ECONOMíA › EL DESEMPLEO Y LA DISTRIBUCION REGRESIVA DEL INGRESO VAN PARA LARGO

Cuando no alcanza sólo con crecer

Una investigación realizada por uno de los principales bancos extranjeros que operan en el país muestra que recién en el 2010, de acuerdo con tasas de crecimiento optimistas, bajaría a un dígito la desocupación. Pero el ingreso de los asalariados no mejoraría.

 Por Claudio Scaletta

Un fuerte crecimiento de la economía hasta el 2005, que se prolongue luego a tasas sostenidas cercanas al 3 por ciento hasta el 2010, no alcanzaría por sí solo para frenar la continuidad de dos características que, desde hace más de un cuarto de siglo, forman parte indisoluble de la realidad socieconómica local: la distribución regresiva del ingreso y el desempleo en tasas de dos dígitos. Mientras el debate económico parece concentrado en la magnitud de la recuperación, el actual modelo de crecimiento lleva a proyectar para fines de la década que “la Argentina, con una población más empobrecida y con una distribución del ingreso cada vez más desigual, estaría cada vez más lejos del modelo de alta participación de la clase media y de elevada movilidad social que la caracterizó en el siglo pasado”. Tal es la conclusión de un trabajo del “Departamento de Research” de uno de los principales bancos internacionales que operan en el país.
La investigación “Distribución del Ingreso y desempleo en la Argentina: Visión de largo plazo”, realizada por economistas del Banco Francés, la filial local del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), considera en profundidad algunos datos conocidos. Entre ellos, el aumento del desempleo y la concentración en el reparto de la renta verificados desde mediados de la década del ‘70 hasta el presente.
- La historia. Si se toman como ejemplo los hogares del Gran Buenos Aires, entre 1974 y 2002 los ingresos cayeron para todos los niveles de la población en un 44,9 por ciento. Pero mientras que para el 20 por ciento de ingresos más altos la caída fue del 30,8 por ciento, para el 20 por ciento más pobre la merma fue de un impresionante 70,3 por ciento. El desempleo, en tanto, pasó del 2,5 por ciento en 1980 a 6,6 por ciento en 1990 y a un 19,4 por ciento en 2002.
- El nuevo escenario. Lo que resulta menos conocido es que, aun considerando supuestos muy optimistas sobre la evolución de la economía hasta el 2010, estos problemas estructurales seguirían sin resolverse. El escenario económico proyectado por los investigadores del Banco Francés muestra un tipo de cambio estabilizado en niveles similares a los actuales de 150 por ciento respecto a la época del 1 a 1. A su vez, se considera que el gobierno avanzará en la renegociación del endeudamiento público y cumplirá con las metas de superávit fiscal. En este contexto de estabilidad macroeconómica, el producto crecería en los próximos tres años “a una tasa superior a la que marca su producto potencial”. Ello se debería a que la recesión iniciada en el tercer trimestre de 1998 y finalizada en el segundo de 2002 provocó una subutilización de los recursos, lo que determinaría hoy la existencia de una brecha con el producto potencial del 14 por ciento, diferencia que, dadas las restricciones de la demanda, se cerraría recién al final del trienio 2003-2005.
- El Porvenir. Aunque tardío, el cierre de brecha no permitirá una mayor ocupación de la mano de obra. “A esa fecha la tasa de ocupación (trabajadores ocupados más lo que buscan activamente trabajo) estaría muy por encima de la histórica.” La explicación se encuentra en que “el crecimiento del capital y de la productividad total de los factores compensarían la no plena utilización del factor trabajo”. También en que “en la transición hacia un modelo donde impera un alto tipo de cambio, prevalecen recursos desempleados por falta de especialización para el nuevo patrón de producción”. Una vez cerrada la brecha, el país crecería a una tasa anual del 2,7 por ciento. El trabajo agrega que si bien esta tasa de crecimiento puede “parecer modesta para un país en desarrollo”, debe tenerse en cuenta que “alcanzar un punto más de crecimiento porcentual implicaría un crecimiento de la inversión bruta del orden del 10 por ciento anual”.
En este contexto, se supone que la oferta de trabajo se expande al mismo nivel que el crecimiento vegetativo de la población, esto es, a un niveldel 1,1 por ciento anual. A su vez, la demanda lo haría en función de una elasticidad empleo-PBI de 0,58 (la elasticidad empleo-PBI mide cuánto sube el empleo por cada punto porcentual de aumento del PBI). En consecuencia, recién a fines de 2010 el desempleo “volvería a tasas de un dígito”.
Para los ingresos, en tanto, los datos no serían “tan alentadores”. Si a pesar de la lenta retracción del desempleo se considera a partir de 2004 un crecimiento del salario real similar al crecimiento del PBI per cápita, “hacia fines del 2010 el salario real alcanzaría sólo a compensar parte de la caída sufrida en 2002”.
La conclusión de la investigación es que el actual modelo de “crecimiento lento del mercado laboral y de los ingresos” permite proyectar que para 2010 se llegará a niveles de desempleo similares a los de 1993, aunque con una participación de los asalariados en el producto inferior a la de dicho año (del 43 por ciento contra el 46,8).

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Las investigaciones muestran que sin políticas específicas no mejorará la distribución del ingreso.
 
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