ECONOMíA › LA INVERSIóN FUE SóLO PúBLICA

Aporte estatal

 Por Tomás Lukin

Entre 2003 y 2011 el Estado nacional invirtió 73.448 millones de pesos para ampliar el sistema energético. El Ministerio de Planificación Federal precisa que en ese período la generación eléctrica se incrementó en 7422 megavatios, un alza del 41,5 por ciento, hasta alcanzar una potencia instalada de 25.322 megavatios. Por su parte, la capacidad de transporte de gas pasó de 118,6 a 145,9 millones de metros cúbicos por día (m3/día), un aumento del 23 por ciento. En un escenario de ausencia de inversiones de las empresas privatizadas para expandir sus capacidades productivas y sostenido aumento de la demanda de hogares, comercios e industrias, la activa presencia del sector público no es suficiente para asegurar el autoabastecimiento. Las importaciones de “combustibles y energía”, utilizados para la generación térmica de electricidad, acumularon durante los primeros ocho meses del año un crecimiento interanual de 133 por ciento, mientras que las exportaciones retrocedieron 3 por ciento. Esa dinámica redundó en un déficit en la balanza comercial energética que asciende hasta 2900 millones de dólares y suma presiones en el frente externo.

A lo largo de los últimos ocho años, la demanda anual de los hogares trepó 54 por ciento, la de los comercios subió 42 por ciento y las industrias aumentaron 35 por ciento. Las obras financiadas por el Estado nacional, según sostiene un breve documento elaborado por la cartera de Planificación Federal, permitieron extender la cobertura de energía eléctrica del sistema interconectado a más de 1,3 millón de hogares y la de gas natural a 1,5 millón de familias. Se trata de una ampliación significativa aunque en el Gobierno reconocen que existen sectores de la población que todavía no acceden a esos servicios o lo hacen en forma precaria. A su vez, la construcción de 4100 kilómetros de líneas de alta tensión permitió incorporar al sistema interconectado nacional distintas regiones del país que estaban aisladas.

Esos avances y las obras reactivadas en los últimos años, como la finalización de la central nuclear de Atucha II –entrará en funcionamiento el segundo semestre del año próximo–, contrastan con la ausencia de inversiones por parte de las empresas privatizadas. Después de ocho años de crecimiento económico sostenido, la emergencia del déficit de divisas en el sector, que resulta de las crecientes importaciones de gas natural licuado, gasoil y fueloil en un escenario de aumento y volatilidad en los precios, evidencia la necesidad de repensar la matriz energética. En ese sentido, según advierten distintos especialistas, es necesaria una visión regional que asegure los requerimientos energéticos del país y profundice la integración con el resto de los países sudamericanos.

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