Martes, 23 de junio de 2015 | Hoy
ECONOMíA › EL GOBIERNO NEGOCIA CON LAS TERMINALES LAS CONDICIONES DE IMPORTACIóN PARA EL SEGUNDO SEMESTRE
Las empresas quieren obtener 100 millones de dólares adicionales por mes para adquirir vehículos y piezas del exterior. De este modo, el cupo se elevaría a 250 millones. Pero los funcionarios del área apuntan a mantener la pauta actual.
Por Javier Lewkowicz
El Gobierno negocia con las automotrices las condiciones de importación para el segundo semestre del año: a pesar de que las empresas quieren obtener 100 millones de dólares adicionales por mes para adquirir vehículos y piezas del exterior, los funcionarios del área apuntan a mantener la pauta actual. Si bien la producción del sector sigue en caída con respecto al año pasado, las terminales justifican su pedido por la baja de las ventas a Brasil, que afecta su provisión de dólares. “Para la situación actual, el monto alcanza”, responden en los despachos oficiales.
En lo que va del año, la producción de autos alcanzó las 216.154 unidades, lo que representa una caída interanual de 16,1 por ciento. Ese rendimiento responde a la dinámica tanto del sector externo como del mercado local, aunque las exportaciones, con una merma de 25,5 por ciento, traccionan más a la baja que las ventas a los concesionarios, que acumulan una caída de 14,9 por ciento. Ese disparidad se explica por la alicaída industria brasileña, hacia donde se dirige la mayor parte de la producción nacional exportable. Tampoco en el mercado local está presente la dinámica virtuosa de hace algunos años. Los salarios están más estables, se endurecieron las condiciones financieras y subieron los precios de los autos, que son bienes de consumo durable, con baja tasa de recambio.
En este contexto, venció el acuerdo del Gobierno con las empresas que regía desde principios de año, por el cual se otorgó un monto mensual para importar de 160 millones de dólares al grupo de terminales instaladas en el país, y de 80 millones para pagar las inversiones de las firmas.
Las empresas consideran que el sector requiere 100 millones adicionales, un total de 260 millones de dólares por mes. Lo justifican a partir de la caída de las exportaciones a Brasil, que especialmente afecta a Fiat, Toyota, Volkswagen y Ford. Mejorar la provisión de dólares en realidad es un objetivo en sí mismo para las terminales, porque les permite aflojar la relación con las filiales, a las que les compran producción en Brasil, y con la casa matriz. Pueden de esa forma diversificar la oferta de autos y tener más margen de maniobra para esquivar las exigencias oficiales.
Del lado del Gobierno, les respondieron que la baja de las ventas a Brasil, es cierto, reduce el ingreso de dólares, pero también matiza las necesidades de divisas, porque cae la producción local, que requiere de piezas y partes importadas. Por eso la ministra de Industria, Débora Giorgi, les planteó a los representantes de las empresas, en la apertura del Salón del Automóvil, que no iba a haber mayores novedades. En cambio, les dijo que “seguiremos apoyando a las terminales, atentos a los precios internacionales, administrando el comercio exterior y reorientando la producción al mercado interno y a otros destinos de exportación, pero ustedes tienen que profundizar el camino de la inversión”.
Más allá de algún cambio en el monto total, que no será muy significativo, el Gobierno propuso modificar la reasignación del cupo en función de las nuevas necesidades, con atención a la caída de las exportaciones pero, más precisamente, a la evolución de la producción. En otras palabras, al grado de reemplazo de exportaciones por ventas internas. Otra propuesta del Gobierno es que se estiren los plazos de pago de las importaciones, aunque las firmas advierten que la mayor parte de las compras externas provienen de las filiales de Brasil, “que están peor que nosotros”, y que el resto de los productos que ingresan de extrazona, ya sean autos terminados o insumos para producir, no mueve la aguja.
El peso del sector automotor se percibe en varios planos, desde el impacto mediático de las suspensiones y los lanzamientos de modelos hasta el rojo de divisas que genera la baja integración de piezas locales. Otra medida es el impacto en las estadísticas. Consultado por la baja interanual sostenida de la industria en los últimos 21 meses, el ministro de Economía, Axel Kicillof, advirtió que el índice, si se excluyen los autos, mostraría otra cosa. A simple vista, la correlación luce alta. De los 21 períodos de baja, en 19 oportunidades los autos cayeron. El sector, durante varios años, impulsó el índice al alza; ahora hace lo contrario.
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