ECONOMíA › FEROZ LUCHA DE LOBBIES EN LA DEFINICION DE LA PESIFICACION DE DEUDAS Y DEPOSITOS BANCARIOS

El Gobierno decide si licuará mucho o muchísimo

Ahorristas en dólares y el Estado serán los que tendrán que soportar el costo de la pesificación. La magnitud de ese aporte, que puede ir de 6 mil a 20 mil millones de dólares, es motivo de una intensa puja en el Gobierno. Economía busca minimizar esa brutal transferencia en beneficio de empresas y bancos.

 Por David Cufré

Eduardo Duhalde ratificó ayer que el próximo sábado se anunciarán las nuevas medidas económicas. Como en el casino, a medida que se acerca el momento en que el croupier grita no va más, los jugadores se amontonan para tirar sus últimas fichas sobre la mesa. Eso es lo que está ocurriendo esta semana. Los lobbistas de cada sector procuran torcer la decisión final hacia el lado de su conveniencia. Las marchas y contramarchas que ha dado el Gobierno en la aplicación de la política económica y las indefiniciones sobre cómo planea instrumentar la pesificación dan aire a los operadores para seguir con su trabajo. La guerra de lobbies se traduce en rumores de todo tipo, con esquemas para la pesificación tan variados como la cantidad de actores que participan de la contienda.
El viceministro de Economía, Jorge Todesca, quiso desactivar las versiones –surgidas incluso desde otras áreas de Gobierno, como el Ministerio de la Producción– y negó una de las alternativas sea pesificar todos los créditos bancarios uno a uno y los depósitos a 1,40. “Con esa opción todo el mundo aplaudiría, pero los bancos tendrían un desequilibrio fenomenal”, descartó el funcionario. Pero la idea de quienes presionan por esa opción no es que los bancos carguen con el costo, sino transferirlo al Estado. El descalce por la pesificación de los créditos a un peso y la devolución de depósitos a 1,40 debería ser cubierta con la emisión de títulos públicos. Evitar la quiebra masiva del sistema financiero y a la vez facilitar una licuación monumental de deudas empresarias le costaría a la sociedad unos 20 mil millones de pesos. Ese sería el monto de la emisión de nuevos títulos de deuda, a ser entregados a los bancos.
Desde el Palacio de Hacienda rechazan esa posibilidad, que a esta altura parece sepultada por el Gobierno. “No hay recursos para tratar a todos los deudores por igual”, argumentó Todesca, con lógica económica. La explicación de los hombres de Remes Lenicov es que como la ayuda financiera del FMI será limitada, los recursos no alcanzarán para un rescate tan amplio de los endeudados en dólares. La propuesta también es rechazada por una simple cuestión de equidad: el costo de sanear los pasivos empresarios recaería en toda la sociedad.
No es así como lo analiza el ministro de la Producción, José Ignacio de Mendiguren, la Unión Industrial Argentina y un grupo de bancos, entre los que se encuentran el BBVA Francés, Galicia y Citibank. Ese es el núcleo del grupo de presión en favor de la pesificación de los créditos uno a uno. La justificación para reclamar esa licuación de deudas empresarias es que el sector privado necesita ese desahogo para comenzar a producir y actuar como el motor de la reactivación. Eso es lo que le dicen a Duhalde el ministro de la Producción y la Unión Industrial. Los bancos, a su vez, afirman que la pesificación de créditos a 1,40 provocará un aumento explosivo de la morosidad y desatará un proceso de quiebras, por lo que no recuperarán el dinero prestado y se verán sumergidos en una segunda fase de la crisis.
La forma final que tomará la pesificación depende de la decisión política de Duhalde, arbitrando entre lobbies empresarios y los reclamos sociales para no ser los que carguen con el costo. Pero su decisión estará determinada, además, por lo que opine el FMI. El director del Departamento para el Hemisferio Occidental, Claudio Loser, estará hoy encerrado con el equipo económico y con las autoridades del Banco Central analizando todo el plan que se dará a conocer el sábado. Loser es un alto funcionario del FMI, con poder real para negociar, y que trae instrucciones desde Washington sobre cómo deben ser las cosas.
Remes Lenicov lo espera con el siguiente plan para pesificar la economía, que en líneas generales es el mismo al revelado la semana pasada por Página/12, pero al que se le han hecho algunos agregados de último momento:
- Los depósitos bancarios se pesificarán a 1,40.
- Se flexibilizará el corralito, para permitir las transferencias bancarias y reducir el plazo de devolución de los créditos reprogramados –que se hará en pesos–. La intención es desmontar el corralón y volver a la versión del corralito de Domingo Cavallo. También se analiza que los ahorristas puedan utilizar dinero bancario emitido contra los depósitos inmovilizados, buscando recomponer la cadena de pagos y revitalizar la economía.
- Los créditos bancarios superiores a 100 mil pesos se pesificarán a 1,40. Se prepara un mecanismo de ingeniería financiera para que los endeudados puedan afrontar el aumento de sus pasivos. Bajarán las tasas de interés y extenderán plazos para que las cuotas sigan siendo iguales a las que se pagaban en pesos antes de la devaluación. Lo que se anunció respecto a ese punto hasta el momento será corregido. Economía quiere que haya una gran flexibilidad para atender un amplio universo de casos muy diferentes, por plazos, montos y tasas.
- “Los créditos ya pesificados uno a uno se mantendrán así”, precisó Todesca. Pero una novedad es que el Gobierno pesificaría uno a uno todos los créditos hasta 100 mil pesos, suprimiendo los límites para prendarios (de 15 mil), personales (10 mil) y para la refacción del hogar (30 mil). La medida podría extenderse a los créditos no bancarios.
- El Estado compensaría a los bancos por la pesificación de ciertos créditos uno a uno y la reposición de depósitos a 1,40 con un bono, cuyo repago se haría con la recaudación de las retenciones petroleras y con el préstamo del FMI. El costo fiscal de esa opción de pesificación sería de 5000 a 6000 millones.
- Los créditos garantizados de la Fase 1 del canje de deuda se mantendrán en dólares, con las condiciones pactadas por Cavallo. Sin embargo, esto será así hasta que comience el capítulo de la reestructuración de la deuda, cuando se revisará la Fase 1 en función de lo que se acuerde con los acreedores del exterior.
Frente a este plan, algunos empresarios y banqueros están impulsando la pesificación de los créditos a 1,20, mientras que los depósitos se devolverían a 1,40. Es una propuesta intermedia entre sus ambiciones de máxima –la pesificación uno a uno– y lo que plantea Economía. De aquí al sábado, cada uno tirará para su lado, mientras el Gobierno se decide.

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Empleados y empresarios de inmobiliarias y escribanías se movilizaron frente a la Casa Rosada para exigir flexibilizaciones al corralito.
 
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