Congreso (la aprobación de) nuevos impuestos, con excepción de las retenciones a las exportaciones petroleras, que se van a mantener”, prometió Todesca.

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Enrique Iglesias, presidente del BID, junto a Claudio Loser, del FMI.
 
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