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Los bancos ofrecen créditos caros, para pocos, y piden más exigencias

El Gobierno quiere que haya más préstamos. Los bancos dicen que no hay demanda. Página/12 relevó líneas existentes y, además de tasa altas, se piden requisitos mayores a los vigentes con el 1 a 1.

 Por Claudio Zlotnik

El mínimo que debe ganar una familia para acceder a un crédito bancario para comprarse un auto asciende a 1500 pesos netos mensuales. Entre 50 y 70 por ciento más que durante la convertibilidad. En los préstamos personales, la cuota no puede afectar más del 30 por ciento del salario del cliente. Hasta hace un año y medio esa relación era del 40 por ciento. En las escasas líneas hipotecarias disponibles, la cuota por cada 10.000 pesos tomados es de 170 pesos, contra 150 de la convertibilidad. Y el mínimo que debe ganar una familia por un préstamo medio (60.000 pesos) es de 3400 pesos por mes. Un monto al que accede una mínima parte de los argentinos. Estos ajustes que hicieron los bancos, sumados al fuerte aumento que tuvieron los precios de los bienes, también aparecen como los factores principales para explicar la ausencia de créditos. Bajo estas condiciones, si hay créditos será para pocos. Aquí se detallan algunos casos.
- Prendarios: Hasta la salida de la convertibilidad, para comprar un cero kilómetro se necesitaba acreditar un ingreso neto familiar de entre 900 y 1000 pesos mensuales. Ahora ese requisito saltó a 1500 pesos. En distintos bancos consultados por Página/12 explicaron que existen dos motivos que explican ese aumento: la fuerte suba que registraron los cero kilómetro y la mayor cautela de los propios agentes financieros. Aun a costa de resignar mercado, los banqueros prefieren como clientes a los de poder adquisitivo medio-alto y alto porque son las franjas que aparecen con mayor capacidad de repago. De hecho, el promedio salarial de quienes sacaron préstamos para adquirir automóviles fue de 1500 pesos durante los años del uno a uno, mientras que ahora esa cifra creció a 2500 pesos. El objetivo es ganar la crema del mercado, y por eso varios bancos financian los modelos más caros (Audi-BMW-Chrysler) a tasas muy bajas, 9 o 10 por ciento anual, para tentar a los clientes.
El incremento en los precios de los autos fue muy fuerte. El Gol de Volkswagen, el modelo más económico, pasó de 10.000 a 17.000 pesos. En otros modelos, como el Clio (Renault), Corsa (Chevrolet) y Palio (Fiat), los aumentos fueron superiores: en sus versiones más baratas pasaron a 27.000; 22.000 y 21.000 pesos, respectivamente. Ese fuerte aumento de los precios y las mayores restricciones crediticias limitaron al mercado a aquellos que ponen su auto usado como parte de pago. O sea, que sólo necesitan financiar una pequeña parte del costo del vehículo. Por ese motivo, el monto promedio de los créditos bajó, a pesar del brusco impulso de los precios, de 11.500 pesos durante la convertibilidad a los actuales 8000 pesos.
La fuerte retracción de la demanda y los cambios mencionados ocasionaron un ajuste en los bancos que ofrecen créditos. De la docena de entidades activas en el mercado prendario de los últimos años, sólo dos se reparten tres de cada cuatro ventas: Río-Santander (que tiene un acuerdo con 400 concesionarias) y BBVA Francés. Y apenas subsisten tres financieras, ligadas a las terminales automotrices. Las mayores restricciones crediticias y el aumento de precios derivó a su vez en un boom de los planes de ahorro organizados por las fábricas. Por la aversión a endeudarse también cayó el plazo promedio de los préstamos, de 36 a 24 meses.
- Créditos personales: Si bien no cambió el ingreso mínimo que el cliente debe demostrar para acceder al crédito, de 1200 pesos, existe una nueva restricción. La cuota no puede superar el 30 por ciento del salario, contra 40 por ciento de los años anteriores. Esto significa que antes, por un sueldo de 2000 pesos, la cuota máxima podía trepar a 800 pesos como máximo. Ahora ese tope se achicó a 600 pesos. Dicho de otro modo, para pagar 800 pesos de cuota habría que demostrar ingresos por 2640 pesos. La complicación radica en que los sueldos no aumentaron –en el mejor de los casos apenas semovieron–, mientras que los valores de los electrodomésticos se duplicaron. Es por eso que las ventas de equipamiento se están realizando mayoritariamente con financiamiento de las tarjetas directamente en los locales comerciales. La tasa de interés de estas líneas ronda 32 a 38 por ciento anual, entre 5 y 10 puntos más cara que en la convertibilidad. Desde la devaluación, el stock de estos préstamos cayó 57 por ciento, a 1500 millones de pesos.
- Créditos hipotecarios: Hasta ahora existen muy pocas líneas disponibles, y más caras que en la convertibilidad. Aunque los banqueros aseguran que este nicho volverá a enfrentarlos hacia fin de año, cuando en el mercado se espera un resurgimiento de estos créditos. Las ofertas que aparecieron parecen muy limitadas: el Nación, por ejemplo, otorga un máximo de 60.000 pesos. La cuestión es que si bien ese monto es superior a los 40.000 pesos del crédito medio de los años ‘90, parece insuficiente frente al aumento de las viviendas. En promedio, los inmuebles subieron 77 por ciento, en pesos, desde enero de 2002. En Capital, el alza resultó del 123 por ciento contra un 40 por ciento en el Gran Buenos Aires. Algunos puntos de este distrito, como Moreno, Florencio Varela o Monte Grande, no registraron variaciones por la inseguridad.
La falta de crédito obsesiona al Gobierno, que reclama que los bancos bajen las tasas. Estos, a su vez, focalizan el problema en la ausencia de demanda por la incertidumbre. Ninguno aborda, por ahora, la principal restricción: el retraso salarial frente a la inflación. A lo que se suman las propias restricciones que están imponiendo los bancos. De ese modo, si vuelve el crédito, será para muy pocos.

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Los bancos elevaron las exigencias para dar créditos, lo que excluye a la mayoría.
 
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